La Ciudad de México es propensa a cometer linchamientos, de acuerdo con un estudio de la UAM

Justicia propia o venganza

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Un estudio de la UAM afirma que la CDMX es propensa a cometer linchamientos; en redes sociales ya circula un manual para someter delincuentes.

ARTE: ANDREE ÁVALOS

El pasado 9 de marzo, dos personas armadas intentaron asaltar a los pasajeros de un camión de la ruta 81, que va de Tasqueña a Milpa Alta. A mitad del robo, un grupo de hombres que viajaba en el autobús sometió a uno de los asaltantes, mientras su cómplice lograba escapar.

En un video, difundido en internet, se observa cómo 10 personas patean y golpean sin parar al asaltante durante tres minutos. El sujeto les pide que se detengan, pero en respuesta es azotado en el piso por los usuarios, quienes le exigen que les devuelva sus pertenencias.

Una veintena de videos como este circulan en las redes sociales, principalmente  entre grupos vecinales, quienes incitan a sus miembros a acabar con la delincuencia sin intervención de las autoridades.

Incluso, distribuyen una guía con los pasos a seguir para someter y golpear a los asaltantes antes de que la policía pueda intervenir y rescatarlos.

Entre las indicaciones, la principal es no llamar a la policía hasta que haya transcurrido un tiempo considerable, que les permita golpear a los presuntos delincuentes o incluso lesionarlos de por vida.

Esta guía circula en imágenes en redes sociales vecinales, en las que también se pide grabar el rostro de los delincuentes para hacer pública su identidad; una vez satisfecha la furia vecinal, se sugiere dejar el asunto en manos de las autoridades.

“Algo que ha pasado es que antes se buscaba consumar el linchamiento, pero ahora no, hay un límite implícito en donde los participantes saben que no lo van a dejar morir, entonces la agresión se ha vuelto menos letal pero más continua porque lo toman como una ajuste de cuentas”, explica el sociólogo Alejandro Sánchez.

Tendencia linchadora

El 27 de julio un hombre de 33 años estuvo a punto de ser linchado por pobladores de San Mateo Tlaltenango, en Cuajimalpa.  Eran alrededor de las 17 horas y las campanas de la iglesia repicaron con insistencia. Después, decenas de personas salieron para golpear a quien presuntamente intentó secuestrar a una muchacha menor de edad.

“Lo van a matar, se van a ensuciar por una basura”, gritaba una mujer, quien grababa a la turba y cuyo video se difundió en internet.

Tras unos minutos de golpear al supuesto secuestrador, lo amarraron a un tubo, donde permaneció hasta que la policía finalmente pudo rescatarlo.

De acuerdo con el estudio Linchamientos en México, recuento de un periodo, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), casos como este se multiplican en la Ciudad de México: de los 366 casos que se registraron entre 1988 y 2015 en el país, 54 ocurrieron en la capital.

Según las mismas cifras, el Estado de México y la Ciudad de México encabezan el top de entidades donde ocurren más intentos de linchamientos y casos consumados, que fueron agrupados en la misma lista; luego están los estados de Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

La investigación, elaborada por Raúl Rodríguez Guillen y Norma Veloz Ávila, explica que de los 366 casos ocurridos en México en los últimos 26 años, 100 fueron actos consumados que tuvieron como resultado la muerte del presunto delincuente.

De los 54 casos ocurridos en la capital, en 46 de las agresiones los presuntos delincuentes no murieron o fueron rescatados por las autoridades, pero en los  ocho restantes sí hubo muertos. El caso más representativo ocurrió en 2004 en San Juan Ixtayopan, Tláhuac, cuando dos agentes de la policía federal fueron quemados vivos y otro más resultó gravemente herido.

De acuerdo con especialistas, linchar es un actuar colectivo, que pretende restituir el orden frente a una omisión o por desconfianza hacia las autoridades.

“Estos grupos pueden abusar del anonimato que brinda la colectividad y terminar cometiendo actos fatales, que después difícilmente generan una culpa individualizada”, explica el sociólogo, Alejandro Sánchez.

Un repunte de violencia

El estudio de la UAM evidencia que este tipo de actos ha ido en aumento en la capital: entre 1988 y 1995 se registraron sólo siete casos, menos de un caso por año; de 1996 a 2009 ocurrieron 33 casos, casi tres por año, mientras que de 2010 a 2014 hubo 14 casos, es decir, más de tres por año.

En 2015, cuando se publicó la investigación, los especialistas determinaron que la Ciudad de México tiene un alto riesgo de que ocurran linchamientos, sólo superada por el Estado de México, que tuvo más del doble de casos en 26 años.

En los últimos años, en la capital han comenzado a surgir grupos vecinales que advierten a los delincuentes que, si son sorprendidos delinquiendo, serán castigados por ciudadanos.

“Queremos saber si bajo la amenaza pueden entenderlo. Estamos hartos de los robos, los asaltos, las extorsiones y los secuestros exprés. Como vecinos hay que ayudarnos, acabar con la plaga que vive a costa de los que trabajamos. Si las autoridades no terminan con la delincuencia, nos obligan a que seamos nosotros los que nos defendamos”, dice Luis Álvarez, vecino de Lindavista.

En cifras:

  • 366 linchamientos o intentos de, ocurrieron en el país en 26 años.
  • 54 de los casos sucedieron en la Ciudad de México.
  • 8 de los casos en la CDMX resultaron en personas muertas.