Después del divorcio, algunos papás tienen dificultad para ver a sus hijos. En la CDMX existen opciones
para atender este problema
ARTE: ALBERTO MONTT
Tras el divorcio, algunas parejas optan por terminar la relación en paz, pero para otras no y la pesadilla viene después.
“Llevo cinco años sin poder estar un día completo con mi hija a solas desde que nació. Es muy difícil explicar el dolor que se siente. Es como si estuviera muerta porque no sé qué hace, qué le gusta, qué le duele o qué la hace reír”, comenta José Luis.
“Veo renuentes a mis hijos, alejados de mí. Les dicen que soy malo y me preguntan ‘¿papá, verdad que no vas a matarnos?’”, expresa Pedro, progenitor de dos niños.
“Cuando visitaba a mi hijo, siempre lo encontraba sucio. Lo llevé al pediatra porque ya tenía un problema de aseo en los genitales. Fue juzgado como un adulto a pesar de que tenía cinco años cuando le realizaron un examen proctológico degradante y le hicieron creer que yo abusaba de él”, cuenta Alejandro Heredia, papá y presidente de la Asociación Mexicana de Padres de Familia Separados (AMPS).
Datos de la Asociación indican que en 30% de los juicios por divorcio está presente la alienación parental, un síndrome que daña a todos los miembros de la familia.
“El término se refiere a la conducta del padre o la madre que conserva bajo su cuidado a los hijos y realiza actos de manipulación con el fin de que el menor odie, tema o rechace al progenitor que no tiene su custodia legal”, define la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Aunque cualquiera de los progenitores puede ejercer una mala influencia sobre los menores, este fenómeno se presenta más en las familias cuya custodia está a cargo de la madre, por el simple hecho de que en 90% de los divorcios, las mujeres son quienes se quedan con los hijos, indica el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
“La alienación parental se muestra generalmente cuando hay separaciones que llegan a los tribunales y los hijos son el botín para dañar al otro”, explica Joaquín Huerta, psicólogo de la AMPS.
Daño irreversible
Este fenómeno afecta psicológicamente a hijos y a padres por igual, pero tienen maneras distintas de manifestarse.
El primer síntoma en los niños son actitudes de rechazo sin razón hacia el papá. “Utilizan expresiones de adulto para demostrar su descontento. Frases que son usadas generalmente por el progenitor alienador”, explica el especialista en psicología.
Además del bajo rendimiento escolar, algunos menores afectados por los problemas de la alienación son víctimas de acoso escolar o se vuelven acosadores y pueden presentar baja autoestima.
En el caso de los progenitores, la hostilidad de los hijos puede llevarlos a tener depresión, condición que puede derivar en neurosis o incluso el suicidio.
“La pareja vive la ruptura amorosa y pasa por un proceso de duelo que debe asumir. Otras experimentan brotes psicóticos debido al shock que la separación representa para ellos”, agrega el psicólogo de la AMPS.
Pedro es uno de los padres que comenta tener depresión luego de haberse separado de su esposa e hijos, lo que le ha impedido demostrar estabilidad en su empleo, una condición que la ley demanda para garantizar el bienestar de los menores.
La interrupción de la convivencia entre padres e hijos provoca percepciones distintas de la realidad en cada uno hasta romper los lazos afectivos.
“Me di cuenta de que en estos cinco años no pude establecer ningún vínculo con mi hija. Es como si nunca la hubiera tenido”, comparte José Luis.
Aunque a todos afecta de manera diferente, todo depende de la manera en que se enfrenta esta situación. En el caso de Alejandro, la separación de sus hijos lo llevó a fundar la Asociación.
“Me puse a investigar sobre la alienación parental por una acusación falsa de abuso sexual. Fui señalado, perdí mi trabajo y no tenía para el peritaje psicológico que me pedían para volver a ver a mi hijo”, cuenta.
¿Qué hacer?
En 2014, el Código Civil de la CDMX reconoció la alienación parental como una expresión de violencia familiar e impuso sanciones para quienes la practican.
La ley indica que si el padre alienador tiene la custodia del niño, esta pasará de inmediato al otro progenitor, solo si la alienación es leve o moderada. Si es severa, se suspenderá todo contacto con el padre que la provocó y el menor será sometido a tratamiento psicológico.
La CNDH recomienda reconocer el problema, saber que los hijos no son un “trofeo” y buscar ayuda legal y psicológica, además de establecer convenios con la pareja para garantizar el bienestar de los hijos, incluido el derecho de convivencia, tanto con el padre como con la madre.
“A mí me ha ayudado asistir a talleres y grupos de apoyo con otros padres. Quiero que mi hija sepa quién soy y lo que hago por ella”, aconseja José Luis.
En tanto, la AMPS brinda asesoría psicológica y legal a quienes lo necesiten.
La alienación parental puede romper el vínculo entre hijos y uno de sus padres. Una estrategia que destruye hogares si no se reconoce y se denuncia.
En cifras:
- 12 mil divorcios, en promedio, se registraron en la Ciudad de Mexico durante 2015.
- 4 mil casos de divorcios comparten la custodia de los hijos.
- 9 mil separaciones fueron registradas tan solo en la delegación Cuauhtémoc.