A propósito del 30 de abril, platicamos con varios pequeños sobre qué es lo que más les gusta de la Ciudad de México, lo que menos y cómo imaginan que será en el futuro
Grandes robots que caminan por las calles de la Ciudad de México para ayudar a las personas que lo necesitan. Algunos deben ser útiles para cruzar las vialidades peligrosas, otros cuidarán a los niños afuera de las escuelas e incluso deberían existir los robots policías para que ya no haya ladrones.
Para Daniel, un niño de siete años, la ciudad ideal que ha construido en su imaginación debería tener esas máquinas con formas humanas, aunque, dice, habrá que crear escuelas para robots para que aprendan a comportarse y no hagan destrozos como en las películas.
Laura, de 14 años, considera que la ciudad necesita que las personas más pobres puedan tener trabajos que los hagan felices y que sus hijos vayan a escuelas que les permitan aprender idiomas y computación como lo hacen en las escuelas privadas.
Para ella, la ciudad ideal, la de su imaginación, tendría que permitir que todos tengan las mismas oportunidades para sentirse contentos y que las mujeres dejen de sentirse preocupadas cada que caminan por las calles rumbo a la escuela o el trabajo.
A nivel nacional, hay 39.2 millones de niños, sin embargo, en la CDMX hay 2.4 niños por cada 10 habitantes, por lo que se trata de la entidad con el menor porcentaje de menores en todo el país, según datos de la encuesta intercensal 2015 del INEGI.
Julia, de ocho años, considera que para tener una mejor ciudad hacen falta botes de basura y que se puedan encontrar fácilmente para que la gente no abandone sus desechos en las calles. Le gustaría que hubiera ciclovías en todas partes para que quienes usan la bici se sientan más seguros. Julia también opina que el gobierno debe ser más amable con la comunidad.
Los animales callejeros son otra de la preocupación de los niños de la Ciudad de México. Opinan que hace falta que más personas saquen a pasear a sus mascotas, las esterilicen y no los abandonen, aunque a veces hagan mucho ruido o se hagan pipí en lugares no adecuados.
María de la Luz, de cuatro años, dice que si todas las personas que viven en la ciudad adoptaran un perro o un gato no habría animalitos sufriendo en las calles y toda la gente sería más feliz, “porque los animales nos hacen felices”, dice la niña que tiene dos perros y una gatita.
Los lugares preferidos para los niños
Chapultepec es el lugar que más les gusta visitar. Mariana, de ocho años, disfruta cada que va al parque con sus primos. Sus papás y tíos llevan comida, refrescos, globos y todos pueden correr de un lado a otro sintiéndose seguros en medio de muchos árboles.
La última vez que fue, había varias familias festejando los cumpleaños de otros niños y para Mariana y sus primos fue una buena oportunidad de acercarse a otras personas. “Es muy fácil hacer amigos, solamente tienes que invitarlos a jugar. Los niños son buena onda y divertidos, ojalá los grandes fueran igual. Yo, cuando sea adulta, quiero seguir haciendo amigos”, dice.
Las plazas comerciales son parte importante de los niños de la ciudad, dice Gustavo de 13 años. Él va al cine dos veces al mes y después sus papás lo invitan a comer en alguno de los restaurantes de la plaza. Le gusta visitar tiendas de ropa y, sobre todo, entrar a ver celulares y tratar de aprender de las nuevas marcas. Dice que de grande le gustaría trabajar en la compañía que fabrique los mejores modelos.
Lore y Sofía, de siete y nueve años, son hermanas. Ellas también piensan que las plazas son sus lugares favoritos. Les gusta tomar una malteada de helado y visitar los espacios de juegos infantiles, sobre todo los que son electrónicos y necesitan fichas o tarjetas para poder usarlos. Todavía recuerdan que hace dos años pudieron sacar un gran elefante de peluche con la garra. Aún guardan ese juguete, aunque su perro ya le masticó la trompa.
El que tiene una opinión diferente es Mateo, de 11 años. Para él hace falta que el gobierno construya más parques para jugar. Que haya canchas de futbol y basquetbol en todas las calles y que se puedan armar muchos torneos en los que a él le gustaría participar. Quiere que más niños y adultos hagan deporte para que no se enfermen.
Una ciudad más feliz
La felicidad es una de las metas de los niños de la Ciudad de México. Algunos sueñan con convertirse en ingenieros, armar robots, ir a la Luna, dedicarse a la música o ser chefs profesionales, pero todos quieren sentirse felices con lo que hacen y ganar mucho dinero para apoyar a otras personas, viajar mucho y tener una casa grande.
Los niños consideran que una vez que sean adultos y trabajen podrán ayudar a la gente de la ciudad. Unos dicen que podrán darle comida a los pobres, otros pondrán albergues para animales abandonados, construirán escuelas de música y baile, diseñarán grandes edificios y unos más se dedicarán a plantar árboles y flores.
Mateo, de 10 años, quiere ser baterista y darle dinero al gobierno para que ayude a la gente que más lo necesita. Sofía sueña con ser una maestra que le enseñe a leer a los niños, Nicole quiere salir en la tele y dar las noticias, mientras que Isaías jugará futbol con Lionel Messi.
Julia quiere ser chef y pintora y desde su trabajo ayudará a la ciudad no vendiendo alimentos en envases de plástico y preparando comida mexicana para que los turistas prueben el sabor mexicano. También pintaría murales por todos lados para que la ciudad se vea más hermosa.