Es el único Jardín Botánico nacional de México y está en la UNAM. Tiene a su resguardo a cientos de especies, algunas de las cuales están en peligro de extinción
En ocasiones, suele decirse que alguien “está floreciendo” para referirse a que está en plena juventud o le está yendo bien. Pero para esta planta es todo lo contrario: cuando florece, se muere. Se trata de la Furcracea logeva, la cual puede tardar entre 20 y 100 años en tener flores y luego morir. Y puedes verla en el Jardín Botánico de la UNAM —donde, por cierto, el año pasado floreció una.
Ubicado dentro de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel —es un área protegida que está dentro de Ciudad Universitaria—, el Jardín Botánico tiene 12.7 hectáreas, en las cuales hay 300 camellones donde viven alrededor de siete mil individuos, que representan a 1,300 especies. No se puede tener un número exacto, pues la flora nace y muere, como todo ser vivo.
Ahí viven también algunos animales como tlacuaches, aves, tarántulas y hasta víboras de cascabel. Si al visitar el Jardín observas alguna, lo mejor es que no la molestes para evitar cualquier incidente. En caso de que sucediera alguno, la UNAM tiene un protocolo a seguir. De acuerdo con Carmen Cecilia Hernández —coordinadora de Difusión—, en 30 años que lleva trabajando ahí nunca ha pasado que una víbora muerda a alguien.
¿Por qué es importante este jardín?
El Jardín Botánico fue fundado en 1959, por lo que está celebrando sus 60 años. Sin embargo, fue dos años más tarde cuando quedó a cargo del Instituto de Biología de la UNAM. Desde un inicio, ha tenido entre sus objetivos conservar, mantener y mostrar la diversidad vegetal de nuestro país. De hecho, es el único jardín botánico nacional que hay, pues tiene plantas de distintos estados; los que se encuentran en otras entidades son regionales.
Su importancia también radica en la educación. “Somos el quinto país más biodiverso del planeta y es primordial para nosotros que la gente conozca la flora mexicana”, explica Carmen Cecilia. Cuenta que el jardín busca crear consciencia entre las personas sobre la importancia de cuidar los recursos vegetales del planeta y lo hace por medio de visitas guiadas y programas, como el de extinción de algunas especies.
“Si los niños y los jóvenes de ahora no interactúan con la vegetación, no significa nada para ellos. Hay un término que se está usando mucho y es ‘ceguera vegetal’, es decir, que tenemos una gran variedad de productos hechos a base de plantas pero no hay consciencia de dónde vienen. No hay un conocimiento pleno de su importancia”, dice Carmen Cecilia.
Para que la gente conozca el tipo de plantas y flores que hay, el equipo de difusión del jardín está trabajando en una serie de infografías que se podrán ver gracias a un código QR en dispositivos móviles, pues dentro no hay señalética. Ahí se podrá ver el nombre de cada planta, de dónde proviene, su importancia y si se encuentra en peligro de extinción. Se espera que el proyecto esté listo en octubre.
Cualquier persona puede visitar el jardín de lunes a viernes, de 9:00 a 17:30, y los fines de semana, de 9:00 a 15:00, sin ningún costo; hay visitas guiadas con un costo de $60 y se tiene que hacer reservación al teléfono 5622 9047. No se puede entrar con mascotas, con juegos, bicicletas ni pelotas; tampoco se pueden hacer picnics, pues es un museo vivo, no un parque.
Hay visitas para niños de preescolar, de primaria y secundaria, así como otras más especializadas para biólogos u otros grupos. Incluso hay una visita guiada llamada Sendero gourmet, en la que se habla sobre las plantas que forman parte de nuestra alimentación, como los quelites, el xoconostole, entre otras. Para más información, visita su Facebook: Jardín Botánico IB-UNAM o su Twitter: @JBUNAM.
Conoce el Jardín Botánico de la UNAM
Cada año llega una familia de patos, cuenta Carmen Cecilia. Primero era la pareja y luego tuvieron patitos y se quedan en uno de los 20 estanques de la colección acuática. El Jardín Botánico de la UNAM está formado por distintas colecciones que se dividen en taxonómicas y temáticas.
Las colecciones taxonómicas son las de cactáceas, la de agaváceas y nolinaceae, la de crasuláceas, la de orquídeas y la de dalias —estas son las flores nacionales y florecen entre julio y agosto—. En las colecciones temáticas se encuentra la de plantas medicinales, la de tropicales, la de plantas acuáticas, el jardín ecológico, el evolutivo y el jardín del desierto Elia Bravo.
Para mantenerlas, hay un grupo de jardineros conformado por aproximadamente 20 personas, quienes se dividen en cuadrillas para cuidarlas. Cada colección tiene un curador especial, quien es un experto en su área. Sin embargo, cuenta Carmen Cecilia, se enfrentan a varios retos debido al cambio climático; por ejemplo, la lluvia ácida, pues hay plantas que son muy sensibles.
Otro problema que tienen es el tipo de suelo donde está el jardín —que se encuentra en un derrame de lava—, por lo que los árboles que hay debieron ser plantados con cuidado y pequeños, para que sus raíces se adaptaran. Y el Jardín Botánico tampoco se salva de la delincuencia, pues en ocasiones se roban plantas.
Visitar el Jardín Botánico es darse un clavado por la biodiversidad no solo de la ciudad, sino de todo el país. Ahí, te darás cuenta de que necesitamos muchas de esas plantas y de que estamos acabando con ellas. Al final, te recomendamos visitar la tienda Tigridia, donde se practica el consumo responsable.