Algunos ciclistas hacen lo mismo de lo que tanto se quejan de los automovilistas: violar el reglamento de tránsito.
Se pasan los altos, conducen mientras hablan por teléfono y en sentido contrario, no respetan los señalamientos, y hasta circulan sobre las banquetas, poniendo en riesgo a los peatones.
“Hay gandallismo en quien puede hacerlo en el espacio público: del camión al coche, del coche al ciclista y del ciclista al peatón”, opina Agustín Martínez, presidente de la asociación Bicitekas. Esto, asegura, se debe principalmente a que nadie conoce el reglamento y que no hay una autoridad que haga que se cumpla.
El oficial de tránsito Hernández, que ronda en la delegación Benito Juárez, explica que no detienen ciclistas porque la amonestación verbal los mete en más problemas: “Les llamamos la atención y luego nos graban, nos reportan, y nos va peor”.
Además, puntualiza, son más difíciles de localizar porque no tienen una placa para identificarse y si se van, no los puede interceptar otro elemento.
El Reglamento de Tránsito Metropolitano establece en el artículo 29 que todos los ciclistas deben respetar el sentido de las vías, circular por la extrema derecha y de haber un carril exclusivo, usarlo obligatoriamente.
También indica que deben portar bandas reflejantes por la noche y en el artículo 30 establece que los ciclistas tienen prohibido circular sobre banquetas y áreas reservadas al uso exclusivo de peatones; tampoco pueden transportar carga que impida que mantengan ambas manos en el manubrio.
“Los ciclistas que no cumplan con las obligaciones de este Reglamento serán amonestados verbalmente por los agentes y orientados a conducirse de conformidad con lo establecido por las disposiciones aplicables”, especifica el documento.
“Usar la banqueta no está del todo mal mientras se mantenga una velocidad baja y haya un respeto al peatón, porque de no hacerlo así las diferencias en el recorrido serían muy grandes…. Por ejemplo, mi caso, si sigo todos los sentidos y no subo a las banquetas, recorrería 1 km 100 metros, contra 50 si tomo algunos atajos”, dice Roberto Remes, de la organización Ciudad Humana, que promueve la construcción participativa de ciudades sostenibles.
El problema con el Reglamento es que nadie lo respeta, dice Martínez, “nadie conoce sus derechos ni obligaciones, ni el peatón ni el automovilista, a veces tampoco los choferes de transporte público”.
“El uso de la bicicleta ha crecido mucho pero sin reglas, cada quien lo ha hecho en función de su propio beneficio”, coincide Remes.
Martínez cuenta que por ejemplo en La Habana, Cuba, si vas en sentido contrario, un policía te detiene, te advierte que estás poniendo en peligro tu vida y la sanción es un taller de civismo.
LA GUÍA DEL BUEN CICLISTA
Con la implementación del programa Ecobici, las autoridades capitalinas difundieron el ‘Manual del Ciclista Urbano’, precisamente para evitar lo más posible actitudes como las que ahora ocurren. Aquí el ideal de lo que debería ocurrir: los ciclistas deberían circular en el sentido de la vialidad, estar separados de los autos estacionados, circular en línea recta o rebasar sólo por la izquierda, etc.
REALIDAD QUE CIRCULA SOBRE RUEDAS
Tanto las autoridades como los usuarios deben poner de su parte para solventar la situación:
Agustín Martínez
“La autoridad te ve pasarte un alto y no dice nada, ellos mismos en bicicleta se pasan altos. No hay esa sensación de que un policía te haga sentir cuidado”.
Roberto Remes
@GoberRemes
“Usar la banqueta no está del todo mal, mientras se mantenga una velocidad baja y haya un respeto al peatón, porque de no hacerlo así las diferencias en el recorrido serían muy grandes”.
Oficial de tránsito
Sin cuenta de Twitter
“Les llamamos la atención (a los ciclistas que incumplen el reglamento) pero luego nos graban y nos reportan, y nos va peor”.
(Luisa Cantú)