Alzar la voz, exigir respeto, buscar ayuda y denunciar son acciones con las que las mujeres pueden encarar el acoso callejero.
Caminas por la calle. Dos hombres te siguen con la mirada y, cuando pasas frente a ellos, escuchas: “Mírala, está bien rica”. Después observas que alrededor hay otras personas quienes, además de ser testigos, pueden ayudarte. Entonces, es momento de enfrentar a tus acosadores.
De acuerdo con expertos en el tema y con prácticas internacionales, esto es recomendable porque, de esa manera, se exhibe el acoso sexual callejero —que en la Ciudad de México es considerado un delito—, se le inhibe y, al tomar una posición de superioridad frente a un acto que las incomoda, las mujeres se empoderan.
En otros países de América Latina, esta respuesta frente a los acosadores se promueve desde hace tiempo. En Chile, por ejemplo, se reparten folletos para orientar a las mujeres sobre qué hacer.
Para Patricia Piñones, investigadora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM, con estas acciones se exige y defiende el derecho de las mujeres a transitar libremente y de manera segura. Esto, debido a que el acoso callejero es el tipo de violencia más visible en el espacio público, pero también el más invisibilizado desde las instituciones y el menos atendido, agrega la académica.
Cuando una mujer se defiende, el acosador lo pensará dos veces la próxima ocasión, comenta Patricia Balderas, integrante de la asociación Habitajes. “Si te defiendes, nos defiendes a todas”, sostiene.
A lo largo de este año, grupos de mujeres se han unido en todo el país para demandar un alto a las distintas manifestaciones de la violencia de género. La protesta más concurrida se realizó el 24 de abril en varias ciudades. En la capital —donde este fin de semana se realiza el tercer Congreso Peatonal—, una de las consignas más repetidas fue “¡No es piropo, es acoso!”.
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Paula Soto, investigadora de la UAM, afirma que el acoso no sólo debe ser exhibido, sino también denunciado —aunque parezca complicado acudir ante las instituciones de justicia—, porque sin denuncias formales una parte de la sociedad seguirá creyendo que este problema es más percepción que realidad.
“Lo que ha ocurrido en el espacio público es que no se reconoce como un problema, porque predomina la idea de que las mujeres sienten miedo pero sólo son víctimas en menor cantidad. Eso pasa porque la única forma de registro son las denuncias y, mientras las mujeres no denuncien, a nivel de política pública el tema seguirá muy invisibilizado”, dice.
Teresa Incháustegui, directora del Instituto de las Mujeres local, reconoce la situación y señala al respecto que las únicas cifras disponibles no provienen de la procuraduría capitalina, sino de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe).
Esas estadísticas señalan que 70% de las mujeres de la capital ha sufrido algún incidente de acoso, en la calle o el transporte, al menos una vez en su vida.
Siete puntos básicos
En el contexto que se vive en el país y en la ciudad, las especialistas consultadas coinciden en que las mujeres pueden seguir siete recomendaciones para reaccionar asertivamente frente al acoso callejero.
1. Evaluar el entorno. Si alrededor hay más personas, se puede proceder porque los demás ciudadanos pueden brindar ayuda. De lo contrario, es mejor no exponerse a más riesgos.
2. Adoptar una postura segura. Al mirar a los ojos del acosador, desaparece la relación de poder. Además, se sugiere caminar con la cara en alto y proyectar seriedad, confianza y calma.
3. Levantar la voz y exigir respeto. No mostrar agresividad ni usar groserías, pues eso puede estimular más al acosador. Hay que dar un mensaje claro y firme: “Lo que estás haciendo se llama acoso y no se te va a permitir”. Esta respuesta puede ensayarse con amigos o familiares.
4. Pedir ayuda. Convocar a testigos, señalar al acosador y en voz alta decir: “Esta persona me está acosando/tocando”. Después, marcar al 066, acercarse a un poste de emergencia y apretar el botón de alerta. La videocámara enfocará la escena.
5. Conversarlo. Para superar la sensación de culpabilidad o vergüenza, se recomienda platicar el hecho con amigos, familiares o en un blog. Una mujer que sufre acoso no es culpable de nada y no debe sentirse mal, subrayan las expertas.
6. Denunciar. Es posible que las autoridades minimicen el caso, pero se debe insistir para lograr que se generen estadísticas. El acoso y abuso sexual están tipificados como delitos en los artículos 16, 177, 178 y 179 del Código Penal de la capital, y las miradas, los gestos y las palabras lascivas son una falta cívica, según el artículo 23 de la Ley de Cultura Cívica local.
7. Grabar o transmitir el acoso en redes sociales es muy efectivo para documentar y generar una denuncia social. Para ello se puede usar el celular.
Las especialistas coinciden en que el problema es complejo y la solución debe ser integral, con nuevas leyes, una campaña mediática que visibilice la situación y la participación del sistema educativo.