Hay más empleos pero mal pagados
2 de mayo 2017
Por: Diana Delgado

Chilangos mal pagados

Aunque en la CDMX se han creado el 21% de los empleos a nivel nacional, los salarios no están a la altura para las necesidades básicas

Aunque el desempleo se redujo, los sueldos bajos obligan a los capitalinos a hacer ‘de todo’ para que les alcance

ARTE: MICHEL LARIS

Dicen que para reactivar la economía hay que trabajar para generar más recursos y así lograr una cadena de prosperidad, pero eso no está pasando.

Entre 2013 y 2016, en la CDMX se crearon 526 mil 386 empleos formales, de acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo (STyFE). Y en el mismo periodo, el salario mínimo subió 15.28 pesos. Sin embargo, la economía de las familias no mejora. Para los expertos, las causas son la precarización del trabajo
—o sea, empleos mal pagados— y la falta de especialización.

“Estamos en una situación en la que el desempleo es bajo, pero el sueldo no es suficiente. Desde la crisis de 2008, las empresas han intentado recortar gastos y la forma más fácil de lograrlo es con mano de obra menos cualificada y pagar salarios bajos”, explica Leticia Armenta, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey.

Pero hay cifras que tratan de no deprimirnos. En tres años, la tasa de desempleo en la CDMX disminuyó, pues mientras en 2014 era la cifra más alta del país con 7.4%, al 2017 solo el 4.3% no tiene trabajo.

Sin embargo, a los salarios superiores a los 800 pesos diarios sólo acceden el 8.3% de los chilangos.

Según expertos, la precarización es argumento suficiente para que los aumentos al salario mínimo no sirvan, pues, dicen, basta contrastar los ingresos con el gasto familiar para ver que no es suficiente.

La dinámica familiar promedio de la ciudad consiste en dos figuras proveedoras y dos receptoras —que no aportan dinero, pero demandan gastos— y a partir de esa conformación, cada persona mide su ingreso para solventar sus necesidades.

Tomando en cuenta los gastos diarios de cada persona en aspectos simples, como lo que gasta en trasporte y llevar una alimentación basada en el Plato del Buen Comer, se puede concluir que “una familia de cuatro miembros gasta alrededor de 445 pesos diarios”, detalla Kenia Sánchez Zepeda, responsable de la Coordinación de Investigación en Estudios e Intervención Social de la Escuela Nacional de Trabajo Social.

Bajo esta dinámica, muchos hogares en la capital tienen un déficit de 125 pesos, pues su ingreso diario es de 320 pesos, cantidad insuficiente para una vida digna.

Especialistas en buscar trabajo
Manuel Rivero egresó de la carrera de Administración hace seis años. Desde entonces, no ha logrado encontrar un trabajo estable o con una ganancia que le permita independizarse a sus 29 años. Hoy cursa una maestría con la esperanza de que su especialización signifique una oportunidad laboral atractiva.

“Parece que estudiamos para que nuestro título sea un trofeo y no un trampolín para una vida mejor. Cada que buscas un empleo te enfrentas con que te piden años de experiencia para un puesto de becario o de asistente con cinco mil pesos al mes”, reclama.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, los profesionistas capitalinos son los mejor pagados del país, sin embargo, aunque estudiaron una carrera, obtienen en promedio 11 mil pesos al mes. Algo que desanima a los egresados.

Las áreas con los ingresos más altos son Química, Arquitectura, Urbanismo y Diseño, las Físico Matemáticas y Ciencias Biológicas; mientras que las menos favorecidas son Artes, Humanidades y Educación, según el Observatorio Laboral.

“Ahí tenemos una gran contradicción porque las personas con mayor grado educativo podrían aportar ideas y trabajo, sin embargo, observamos una lógica que consiste en disminuir costos con mano de obra de bajo salario, despreciando las posibilidades de quien puede aportar más”, explica la especialista en economía.

El problema, sugiere el director general de Empleo de la STyFE, Daniel Fajardo Ortiz, es la falta de especialización de quienes buscan un espacio, pues los salarios más altos del país están en la ciudad.

“En la bolsa de trabajo nos llegan ofertas con sueldos de hasta 70 mil al mes, pero, por ejemplo, piden que sea un programador, bilingüe y con certificaciones, y por desgracia no se cumplen esos requisitos y la gente con grados académicos se rezaga en otros empleos con alta demanda y bajo pago”, explica. Un círculo nada próspero.

Hacer talacha extra
Cerca del 30% de quienes tienen un empleo formal enfrentan otro problema: están subocupados, es decir, tienen otro trabajo para mejorar sus ingresos. Tiendas, taxis, call centers y negocios familiares son los principales espacios en donde los capitalinos dobletean.

Claudia Castro tiene 20 años laborando para una dependencia de gobierno. Es madre de tres hijos y apoya a su mamá que tiene 70 años. Además de su empleo formal, hace trabajos de costura.

“Si no tuviera ese ingreso extra no podría pagar las cuentas. Uno de mis hijos me ayuda y acompletamos con la pensión de mi mamá. No hay dinero que alcance”, dice.

Para Kenia Sánchez, hay quienes a la doble jornada le agregan otra más. “Son actividades domésticas y de cuidado. Estamos hablando entonces de una triple jornada laboral”, explica la investigadora en trabajo social.

¿Acaso por eso no llegamos a la quincena?

En cifras:

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