Las condiciones laborales de los jóvenes de hoy son menos son menos favorables que las que existían en generaciones pasadas.
Yadira Lira renunció a su empleo en un call center después de aguantar dos años de condiciones laborales “explotadoras e inhumanas”, según sus propios términos.
Si llegaba cinco minutos tarde, le descontaban la mitad de su sueldo diario, y si se tardaba seis, ya no cobraba por ese día, aunque de todas maneras tenía que cumplir con su jornada de oficio.
Todas las llamadas que hacía como parte de su trabajo eran grabadas, “como si tuviera una cámara encima todo el día”. El salario de cuatro mil 500 pesos al mes que recibía por medio tiempo se integraba como salario mínimo cuando cotizaba ante el Seguro Social, mientras que el resto se le entregaba en bonos y comisiones por el concepto de metas a cumplir. Unos objetivos que tenía la obligación de alcanzar si no quería ser despedida al terminar el mes.
“Es inhumano. Tienes que hacer cosas que en tu vida cotidiana no harías. Si no le ruegas a tu mamá porque te sirva la comida, sí le tienes que rogar a un señor porque te pague una tarjeta de crédito o te contrate el servicio que estás ofreciendo”, explica Yadira, de 27 años, que aún estudia la licenciatura.
En general, las condiciones laborales de los jóvenes son precarias, en comparación con las que existían en décadas pasadas. Para el investigador de la UNAM y experto en Sociología del Trabajo Alfonso Bouzas, este es el resultado de la reforma laboral aprobada en 2012, en la que se legalizó la práctica del outsourcing o tercerización.
Los jóvenes contratados bajo esos esquemas ya no tienen garantía de estabilidad en su empleo, no pueden aspirar a prestaciones como la prima de antigüedad, el pago de tiempo extra, la prima dominical, el reparto de utilidades.
Para contratar a alguien, explica Yadira, los jefes privilegian a quienes tienen dependientes económicos. “Si saben que eres una persona que no tiene hijos o que no ayuda en casa, no te dan el trabajo, porque saben que tienes más fuerza para decirles ‘no tolero esto’. Quieren gente que esté todo el tiempo presionada, intimidada y con miedo”.
De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 41.8% de los trabajadores entre 15 y 24 años se ve obligado a aceptar duras condiciones de trabajo, sin prestaciones de salud, mientras que 25.4% de los muchachos de 15 a 19 años recibe ingresos nulos o menores a tres salarios mínimos, en particular en el sector terciario, en las áreas de comercio y servicios.
En el sector manual, la situación es todavía más difícil para 88% de los varones y 79% de las mujeres que trabajan sin contrato, seguro social ni prestaciones laborales, contra 33% en los empleos no manuales, indica el documento Caminos Desiguales, elaborado por el Instituto Nacional de Evaluación para la Educación (INEE) y el Colegio de México.
Los ejemplos son incontables: Ana María Méndez, de 28 años, cambió un empleo en el que llevaba cinco años por otro mejor pagado, pero fue contratada por outsourcing en una empresa que cada tres meses modificaba su razón social sin que le avisaran. Mientras que Fernando Escamilla, de 29 años, firmó su renuncia en blanco y sin fecha, como parte de los documentos requeridos para su ingreso a una empresa editorial. Alejandro Escamilla, programador de 27 años, firmó un contrato en México, con el que lo mandaron a trabajar a Colombia, sin seguridad social…
Por eso, cada vez más jóvenes como Ricardo Trujillo, de 29 años, asesor en comunicación digital para museos, han optado por la vía independiente, aceptando el hecho de ya no poder anhelar las prestaciones tradicionales de las generaciones anteriores. “Ya pocos tenemos la posibilidad de aspirar a tener una casa, un carro o muchos objetos materiales de valor; aspiramos a otro tipo de beneficios, como viajes, libros, cosas que estimulen tu creatividad o cosas de ese tipo…” concluye alegremente.
NUEVAS MODALIDADES
EL LEGADO DE LA REFORMA LABORAL
-En la reforma laboral, publicada en noviembre de 2012 bajo el mandato del presidente Felipe Calderón, se incluyeron nuevas formas de contratación que en particular afectan a los jóvenes profesionistas.
-Las modalidades se dividen entre periodos de pruebas, trabajos por temporadas, teletrabajos, pagos por hora, outsourcings y pagos de un año de salario en casos de despidos, entre otros.
EN LA INDEFENSIÓN
Para Alfonso Bouzas, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los jóvenes están prácticamente indefensos frente al mercado laboral:
“Han perdido encanto no sólo en su trabajo, sino en el sindicato, en la familia, en todo. Esta redefinición se está dando en un sistema capitalista de dimensiones globales. Mientras no haya actores sociales como sindicatos u otra forma de organización que lo sustituya, la crisis no tendrá salida”.
DATOS QUE TE PUEDEN INTERESAR:
- 45% de los jóvenes en el DF gana de cero a mil pesos al mes, según el Injuvedf.
- 54% de los jóvenes en el DF considera injusto el pago que recibe, según el Injuvedf.
- 32% de los jóvenes en el df está trabajando, según el Injuvedf.