En asuetos y de noche, trabajadores subcontratados por el GDF limpian las vías primarias, una labor considerada de alto riesgo.
Entrada la noche, vestidas con trajes amarillos con naranja y equipadas de escobas, cientos de personas salen a las calles del Distrito Federal para barrer las vías primarias de la capital, desde Insurgentes Norte hasta el extremo sur de Periférico.
Se trata de unos mil 800 trabajadores de limpieza que el GDF contrata, a través de 15 empresas, para limpiar las principales vialidades en tres horarios: diurno, vespertino y nocturno.
Entre ellos hay tanto mujeres jóvenes, a quienes trabajar de noche les facilita cuidar a sus hijos durante el día, como adultos mayores como Gelacio Aguilar, quien dice que lleva 12 de sus 60 años barriendo las calles del DF.
Mientras realiza su trabajo, Gelacio cuenta que trabaja seis días a la semana y en días festivos por un sueldo de mil 600 pesos a la quincena, y afirma sentirse contento con su tarea, aunque organizaciones civiles la catalogan como uno de los empleos de mayor estrés por la posibilidad de sufrir accidentes.
“Me gusta mi trabajo porque me gusta tener limpia mi ciudad. Ora sí que desde que comenzó Servicios Urbanos estoy aquí y me ha gustado, aunque haya gente a la que le molestan los cierres que se hacen cuando uno barre”, dice, al tiempo que limpia los carriles centrales de Periférico Sur, a la altura de TV Azteca.
“Yo considero que este horario está bien y no es muy cansado… Como tengo que atender a mis hijos en el día, no se me complica”, comenta por separado Sabina Huerta, barrendera desde hace apenas seis meses.
Con accidentes “mínimos”
Los peones, como también se les conoce, trabajan en las cinco zonas en las que se dividen las vías primarias de la capital. Laboran en turnos de ocho horas y, según reconoce Jesús Cruz, director de Limpia e Imagen Urbana de la Secretaría de Obras (Sobse), corren el riesgo de que un automovilista no vea o no respete las señales que cortan la circulación en una avenida.
En 2011, un conductor arrolló a un trabajador en la colonia Prados Churubusco, en la delegación Iztapalapa. En mayo de 2014, una pareja de adultos mayores fue atropellada en Coyoacán mientras empujaba un carro de basura.
A pesar de lo anterior, Herlinda Islas, supervisora de la empresa Servicios Especializados en Limpieza, asegura que los siniestros son pocos y que, para enfrentar posibles accidentes, la compañía da atención médica a sus empleados por medio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Hemos tenido incidencias de gente que maneja tomada y se brinca los cierres. Lo más común es que automovilistas se estampen en los camiones que van avanzando con nosotros, pero afortunadamente, como abanderamos la brigada y vamos con precaución, los accidentes a peones son mínimos”, asegura.
Las vialidades más sucias
La Sobse, responsable de la limpieza de las vías primarias, considera que las más sucias —y que por ello representan un mayor reto para los peones— son las ubicadas en el oriente y en el centro de la capital.
Esto se debe a que en ellas se realiza una constante actividad comercial, de vendedores establecidos y ambulantes, y a que en las inmediaciones de la zona también existen muchas viviendas.
“No es lo mismo la dinámica diaria en zonas donde hay oficinas y viviendas que en aquellos rumbos donde la gente acostumbra a dejar su basura en las banquetas o en tiraderos clandestinos”, dice el director de Limpia e Imagen Urbana.
“Los peatones siempre buscan donde arrojar la bolsita del dulce, la botella de pet, y los sitios favoritos son en áreas verdes”, añade el funcionario.
Francisco López, quien tiene cinco años como barrendero, dice que, después de ese tiempo de experiencia, ya no se sorprende de lo que puede encontrar en las calles. Incluso, asegura que en varias ocasiones se ha topado con animales sacrificados para “trabajos de brujería”.
“Lo más común es encontrar perros, gatos, gallinas, hasta chivos muertos, y lo que hacemos es enterrarlos en las áreas verdes para evitar la peste y molestia a automovilistas y peatones de la zona. Pocas veces encontramos cosas de valor; en su mayoría es cascajo, bolsas de basura”, dice.
En las jornadas nocturnas, la tarea de los trabajadores concluye a las cuatro y media de la mañana. Esto, con el objetivo de que los cierres viales terminen a las cinco y los automovilistas que salen de sus casas desde temprano circulen sin obstáculos.
A esa hora, los peones son llevados en transportes a un punto de reunión donde, cuando vuelve a oscurecer, son recogidos para volver a la faena.
Accidentes fatales
Estos son algunos casos de trabajadores muertos mientras hacían su labor:
- 3 de noviembre de 2001. Israel Téllez barría la lateral de Río Churubusco cuando fue atropellado por un conductor que ignoró los señalamientos que restringían la circulación.
- 7 enero de 2011. Fernando Lara fue arrollado en la colonia Prados Churubusco. El conductor responsable trató de escapar, pero chocó contra un árbol y quedó atrapado.
- 23 de julio de 2012. Heliodoro Vázquez fue llevado a un hospital en estado grave y falleció momentos después de que fue prensado entre dos vehículos.
- 17 de mayo de 2014. Una pareja de adultos mayores fue arrollada por una camioneta en Coyoacán. El hecho ocurrió cuando estas personas empujaban un carro recolector de basura.
- 23 de agosto de 2014. Una motoneta arrolló a un trabajador en la colonia Jardines de Churubusco, en Iztapalapa. Esto sucedió cuando el conductor de la motoneta trató de esquivar un auto que se le cerró.
Un trabajo de alto riesgo
La asociación Gente Contra la Ansiedad señala que los trabajadores de limpieza tienen uno de los 10 empleos más estresantes en el país, sea por carga de trabajo o por la posibilidad de sufrir accidentes. Ocupan el lugar siete de la clasificación, arriba de agricultores, policías y médicos. En el lugar uno están quienes trabajan en fábricas o con sustancias químicas, seguidos de los trabajadores de la construcción, los pilotos aviadores, los mineros, los ingenieros eléctricos y los choferes.