Los retos y evoluciones que enfrenta la animación contemporánea son el punto de partida de Animasivo, el festival que dedica su programación a esa disciplina desde hace más de una década
Hace 11 años en la ciudad no existían carreras para animadores y el público tenía una noción distinta a la actual sobre las posibilidades de este tipo de cine. Era 2008 y bajo ese panorama nació Animasivo como un espacio dedicado por completo a la animación. En un principio fue uno de los foros del Festival del Centro Histórico, pero después de varias ediciones el evento tomó su propio rumbo.
“Siempre trabajamos con la idea de que la animación no está dedicada solo al público infantil. Estamos muy acostumbrados a verla de esa manera y ya existen ciertos dispositivos en los que habitualmente se puede consumir contenido de animación comercial, pero para su otra cara, la que maneja Animasivo, no existía algo así. Es un reto al que nos enfrentamos continuamente”, cuenta Rodrigo González, director del festival.
“Es una animación de autor (por nombrarla de alguna forma), es independiente y experimental. Cuando el festival surgió, el público comenzaba a descubrir los trabajos de Pixar en los cines comerciales, mas no las propuestas alternas que en un principio eran presentadas en museos y no en las salas de cine. Tuvimos que romper una barrera que existía en el público: cuando los cinéfilos y la gente del mundo del arte escuchaban la palabra animación, de inmediato pensaban en películas de clasificación familiar que serían consumidas por niños. Aún seguimos rompiendo muchas barreras respecto a este tema”, continúa.
Cuando el proyecto de Animasivo fue concretado, el Festival del Centro Histórico era dirigido por José Wolffer, cuya apuesta principal fue renovar el perfil del público que asistía año con año. Entonces, también surgieron proyectos como Radical Mestizo y Radar. “Animasivo nace cuando el Festival del Centro Histórico reenfoca los proyectos que estaba ofertando para el público”.
Después de cinco años Animasivo dejó de formar parte del festival y se convirtió en un evento independiente. Esa primera etapa garantizó la presencia de un público de nicho, cautivo a los conciertos y proyecciones que desde hace décadas se hacían anualmente en el Centro; después, en los siguientes seis años los asistentes que llegaron formaban parte de un público especializado y de nicho, lo cual presentó una especie de nuevo comienzo.
Quizá la clave y el principal impacto del festival sea a nivel formativo: “Hoy hay universidades, academias y centros para estudiar animación. Se pueden ver muchísimos tutoriales de especialización y hay plataformas de consumo. Ya existen alrededor de 11 carreras especializadas: el Tec, Centro y la UVM son ejemplos de universidades que se abrieron a esta posibilidad. El propio Carlos Reygadas abrió una carrera de Animación en la Escuela Superior de Cine. Lo interesante de Animasivo es que estas opciones no existían cuando el festival nació. Ahora nos da un gusto enorme ver que estudios establecidos desde hace cinco, seis, siete años, por ejemplo, surgieron en los talleres que han dado algunos de los creadores internacionales que han colaborado con nosotros”.
“Animasivo le abre las puertas a la experimentación y reúne exponentes nacionales e internacionales bajo una premisa irreverente y de ruptura de esquemas. Poco a poco, esto ha creado una escuela y le ha dado una voz y un sitio a México en el mundo de la animación”, subraya Andrea Mondragón, quien forma parte de Casiopea, colectivo que participa en la organización de Fonima, un evento de música y mezcla en vivo de animaciones. “La música y la imagen en movimiento están muy conectadas entre sí”, afirma Alex Castellanos, también de Casiopea. “También participamos en el cineminuto del festival. Se trata de un retrato de la CDMX, bajo las nociones de urbanidad y movilidad. Nos interesa la exploración, ya sea desde un compendio de pietaje por la ciudad o en la mezcla e integración de técnicas”, concluye Castellanos.
Respecto a la vitalidad y la vigencia de los temas, el director del festival destaca que las clases magistrales abordan las transformaciones que ha experimentado la animación: “la realidad virtual, las alternativas de producción (Roma, de Cuarón, es el mejor ejemplo) y la transformación en los propios lenguajes cinematográficos y los lenguajes animados”.
Prueba de esta inquietud es la charla “Narrativas interactivas”, que el director Vincent Morisset dará el jueves 29 a las 18:00 en la Universidad de la Comunicación. Morisset es la mente creativa del primer videoclip interactivo que se ha hecho: un video para Arcade Fire. Ese mismo día, en la misma sede, se proyectarán sus películas interactivas, Way to Go y BLA BLA, entre las 10:00 y las 20:00.
“Al margen de su trabajo con grupos como Sigur Rós y Arcade Fire, Morisset puede enseñar algo clave: la técnica no debe tener todo el poder. Las narraciones que hay que contar y su parte estética no deben subordinarse al desarrollo técnico”, concluye.
Además de los eventos ya mencionados, otros imperdibles de Animasivo son los documentales animados en competencia (algo inédito en el panorama de América Latina), el Ciclo de Directoras Internacionales durante la inauguración (miércoles 28, 19:00, foro al aire libre de la Cineteca), así como la proyección del largometraje Chriss the Swiss, de Anja Kofmel (documental que demuestra las posibilidades de la animación para tratar temas fundamentales de nuestro tiempo; Sala 7, 20:30).
Más información: animasivo.net