Cancelar libros para salvarlos

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Libros Fósiles de Alejandro Magallanes, da cuenta de un experimento a medio camino entre el diseño, el arte conceptual y el humor, y en pleno centro de su ejercicio lúdico y reflexivo como artista.

Por Carlos Acuña

Libros Fósiles de Alejandro Magallanes

Piénselo usted así. No importa cuán importante sea una novela o un tratado filosófico, el destino inevitable de todo libro es el olvido. Y cada lector que el libro encuentra demorará un poco ese final. ¿Qué sería de El Quijote o de La Biblia de no tener los lectores que hacen redituable volver a imprimirlos? ¿Cuántos de los libros publicados este año serán recordados en la siguiente década?

Algo así debió decirse a sí mismo el diseñador Alejandro Magallanes cuando recibió 100 títulos sobre temas económicos que permanecían olvidados en la librería “A través del espejo”. El más viejo de ellos estaba fechado en 1953: en más de 60 años, nadie había siquiera roto el celofán con el que se le envolvió para su venta.

No le dé usted vueltas. Existen millones de lectores, es cierto, pero los libros que en efecto son leídos, son minoría. En este mismo momento, ediciones enteras esperan para ser convertidas en tiritas por una trituradora de papel. Quizás sean buenos, excelentes libros. Pero la vida es injusta, ya lo sabe usted.

Dígame: si un árbol cae en mitad del bosque y nadie lo escucha, ¿hace en verdad algún sonido? Si un libro jamás es leído, ¿es en verdad un libro? Porque nunca falta quien pueda convertir un libro huérfano en una maceta, una lámpara o una caja donde guardar joyas. Solo necesita usted un poco de imaginación.

Si alguien puede preciarse de tener imaginación de sobra es Alejandro Magallanes. Es por eso que no debería extrañarle a usted que él haya decidido convertir 100 libros sin lectores, no en macetas ni en lámparas, sino en fósiles.

“Esto es una paradoja”, dice. “Y me gusta decirlo, porque paradoja es una palabra bonita: para salvar estos libros tuve que cancelarlos. Los sumergí en pintura blanca para que nadie más pueda leer su contenido”.

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Pasos para crear un libro fósil

Un fósil es un vestigio de vida. El resto de un pasado geológico que, por una razón u otra, el tiempo no pudo destruir. Después de sumergir en pintura blanca los 100 libros de economía —clausurando sus páginas interiores—, Magallanes les otorgó un nuevo título y diseñó su portada y contraportada. Al final expuso los ejemplares en la muestra “La delgada línea que separa el lado izquierdo del derecho”, en la Galería MYL Arte Contemporáneo.

Editorial Almadía recién publicó una compilación de fotografías que dan cuenta de cada uno de los Libros Fósiles de Alejandro Magallanes. “Es raro”, ríe Magallanes. “Se trata de un libro de fotos de libros que a su vez tienen dibujos míos. Es una manera de hacer una reflexión humorística sobre los títulos de los libros, sobre su aspecto físico y su peso mercantil”.

Usted siente demasiado placer, se lee en la portada de uno de ellos. En el lomo: recientemente. Y en la contraportada: Lo he notado. En la portada de otro: Estoy seguro que puede notar los interesantísimos detalles que hacen interesante este objeto. Y más abajo: Usted es una persona muy sensible.

Un libro clausurado adquiere otro peso, exige otra forma de leerse. Durante la muestra de en la Galería MYL no pocos vieron los Libros Fósiles de Alejandro Magallanes como esculturas conceptuales, otros los relacionaron con las tablillas sumerias, donde las primeras civilizaciones anotaban con una cuña las cuentas comerciales: los primeros libros de la historia fueron también libros de economía.

En cada uno de los Libros Fósiles de Alejandro Magallanes , usted podrá notar también ese destello humorístico tan propio de Magallanes, esa malicia infantil. Si no lo conoce, bastará saber que este sujeto es uno de los diseñadores más prolíficos de las últimas décadas. Cartelista de innumerables festivales y eventos, diseñador de la mayoría de los libros de Editorial Almadía, autor de libros de humor gráfico que no pocas veces lindan con el arte conceptual, heredero de una tradición de diseñadores encabezada por Vicente Rojo o Rafael López Castro, Magallanes es pareja de la diseñadora y librera Selva Hernández. Juntos fundaron “La Increíble Librería”.

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El objeto mejor diseñado por el hombre

Usted es una persona inteligente y sensible, en efecto. Sabe que el mundo cambia a cada instante, que nuevas especies aparecen a la par que otras se extinguen. Son las reglas de la evolución. Pero, ¿hace cuánto tiempo que usted no compra un disco? ¿Hace cuánto que no mira una fotografía fuera de una pantalla? Pese a todo ello, todavía se imprimen libros, millones de ellos.

“El libro es un objeto aparentemente sencillo”, explica Magallanes. “Tiene una portada, un lomo, una contraportada, una solapa y las páginas de su interior. Pero es como el alfabeto: con 27 letras con las que puede describirse el mundo. El libro tal como lo conocemos hoy, en papel, es de los objetos mejor diseñados por el ser humano”.

A veces, Magallanes recuerda los primeros libros que atesoró: las colecciones de Mafalda y de Snoopy, por ejemplo. O las enciclopedias que su madre llevaba cada semana a casa. El criterio de selección de un editor, la selección de un diseño adecuado, hace que la experiencia de un libro sea difícil de sustituir. Un fósil es un vestigio de vida. El resto de un pasado geológico que, por una razón u otra, el tiempo no pudo destruir. En plena época digital, todo libro es, de alguna forma, un fósil en sí mismo.