Murales que curan

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Con murales que rinden tributo a culturas indígenas, la iniciativa Jóvenes Artesanos pretende que las autoridades volteen a ver predios dañados y olvidados tras los sismos de 1985 y 2017.

Por Dulce Ahumada

La sonrisa de Aída Mulato brota de manera espontánea. Aparece cada dos o tres pasos mientras pasea por la Roma y saluda de forma familiar a cuanta persona se encuentra.
“Si hablaras a diario con todos tus vecinos, sabrías que provienen de diferentes etnias y que, por distintas razones, llegaron a la Ciudad de México”, dice.

Según la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec), actualmente, el mayor número de grupos indígenas se concentran en las delegaciones Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza y Cuauhtémoc, donde está asentada la colonia Roma.

Aída Mulato tiene 33 años y sabe bien de esto. Es fundadora de Jóvenes Artesanos, iniciativa que busca promover y distribuir artesanías de las comunidades indígenas a través de la organización de talleres que las mismas artesanas imparten en la esquina de Querétaro y Orizaba. El lugar sirve además como galería, donde cualquiera puede asistir a comprar productos de la cultura chatina, chinanteca, chontal, maya, mazahua y huave.

“A través de la pinta de dos murales dedicados a la comunidad zapoteca, logramos recuperar esta esquina que durante más de 30 años fue un tiradero de basura”, cuenta.

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Los recuerdos del sismo

La Roma fue una de las colonias más dañadas por el terremoto del 85. Se estima que el siniestro derrumbó alrededor de 258 edificios: los recuerdos de esa tragedia fueron a parar como escombros a la esquina de Querétaro y Orizaba en la colonia Roma Norte; con el tiempo, además de escombros, la esquina se convirtió en un tiradero de basura.

Tuvieron que pasar más de 30 años para que el panorama de ese lugar pintara mejor. Hoy, en esa esquina, ya no resaltan los desperdicios de los vecinos de la zona, sino un par de muros teñidos en color rosa mexicano; en la pared que se encuentra sobre la calle de Querétaro se aprecia la imagen de una mujer indígena realizando su tejido en un telar de cintura, mientras que en la calle de Orizaba puede leerse la siguiente frase: “La vida está completa cuando se comparte”.

“Fue un año de lucha pero, desde 2017, los murales se han convertido en una referencia turística de la colonia; van a visitarlos tanto los vecinos como extranjeros. Así que quisimos replicarlo”, cuenta la fundadora de Jóvenes Artesanos.

#VaPorLaRoma

Ahora, la tarea de Aída en conjunto con Jóvenes Artesanos y la iniciativa #VaPorLaRoma es hacer que las autoridades volteen a ver los predios que fueron dañados y olvidados tras el sismo de 1985 y el del pasado 19 de septiembre.

“Queremos pintar 58 muros. A la fecha, hemos pintado 12 en colaboración con artistas como Saner, JM y Mariana Gudiño, entre otros” cuenta Aída.

Sobre la avenida San Luis Potosí, entre las calles de Orizaba y Jalapa, hoy trabaja Santiago Savi, uno de los muralistas comisionados por la iniciativa. Una por una, ha pintado 68 flores que emanan de la boca de una mujer de cabello púrpura: una por cada lengua originaria de México.

Según Santiago, el mural está inspirado en las mujeres ñuu savi de Pinotepa Nacional, quienes tiñen sus textiles con el caracol púrpura con el que logran varias tonalidades.

“México utiliza a las comunidades indígenas para promocionar el turismo —cuenta Santiago—, pero no hacen nada para cambiar su condición. Viven en suma pobreza, aunque son ellas las que generan la riqueza cultural de nuestro país”.

En los 12 murales que ya fueron pintados y los 46 que faltan por pintar hay una constante: la mujer indígena. No fue algo pactado: nadie estableció nunca que el proyecto iba a tener un tinte femenino. Cada artista lo decidió así, por su cuenta, y hoy el proyecto también ha servido para visibilizar la violencia que sufren las mujeres.

“La gente me dice que la Roma se va a levantar pronto, aquí hay dinero, sugieren que este trabajo es más necesario en otros puntos. Pero los indígenas somos igual de vulnerables en la Ciudad de México como en las comunidades más alejadas —comenta Aída—, y en la Roma hay población indígena: basta con hablar con el señor que vende los jugos o el de la basura para que te cuenten a qué etnia pertenecen”.

Trabajo en equipo

Los primeros días después del terremoto del pasado 19 de septiembre, la Roma se vació. Muchos vecinos se mudaron y la inseguridad, que ya se percibía mayor que en años anteriores, se incrementó. Algunos departamentos incluso duplicaron su valor de renta. Aída sabe que para poder reactivar la vida comunitaria en la colonia Roma es necesario el trabajo en equipo, dejar a un lado la indiferencia.

Por eso, para Aída, cada muro pintado o en proceso es un ejercicio de resistencia. Cuando alguien decide donar su muro, su trabajo, un litro de pintura, incluso cuando alguien se queda a pintar como voluntario, algo se está reconstruyendo, más allá de los edificios. La comunidad, el barrio, el tejido humano que nos une vuelve a asomarse un poco.

Si quieres contribuir como voluntario, hacer donaciones o conocer más sobre el proyecto, puedes ponerte en contacto con ellos mediante su página de Facebook: Jóvenes Artesanos.

NUMERALIA

12 muros han pintado a la fecha
58 son los muros que planean pintar

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