Cuando hay contingencia, el nivel de partículas es tal que puede causar daños serios a la salud, y el problema amenaza con agravarse.
La mañana del miércoles, Lalo y Rogelio se negaron a interrumpir su rutina de salir a correr en el bosque de Tlalpan, a pesar de que las autoridades habían declarado contingencia ambiental fase I y recomendado a los capitalinos que evitaran hacer ejercicio en exteriores.
Ambos argumentan que deben ejercitarse “llueva, truene o relampaguee”, una actitud que compartieron otros chilangos al dejar de lado las restricciones derivadas de la contaminación.
Sin embargo, especialistas advierten que las recomendaciones emitidas durante las precontingencias o contingencias ambientales —como limitar la actividad física o incluso suspender actos públicos— no deben ser tomadas a la ligera, porque los contaminantes presentes en el aire pueden afectar seriamente la salud y tener consecuencias a largo plazo.
Más aún, dicen los expertos, esto debe ser tomado en cuenta ante el previsible aumento de la contaminación, a causa de la gran cantidad de vehículos que circulan en la ciudad y de la falta de políticas públicas que cambien esa situación.
“Estamos viviendo un fenómeno agudo de exacerbación de los niveles permisibles de ozono para la salud, y esto principalmente puede causar efectos a nivel de enfermedades de asma o cardiovasculares”, dice Claudia García, investigadora del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), quien estudia las consecuencias de las partículas PM10 y PM2.5 en el cuerpo humano.
Los primeros impactos de la mala calidad del aire son irritación en los ojos y la garganta. A esto le sigue la agudización de padecimientos como asma, alergias, bronquitis y enfisema. Y en última instancia, según ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación es otro factor de riesgo para desarrollar distintos tipos de cáncer.
De acuerdo con cifras oficiales, el número de muertes en la capital relacionadas con enfermedades respiratorias subió 12.5% en un periodo de cuatro años. En 2011, la cantidad de decesos fue de seis mil 76 y para 2014 —el dato más actual— llegó a seis mil 840.
Focos rojos
En la ciudad, las áreas consideradas de mayor riesgo son el norte y el centro.
Al norte, en las delegaciones Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, a la contaminación vehicular se suma la producida por las industrias ahí instaladas, así como la de los municipios cercanos del Estado de México. Al centro, en la delegación Cuauhtémoc y parte de la Benito Juárez, los niveles de contaminantes son altos por la cantidad de personas que se desplazan a esos puntos a trabajar o estudiar.
Según los especialistas, esto implica que los ciudadanos que se trasladen a estos lugares deben ser más rigurosos con las recomendaciones de salud.
¿Hay soluciones?
Hasta la semana pasada, la capital había tenido 14 años sin que se declarara una contingencia ambiental. Esta última se extendió del martes al jueves y confrontó a autoridades de varios niveles.
El jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, culpó a los estados vecinos de no realizar adecuadamente la verificación de vehículos y, con ello, contribuir a la contaminación de la capital. En respuesta, los gobernadores del Estado de México, Hidalgo y Puebla —Eruviel Ávila, Francisco Olvera y Rafael Moreno Valle, respectivamente— rechazaron ser omisos con las normas ambientales y dijeron que el problema no se resolverá repartiendo culpas.
Frente a esto, algunos especialistas advierten que la única solución de fondo es limitar la circulación de vehículos en la capital, donde ya existen 5.5 millones de automotores y en la cual cada día transitan otros dos millones de foráneos.
“La ciudad debe tener un límite, desde el punto de vista espacial, del número de carros que circulan por sus avenidas”, dice Delfino Hernández, experto del Laboratorio de Riesgos Naturales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“También, haber eliminado la restricción en la circulación de los autos antiguos representa una equivocación que, más que lógica, fue medida populista”, añade el investigador, al referirse a los más recientes cambios al programa Hoy No Circula, con los cuales se permitió que cualquier vehículo —sin importar su año— circule diariamente si pasa la verificación.
Después de esta contingencia ambiental, las autoridades federales y locales anunciaron que próximamente se darán a conocer ajustes al Hoy No Circula. Al respecto, los expertos advierten que, mientras eso ocurre y se deciden otras medidas ante el problema, sigue presente el riesgo de que la contaminación aumente y la ciudadanía deba extremar los cuidados a su salud.
Mantente informado
Si quieres saber de la calidad del aire en la ciudad, existen varios medios para hacerlo:
- En la página www.aire.df.gob.mx, el Gobierno de la Ciudad de México publica información en tiempo real sobre cada área de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).
- Los datos disponibles en este portal son los recabados por las 46 estaciones de monitoreo de la ZMVM, distribuidas en la capital y en los municipios conurbados del Estado de México.
- Otra opción es la aplicación Aire, en la que los usuarios de teléfonos inteligentes pueden revisar la calidad del aire del área donde se encuentren y recomendaciones, como si se debe o no hacer ejercicio.
- Cuando la calidad del aire baja y existe riesgo de precontingencia o contingencia, las autoridades de la ZMVM realizan cortes informativos para dar a conocer si se aplicarán medidas especiales.
- En la pasada contingencia, el gobierno federal también intervino en el asunto a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Precontingencias y contingencias
En la Ciudad de México, las autoridades declaran precontingencia ambiental por ozono o por partículas PM10 —integradas por partículas metálicas, polvo, cenizas, hollín, cemento o polen— cuando los niveles de estos superan los 150 puntos. La contingencia fase I por ozono se da cuando este compuesto se ubica por encima de los 180 puntos, y por partículas PM10, cuando éstas alcanzan los 175 puntos. La contingencia fase II se produce cuando el ozono o las partículas PM10 llegan arriba de los 230 puntos.