El 70% de los pequeños negocios cierra en dos años, una tendencia que hará que empresarios del DF no tengan una ‘blanca Navidad’.
Gabriel y Juan Carlos Cortina no tendrán una feliz Navidad este año.
En 2009, lanzaron su programa Siempre Verde, con el que rentaban árboles navideños a los habitantes del Distrito Federal y los municipios cercanos del Estado de México. Su meta, aseguran, era ofrecer a las personas una alternativa para disfrutar de este adorno en sus casas sin tener que afectar al medio ambiente.
Ahora, sin embargo, no consiguieron los recursos económicos suficientes para mantenerse activos, lo que los convirtió en parte del 72% de los emprendedores de la Ciudad de México que baja la cortina luego de sólo cinco años de operación, de acuerdo con el estudio Esperanza de vida de los negocios por entidad federativa, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Esta cifra incluye tanto a los negocios que trabajan todo el año como a los que ven un periodo como su temporada fuerte.
Los negocios que sí llegan a la época decembrina tienen la oportunidad de sacar jugo a las fechas. La Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México estima que, por cada familia de cuatro integrantes, se gastan cuatro mil 200 pesos que se distribuyen en regalos, cenas de fin de año y adornos navideños.
Los hermanos Cortina afirman que con su proyecto no aspiraban a volverse millonarios. En cambio, aseguran que su prioridad era promover una acción de responsabilidad social que sensibilizara a las familias para evitar que en esta época se talen árboles con fines ornamentales, y que únicamente querían lograr que la iniciativa se mantuviera por sí sola aunque no generara muchas ganancias.
Siempre Verde rentaba pinos a un precio de mil 500 pesos. Este monto cubría el arrendamiento del árbol, la entrega y su recolección. Tras este último paso, el árbol era sembrado en una unidad de manejo ambiental en el estado de Puebla, donde ya no podía ser talado.
Juan Carlos explica que esos costos de operación resultaban muy altos, pues implicaban capacitar a productores de árboles de Perote, en el estado de Veracruz, contratar biólogos para el cuidado de la vegetación, comprar macetas reciclables, contar con tráileres para llevar a cabo los traslados al Distrito Federal, rentar una bodega para almacenar los pinos, así como pagar gasolina y choferes.
“Nosotros estábamos buscando apoyo por parte del gobierno, buscamos concursos y fondos, conseguimos préstamos y créditos, vendimos coches y motos. Al final quedamos endeudados”, relata.
Corta esperanza de vida
Otra iniciativa similar de renta de árboles, Verde Navidad, también cerró sus puertas en 2013 por los costos de operación. Y el proyecto de Isela Pérez, quien vendía velas aromáticas con la mira puesta en diciembre como su mes de más transacciones, terminó tras ocho años, luego de que las ventas fueron bajando paulatinamente.
Con todo, estos tres negocios vivieron más que el promedio, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico local (Sedeco), que tiene una estimación de vida menos optimista que la del Inegi. Según la dependencia capitalina, 70% de los emprendedores fracasa apenas dos años después de abrir, no cinco.
Un caso distinto lo representa la empresa Renueva, que también renta árboles de Navidad pero tiene su principal apuesta en otras actividades como la construcción de muros y azoteas verdes. A decir de sus directivos, la renta de pinos es más una acción de responsabilidad social que una estrategia para obtener ganancias.
Analizar el entorno en todo momento
Fernando Lazalde, estratega de innovación de la consultora Cirklo, explica que emprender un negocio aprovechando determinadas temporadas del año, como la Navidad, requiere la misma planeación que se necesita para iniciar un proyecto que opera durante todo el año.
Primero, detalla, se tienen que estudiar las necesidades de la época, analizar cómo ha cambiado el mercado con el paso de los años y qué tendencias surgen según las temporadas, para de esa manera adaptarse a las necesidades y exigencias de los compradores.
El Distrito Federal, argumenta Lazalde, se caracteriza por tener una amplia oferta de productos y servicios. Y esta abundancia desemboca en la saturación de ciertos rubros en los que, si productos o servicios carecen de calidad o un distintivo en comparación con el resto, tienden a fracasar.
Para 2016, según las estimaciones de las autoridades capitalinas, abrirán otros 40 mil negocios. De ellos, apenas poco más de un cuarto logrará sobrevivir.
Paso a paso
El Consejo de la Comunicación, órgano perteneciente al sector privado, da algunos consejos para emprender un negocio:
- El primero es tener un plan de negocios con una descripción clara de qué se quiere hacer y el porqué. Además, se debe incluir un análisis del mercado, la competencia y las dificultades que se enfrentarán.
- Sobre los productos o servicios que se ofrecerán, se debe definir por qué podrían interesarles a los clientes por encima de los de la competencia, así como el tipo de clientela que se buscará tener.
- Otro aspecto clave es determinar las necesidades de operación, es decir, los elementos básicos para echar a andar el negocio, como maquinaria y materias primas, y armar un plan de financiamiento.
El panorama en la capital y en los estados
La Ciudad de México no ofrece las mejores condiciones para hacer negocios, de acuerdo con el reporte Doing Business del Banco Mundial (BM). Este documento sitúa al Distrito Federal en el puesto 32 en facilidad para emprender, en contraste con Colima, que ocupa el primer lugar. En el rubro de qué tan sencillo es obtener permisos para construcción y registrar propiedades, el DF está en los escalones 26 y 32, respectivamente, mientras que en el de vías y trámites para ingresar a la economía formal y arrancar un negocio, el 11.