Un grupo de jóvenes ingenieros fue clave en la reparación de la Línea 12 del metro. El GDF ve en estos expertos a la generación que podrá encargarse de las futuras obras que se realicen en la ciudad.
Construir la Línea 12 del Metro costó más de 26 mil millones de pesos. Reparar las fallas que la mantuvieron parcialmente cerrada durante 20 meses implicó otros mil 163 millones de pesos. Y darle mantenimiento conllevará, además, un monto extra que todavía no está cuantificado.
Pero ese gasto millonario, dicen las autoridades capitalinas, tuvo al menos un beneficio adicional al de poder reabrir la llamada Línea Dorada: haber formado a una nueva generación de ingenieros especializados en este medio de transporte masivo.
Carlos Pérez es uno de estos especialistas ‘graduados’ de la Línea 12, de un grupo de 30 personas de entre 25 y 35 años, muchas de las cuales tenían poca experiencia laboral cuando empezaron la rehabilitación de la obra. Tiene 31 años y es egresado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Zacatenco, del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Llegó a la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) hace ocho años para hacer su servicio social y, aunque carecía de experiencia previa en la operación del Metro, asegura que los conocimientos que él y sus colegas adquirieron los han convertido en expertos valiosos para la ciudad.
“Creo que la generación que se está formando tiene la capacidad. Sólo hay que confiar en ellos. Afortunadamente ha habido esta disposición, esa confianza en nosotros para poder desarrollar un proyecto de esta magnitud”, dice.
“Se perdió expertise”
Edgar Tungüí, titular de la Sobse, reconoce que cuando empezaron los problemas con la Línea 12 la capital carecía de suficientes especialistas para atender el problema. Lo anterior se debe, explica el funcionario, a que pasaron muchos años en los que el gobierno dejó de invertir en proyectos de ese tamaño y esto implicó que se dejó de desarrollar talento.
Entre la apertura del segundo tramo de la Línea B del Metro, en noviembre de 2000, y la inauguración de la Línea Dorada, en octubre de 2012, en la ciudad no se realizaron obras de este tipo y no hubo una política de formación de expertos. “[Se perdió] mucho conocimiento y mucho expertise”, admite Tungüí, quien detalla que cuando se cerró parcialmente la Línea 12, debido a fallas en su estructura que ponían en riesgo la seguridad de los usuarios, las autoridades del Gobierno del Distrito Federal decidieron capacitar a jóvenes ingenieros para convertirlos en especialistas.
Para ello, la Línea Dorada se volvió una especie de universidad en la que los reclutas tuvieron como asesores a ingleses, franceses, españoles y alemanes, y debieron resolver problemas como la incompatibilidad de los trenes con las vías y la sustitución de diversos materiales.
“Yo creo que todo esto que nos está pasando nos está permitiendo empezar a formar esta nueva generación de ingenieros que tendrán que construir el Metro que invariablemente requiere una ciudad del tamaño de la Ciudad de México”, dice Tungüí.
Inscripciones abiertas
Pierre Sautjeau, director técnico de Systra en México, explica que reparar la Línea 12 fue una tarea compleja por la cantidad de curvas que tiene y por el desgaste ondulatorio que sufrieron sus vías durante el año y medio que dieron servicio sus 20 estaciones, de octubre de 2012 a marzo de 2014.
“Nosotros tenemos un suburbano en París con una curva muy cerrada, menor a las que tenemos aquí [en la Línea 12], pero tenemos sólo una”, señala el especialista de Systra, empresa que hizo recomendaciones para la rehabilitación.
Carlos Pérez espera que la experiencia ganada en estos meses por los ingenieros de la capital sirva para que, en el futuro, ya no se necesite recurrir a especialistas del extranjero.
En esa meta coinciden personas como David Cruz, presidente del club de estudiantes del Colegio de Ingenieros Civiles de la ESIA, quien considera que la reparación de la Línea 12 puede ser el punto de arranque para la formación de nuevos expertos.
“Estamos despertando una nueva generación en cuestión de obras del Metro”, dice, al explicar que la Secretaría de Obras invitó a alumnos de varias universidades a ver los trabajos en el Metro, en los que afirma hubo gran interés de los jóvenes.
Con la Línea 12 reabierta y en etapa de ampliación de Mixcoac a Observatorio, así como con otros proyectos de transporte masivo en puerta, las autoridades capitalinas reconocen que la ciudad necesitará una constante formación de expertos que realicen y mantengan estas construcciones.
Una obra que nació torcida
Al menos 71 funcionarios han sido sancionados por las irregularidades detectadas en la construcción de la Línea 12 del Metro. Según informes de la Contraloría del DF, desprendidos de las 16 auditorías realizadas a la obra, estos servidores públicos actuaron indebidamente y ocasionaron las fallas que llevaron a cerrar parcialmente la línea en marzo de 2014. Uno de los principales problemas, señala el dictamen de la empresa Systra, fue la incompatibilidad de los trenes con las vías, derivada de un error en el diseño del proyecto.
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