Estudiar, ¿para qué?

Elegir mal tu carrera profesional en una ciudad competitiva, como el DF, puede rápidamente convertirse en una pesadilla

Rubén Jiménez siempre quiso ser abogado. El primer día de clases en la licenciatura de derecho en la UNAM, sacó su mejor traje, hizo el nudo de su corbata y se colocó el saco; dejó el último botón sin abrochar. Se miró en el espejo y sintió que pertenecía al un mundo de élite con el que había soñado desde la preparatoria.

Cursó la carrera universitaria sin contratiempos e incluso obtuvo una primera práctica profesional en un despacho de Polanco, con un salario de cuatro mil pesos mensuales, de forma temporal. Pero los verdaderos problemas comenzaron cuando se tituló y no encontró otra opción que permanecer en la misma oficina, con su sueldo de practicante.

Se estancó y, a dos años de su entrada al mundo laboral, –ahora tiene 26– no ha podido abandonar la casa de sus padres, porque lo que cobra se le va en gasolina y comidas, en espera de una mejor oferta de trabajo.

Desde hace unos cuantos años, en el DF existe una sobredemanda en ciertas carreras universitarias, donde el campo laboral se ha reducido. La orientación vocacional que los jóvenes reciben antes de decidir su futuro se enfoca en las aptitudes y sueños del estudiante, sin que se analice a profundidad el mercado, la situación de salarios y la oportunidad de crecimiento futuro.

Una licenciatura es una inversión a largo plazo, pero los jóvenes no profundizan en las necesidades de su entorno. “La mayoría cree que estudiar la universidad es para ganar mucho dinero y pocos consideran que es para brindar un servicio, atender una necesidad o rellenar vacíos sociales”, explica Manuel Noriega, director general de Consultores en Educación, Desarrollo y  Capacitación (CEDEC).

De hecho, según datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en el DF hay al menos 35 mil 800 personas que estudian alguna rama de la administración, 20 mil, derecho; 19 mil, contaduría y 18 mil, psicología, estas son las carreras con más demanda en la ciudad.

En administración y contaduría, los altos números se relacionan con la dinámica de una ciudad de servicios en la que siempre se necesitan especialistas en números, mientras que la saturación de abogados responde a la concentración de los poderes judiciales en la capital.

En tanto que carreras como criminología o criminalística están aumentando su demanda
–pese al reducido campo laboral– por la influencia de series de televisión como CSI o Mentes Criminales; mientras que la violencia en el país evidencia la necesidad de especialistas que ayuden a la procuración de justicia, aunque la realidad suele ser muy diferente.

A diferencia de lo que sucedía hace 15 años, al término de la licenciatura, los jóvenes caen en una competencia feroz. Cada vez más personas tienen acceso a la universidad y el mercado laboral no tiene cabida para todos. “Ahora nos movemos en un mundo más competitivo”, analiza Miriam Grillo, del grupo global de reclutamiento profesional Hays Response. Una licenciatura es sólo un punto a sumar en las cualidades que las empresas consideran en un aspirante. El título vale lo mismo que saber inglés, poder trabajar en equipo o comunicarse claramente.

Pero la competencia en la CDMX es un arma de doble filo: aunque debería permitir definir al profesionista ideal, la realidad es que muchos puestos quedan vacantes cuando los recién graduados no cumplen las expectativas de sus empleadores. Ante esto, los jóvenes buscan nuevas alternativas de desarrollo, lejos de lo que soñaron cuando tomaron la decisión de estudiar una carrera universitaria.  “La consecuencia es frustración que se replica en cientos de jóvenes. Caen en la apatía y abandonan su área de estudio o vocación”, detalla el consultor Noriega.

Sin embargo, no todo depende de los jóvenes: la reflexión –agrega la doctora Helena Varela, de la división de estudios sociales de la Universidad Iberoamericana– también debe estar en la sociedad y en las instituciones educativas. Para dejar de generar fábricas de desempleo no sólo hay que evitar ofertar ciertas carreras, sino mudar las necesidades del mercado laboral a las necesidades de los habitantes, quienes son el verdadero motor de la ciudad.

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LAS CARRERAS MEJOR PAGADAS EN EL DF SEGÚN EL INSTITUTO MEXICANO DE LA COMPETITIVIDAD (IMCO):

Minería y Extracción: 26 mil 436 pesos es el salario promedio. Sólo la puedes estudiar en la UNAM o en el IPN. 2 mil 609 personas la están estudiando en DF.