Al no tener lugares para la lactancia en el trabajo, muchas mujeres interrumpen esta etapa, aunque hay intentos por evitarlo
ARTE: NURI R. MELGAREJO
Hay varias campañas que han defendido la lactancia ante las fórmulas infantiles. Una lucha que aún continúa para concientizar sobre las ventajas nutrimentales de dar pecho. Pero hay otro tipo de batalla para aquellas mujeres que quieren alimentar a su bebé a toda costa: la falta de espacios para amamantar en el trabajo.
Entre 2006 y 2012, la lactancia cayó 7.8% en zonas urbanas como la CDMX, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. Entre las principales causas están problemas de salud en las mujeres y falta de tiempo por integrarse a la vida laboral.
Se calcula que el 90% de las mujeres tiene problemas para combinar la lactancia con el trabajo. Los prolongados trayectos entre el hogar y la oficina, las jornadas laborales extensas y la falta de espacios para alimentar a los bebés o extraer leche en el trabajo son algunos obstáculos.
El promedio de lactancia en la ciudad es de 10 meses, sin embargo, cuando la mamá trabaja, no rebasa los tres meses, con lo que queda incompleto el periodo de “lactancia exclusiva” recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que consiste en alimentar al bebé únicamente con leche materna durante el primer semestre de vida.
“El 5% de los menores de seis meses consumen fórmula o la utilizan como un complemento a la lactancia, pues un bebé come en promedio cada tres horas y una mujer que trabaja no puede cumplir con esa exigencia. De ahí que las cifras vayan a la baja”, dice Marisol Villegas Ramírez, directora de Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud capitalina (Sedesa).
Una historia de muchas
Viridiana Páramo es una mamá primeriza que tuvo este problema. Ella trabaja en un área de control de calidad en una fábrica de plásticos. Su jornada empieza a las 9 am y termina a las 6 pm, aunque casi siempre, dice, se extiende una hora más.
“En mi incapacidad por maternidad lo amamanté y me encargué de sus cuidados, pero al reincorporarme al trabajo todo se complicó hasta el punto en el que no podía ni darle de comer”, cuenta.
Su solución fue extraer leche y almacenarla, pero entonces vio otro problema: en la fábrica no había un lugar para hacerlo ni un horario disponible. “Aprovechaba mi hora de comida y me iba al baño o, si tenía suerte y uno de los jefes salía a comer, me metía a su oficina. Lo hice solamente un par de meses porque mi hijo comenzó con la fórmula y le cayó bien, lo que me dio pauta para interrumpir la lactancia”, cuenta.
Para la directora de Promoción de la Salud de la Sedesa, no tener un espacio adecuado para la extracción de leche también puede convertirse en un problema de salud para el bebé a causa de la falta de higiene. “La mayoría de las mamás que trabajan dejan de amamantar a los dos o tres meses, y quienes lo siguen haciendo se enfrentan a lugares sin infraestructura, exponiéndose a contaminar la leche, ya sea por el ambiente de un sanitario o de una oficina. También, si no se refrigera, puede causar problemas intestinales al bebé, por eso es necesario crear un espacio único”, dice Villegas.
Todos ganan
Desde el 2014, la CDMX anunció la instalación de 96 salas de lactancia en las oficinas de gobierno capitalino, de las cuales solo se han hecho 70. Se trata de espacios limpios, iluminados y seguros para que las mujeres puedan alimentar a sus bebés o extraer la leche y refrigerarla durante su jornada.
Marisol Villegas dice desconocer la cantidad de lactarios que hay en oficinas privadas, sin embargo, datos del IMSS señalan que hay más de una decena de empresas que participan en esta iniciativa. “Es un tema que ha ganado mucho interés. Las compañías se han acercado para pedir asesoría sobre cómo instalarlos correctamente”, dice.
Pero existe otra razón para que la lactancia ocurra sin complicaciones. De lograr aumentar el número de bebés que se alimentan de leche materna, a futuro nuestro país se ahorraría hasta 2,429 millones de pesos anuales en atención médica, ya que habría una reducción de enfermedades como diabetes, obesidad y degenerativas, pues, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Salud Pública, la lactancia previene estas enfermedades.
En 2016, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) realizó la Guía Práctica para la Lactancia en el Trabajo, dirigida a empresas en la que, además de la creación de espacios, detallan los beneficios de amamantar, incluso para las empresas.
“La lactancia proporciona nutrientes y defensas para el desarrollo del bebé y beneficios psicológicos al establecer lazos afectivos con su madre. Al mismo tiempo, tiene efectos positivos en la economía de las empresas e instituciones y organizaciones”, indica la guía.
En sentido práctico, apoyar la lactancia mejora la productividad, pues reduce hasta en 35% las enfermedades de los niños y, con ello, el ausentismo de los padres.
Amamantar trae múltiples ventajas, por eso es necesario que las mujeres tengan espacios dignos para hacerlo. “No hay que perder de vista que se trata de un derecho de las mamás y los bebés tener una ciudad que brinde condiciones para que la lactancia se realice con libertad”, concluye Villegas.
En cifras:
- 10% de las mamás que trabajan en la ciudad tienen facilidades para amamantar a su bebé.
- 35% del ausentismo laboral por enfermedades de los hijos se podría evitar con la lactancia.
- 96 lactarios en oficinas públicas es la meta del gobierno capitalino. A la fecha hay 70.