Miembros de la comunidad universitaria
dicen que los delitos en CU van al alza, por lo que piden a las autoridades más vigilancia y que garanticen su seguridad.
“Traemos un arma”, amenazó uno de los dos hombres que abordaron el auto de Guadalupe Ramírez, una estudiante de Química quien, junto con un amigo, una noche de septiembre de 2014 sufrió un secuestro exprés en pleno circuito cultural de Ciudad Universitaria (CU).
La situación duró cerca de una hora, recuerda Guadalupe, quien detalla que los sujetos les robaron una tarjeta de débito, sus celulares y otras pertenencias, y que los dejaron ir después de revisar sus credenciales y mochilas. “Tenemos sus datos, ni se les ocurra denunciar”, les advirtieron.
Desde entonces, Guadalupe cree que CU es un lugar inseguro, una percepción en la que coincidió 40% de los universitarios encuestados en 2011 por las asociaciones Sociedad Sin Fronteras y Frente Nacional de Mujeres Rosa Luxemburgo.
En el campus principal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde 2007 se cometen en promedio 2.6 delitos al día, 944 al año, según la Comisión Especial de Seguridad del Consejo Universitario, el máximo órgano de gobierno de la casa de estudios. Sin embargo, sólo cuatro de cada 10 se denuncian ante autoridades judiciales.
La procuraduría capitalina (PGJDF) informó este año que, entre septiembre pasado y el mismo mes de 2014, su agencia especializada en CU recibió un promedio diario de 1.4 denuncias.
Para algunos miembros de la comunidad —alumnos, profesores y empleados—, la inseguridad en el campus ha crecido en los últimos años, debido a factores como que en CU hay amplias zonas oscuras o solitarias, a la facilidad con la que entran personas ajenas a la institución, a la ineficacia del personal de vigilancia y a la deficiencia del transporte interno. Todo esto se traduce, señalan, en asaltos con violencia y en violaciones denunciadas por organizaciones civiles.
En cambio, otros universitarios como Luis Zambrano, secretario ejecutivo de la Reserva Ecológica, consideran que si bien en CU se cometen delitos, el lugar no es más inseguro que el resto del DF.
Un asunto en la mira
La seguridad en el campus es un tema que preocupa a las autoridades universitarias. De los 10 candidatos que se registraron para suceder a José Narro Robles en la Rectoría de la UNAM, ocho presentaron propuestas en la materia.
Y quien resultó elegido por la Junta de Gobierno, el médico Enrique Graue —cuya gestión inicia el próximo martes 17 de noviembre—, plantea capacitar al personal de vigilancia y dar a las escuelas y facultades más recursos para que mejoren sus sistemas electrónicos.
Frente al problema, sin embargo, algunos universitarios piden que haya acciones más contundentes. Uno de ellos es Daniel Zamora, trabajador administrativo, quien cree que “por sentido común” ya es necesaria la presencia de la policía capitalina en el campus. Otros, como el profesor Daniel Peña, apuestan por una estrategia amplia de iluminación y videovigilancia.
Durante la contienda por suceder al rector saliente, Francisco Bolívar Zapata, uno de los candidatos, dijo que algo que explica el panorama es que la población de CU creció 27% de 2003 a 2013, pero el personal de vigilancia sólo aumentó 2.9%.
Mientras tanto, investigadores que solicitaron guardar el anonimato consideraron que la inseguridad puede empeorar debido a la venta de drogas. “Está muy fuerte, eso puede reventar. Si no se corrige, pueden pasar cosas fuertes”, alerta uno de ellos.
Los focos rojos
En febrero pasado, el entonces diputado local Oscar Moguel, legislador de Movimiento Ciudadano y profesor de la Facultad de Derecho, exhortó al rector Narro Robles y a las autoridades capitalinas a incrementar la vigilancia en el campus entre las seis y las ocho de la mañana y entre las siete y las 11 de la noche.
También, señaló a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) como un foco rojo en este asunto, por la venta y consumo de drogas en sus instalaciones. Fernando Castañeda, director de la FCPyS y quien fue otro de los candidatos a rector, fue uno de los dos aspirantes que no incluyeron el tema de la seguridad en su plan de trabajo.
Desde hace algunos meses, algunos estudiantes de este plantel —de los más alejados de la Torre de Rectoría— adoptaron una estrategia: caminar en grupos a Metro Universidad para evitar ser asaltados.
Otras áreas de riesgo, según jóvenes consultados, son el corredor de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) hasta Metro Copilco, el camino de la Facultad de Contaduría (FCA) al Metrobús CU y las inmediaciones del Centro Cultural Universitario (CCU) y el Espacio Escultórico.
La situación
En 2011, dos organizaciones dieron a conocer una encuesta sobre el tema:
- Según Sociedad Sin Fronteras y el Frente Rosa Luxemburgo, 70% de los universitarios dijo haber sido víctima de algún delito en CU o en sus alrededores.
- Frente a esto, 96.1% de los encuestados consideró que las autoridades universitarias deben tomar medidas para garantizar la seguridad en CU.
- En años recientes, estudiantes han decidido actuar por su cuenta para evitar sufrir algún tipo de delito mientras se encuentran en el campus.
- Una de estas acciones consiste en que, particularmente de noche, varios compañeros se reúnan para caminar juntos a estaciones del Metro o del Metrobús.
- También se recomiendan entre sí evitar caminar solos por senderos oscuros o solitarios, así como no fomentar la compraventa de drogas.
Casos que impactan a la comunidad
El 6 de marzo pasado, encapuchados con armas asaltaron y golpearon al jefe de presupuesto de la FFyL, Juan Manuel Romero. El 14 de septiembre, ladrones se llevaron cinco millones de pesos de mercancía y 50 mil en efectivo de la tienda del Estadio Olímpico. En 2014, una estudiante de la FCPyS fue asaltada a mano armada en el estacionamiento del plantel. Sus padres y compañeros enviaron una carta al rector para exigir mayor vigilancia. Sin embargo, algunos firmantes dicen que la situación no ha mejorado.