No sólo son policías, también son artistas que buscan ganarse la confianza de los chicos que pintan paredes en la ilegalidad
Jordi Osorio es artista desde hace más de 25 años. Es museógrafo del Centro Cultural San Ángel y curador de la galería Cool 43 en la Zona Rosa, donde presenta obras de grabado; pero también es policía.
Recientemente, ha sido nombrado coordinador administrativo de la Unidad Graffiti de la SSPDF: es el primer pintor en ocupar ese puesto.
Aunque los rayones no son su punto fuerte -él prefiere dibujar nahuales que le permiten expresar su manera de ver problemas sociales como la corrupción-, tampoco es algo que desconozca, ya que entre sus amigos se encuentran reconocidos exponentes del género, como Humo, Mibe, Dr. Lakra y Gatica, entre otros.
De hecho, en estos momentos, Jordi le está enseñando a una niña a pintar su nombre en grafiti en una hoja de papel, al sur de Coyoacán, como parte de los talleres de pintas legales que ofrece la policía capitalina.
Hace todavía siete años, esto habría sido imposible porque, durante mucho tiempo, policía y grafiteros estuvieron enfrentados en la CDMX. Al punto que, en 2003, bajo los consejos del alcalde neoyorquino Rudolph Giuliani, el entonces jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador decidió crear una Unidad Anti Graffiti, dedicada a la captura de artistas callejeros.
Pero los tiempos han cambiado, y cuando se dieron cuenta de que la represión no reducía el número de pintas que cada día amanecían en el DF, los propios policías militaron por un cambio de estrategia de la nueva Unidad Graffiti. Así que, desde 2009, comenzaron a reclutar artistas capaces de dialogar con los jóvenes para proponerles talleres y espacios legales de pintura.
El propio jefe de la unidad, Humberto Reyes, es un aficionado al lienzo que expone en diversas galerías de la ciudad y se siente incómodo a la hora de hablar de sus obras de arte, que no firma en numerosas ocasiones. Según el, “el tema del grafiti y el hip hop ha crecido tanto que ahora los chicos buscan un perfil de ser artistas y ya no callejeros”, por lo que espera que en algún momento pueda realizarse una exposición en donde se reconozca públicamente la calidad de los grafiteros de la Ciudad de México.
Para Ernesto Canto, el exmaratonista mexicano que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles, California, y actual director general de Prevención del Delito de la SSPDF, el cambio de Unidad Antigraffiti a Unidad Grafiti se refleja en la baja de detenciones de grafiteros de los últimos años. De 274 consigaciones en 2011, pasaron tan sólo 34 detenidos el año pasado, asegura.
Sin embargo, algunos artistas se siguen sintiendo incómodos con estas colaboraciones a pesar del nuevo cambio de política. Buick, un grafitero del sur de la ciudad, asegura que si no hay más detenidos es porque los chavos ya se niegan a dar ‘mordida’ a los policías que los cachan en pleno acto ilegal. Además de que “(quieren) que se hable de una sociedad bonita o de la historia de México, de cosas agradables, y creo que nadie está dispuesto a hacerlo, porque sería una mentira”.
Lo mismo que Herbok, quien, aunque vive en Puebla, viene seguido a la gran ciudad para plasmar sus creaciones en las paredes sin importar que le den permiso o no para dejar sus marcas. Porque para algunos, el grafiti, cuando se legaliza, deja de cumplir su función.
Pero para Jordi, la legalidad y el grafiti no son temas incompatibles, mientras se les deje a los jóvenes la libertad de expresar sus inquietudes en paredes, igual que él lo hace en los talleres que ofrece a los chicos de la ciudad o en las pinturas que expone en galerías de la Zona Rosa.
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DECLARACIÓN:
Julián Woodside woods, Investigador en expresiones culturales e identidades colectivas del Claustro de Sor Juana: “Para controlar el grafiti ilegal, primero deben atender los entornos de violencia que se viven en los hogares de gran parte de los jóvenes que se expresan a través de esta práctica.”
CIFRAS:
- 9 mil jóvenes, en promedio, han trabajado con la Unidad Graffiti creando obras de manera legal.
- 661 chavos grafiteros trabajaron con los policías de la Unidad Graffiti en lo que va del año.
- 13 años es la edad promedio en la que empiezan los jóvenes a pintar las paredes de forma ilegal.
ORÍGENES:
El grafiti es una de las cuatro expresiones básicas del hip-hop:
- Aunque cada graffitero es distinto, Humberto Reyes, jefe de la Unidad Grafiti, considera que los chavos que pintan ilegalmente en las calles tienen entre 12 y 14 años de edad, vienen de hogares generalmente disfuncionales y tienen el interés por expresarse, en este caso, a través del arte urbano.
- En la ciudad, el grafiti ilegal se concentra principalmente en las delegaciones de Iztapalapa, Iztacalco y Álvaro Obregón, aunque también en la delegación Cuauhtémoc ha crecido mucho este tipo de expresiones.
CONTEXTO:
Las víctimas preferidas de los grafiteros:
Uno de los objetivos más atractivos para un grafitero son los vagones del Metro. En internet se pueden ver decenas de videos de chicos pintando trenes en la CDMX.
Por esta razón, la Unidad Grafiti de la policía capitalina emprendió 231 operativos preventivos en todos los paraderos y estaciones del STC Metro en el periodo de febrero de 2014 a marzo de 2015.