Iniciamos una serie sobre los habitantes de la ciudad. En esta entrega te presentamos a una joven inmersa en el mundo vintage.
FOTOS: GUILLERMO MARTÍNEZ A.
Solange del Río está enamorada del pasado. Nació a principios de la década de 1990 —época de los pantalones de mezclilla rotos, las camisas de franela y el grunge de grupos como Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden—, pero desde niña siente como si perteneciera a los 50.
Como miles de capitalinos, forma parte del movimiento vintage, en el que las personas retoman la ropa, los peinados y la música de mediados de siglo XX, los difunden dentro y fuera de las redes sociales y los incorporan en su vida diaria.
“Hoy la gente ya no sólo siente nostalgia: vivimos de esta manera. Ya no somos chavos que queremos imitar lo que se vivió en el pasado, sino que estamos tratando de adoptarlo completamente, reconstruirlo y mejorarlo”, dice.
Solange atiende la entrevista vestida con una falda roja y una blusa negra. Su cabello teñido de rosa está acomodado en rizos y hace juego con la decoración de la Academia Vintage, un lugar de la colonia Nápoles donde se imparten clases de danza y se organizan diversos espectáculos, algunos de ellos de acceso gratuito.
Ahí, recuerda que su fascinación comenzó cuando vio a su abuela paterna con un peinado similar al de las actrices Betty Grable y Mae West. Empezó a interesarse en la historia de aquella época, a escuchar su música y a aprender de moda.
A los 15 años, por primera vez salió de su casa con el cabello acomodado en rollos dentro de un paliacate, al estilo de las chicas pin up de la década de los 40, una de cuyas más conocidas representantes es la modelo Bettie Page.
“Fue la primera vez que me sentí libre de estereotipos”, dice Solange, quien se define como actriz, modelo y peinadora.
En busca de lo antiguo
De niña, cuando inició su viaje al pasado, Solange se apoyó en libros. Más tarde lo hizo en internet, donde buscaba blogs, películas, videos e imágenes de todo el mundo en las que aparecieran mujeres que se vieran como ella quería verse.
“En esa búsqueda, decidí rechazar el estándar de belleza actual, en el que te dicen cómo tiene que ser tu cuerpo y tu color de piel, más allá de cómo vestir. Eso no me hacía encajar. La moda vintage, por el contrario, es noble, da seguridad y respeta el cuerpo de la mujer, lo hace elegante y femenino sin importar sus características físicas”, asegura.
Fue así como empezó a buscar ropa antigua lejos de los escaparates de los centros comerciales y de las marcas de diseñadores famosos. En cambio, se acercó a sitios como las pacas próximas a la estación Pino Suárez del Metro.
También experimentó con su cabello y practicó distintos peinados. Cuando lo logró, le dio por ir a la escuela con victory rolls —dos grandes rollos acomodados encima de la frente— o con un paliacate alrededor de la cabeza, sin importar las miradas de la gente o que le gritaran “cornuda” o “tía Jemima”, en alusión a la imagen de esa marca de harina para hot cakes.
Más que una moda
En febrero pasado, casi una década después de que comenzó la pasión de Solange por el pasado, ganó un concurso para ser la imagen de la segunda edición de la Expo Vintage Fest, que organizó la Academia Vintage a finales de mayo en la Carpa Astros.
Se trata de uno de los más grandes foros de este movimiento que existen en la capital, y en él se reúnen propuestas artísticas basadas en el charleston, el rockabilly, el burlesque y la Belle Époque.
La página de Facebook de la Expo Vintage Fest tiene más de 73 mil seguidores. Otros espacios similares —como el sitio de Rockalavera, Swing México o Pin Up México— también cuentan con miles de fans. Según Solange, esto refleja que lo vintage tiene cada vez más adeptos.
Hoy, en colonias como la Nápoles y la Narvarte, dentro de la delegación Benito Juárez; San Rafael, en la Cuauhtémoc, y San Ángel, al sur de la Álvaro Obregón, existen casas habilitadas como puntos de encuentro para quienes coinciden en este gusto por el pasado.
Solange, de 24 años, cree que esta posibilidad de reunirse ha permitido superar barreras generacionales, pues quienes se interesan en el movimiento vintage no sólo son jóvenes, sino también adultos que vivieron durante las décadas pasadas.
Además, afirma que el propósito de quienes viven a lo vintage va más allá de replicar modas. El objetivo —asegura— es recobrar conceptos como el romanticismo: contrarrestar la idea de que las relaciones son desechables.
Solange aclara que no está en contra de la modernidad, en la que observa avances como el reconocimiento de derechos y oportunidades para las mujeres. Sin embargo, sí está convencida de que hoy viviríamos mejor si volteáramos a ver el pasado y lo que en otras épocas se hizo bien.
“Prefiero vivir en el presente, pero trayendo esos valores que son muy necesarios a la época en la que vivimos, que se han olvidado y que nos hacen falta, para así realmente explotar todos los beneficios que la misma historia nos ha heredado”, dice.
En cifras
- 5 mil seguidores tiene el Facebook de Pin Up México, a través del cual se distribuyen libros y revistas.
- 47 mil seguidores tiene la página de Rockalavera, un espacio para difundir el rockabilly.
- 9 mil seguidores tiene la página de Swing México, una escuela de danza y club de baile.