Cada día, miles de personas recolectan, seleccionan y trasladan los residuos sólidos de la ciudad. Sin embargo, según la CDHDF, carecen del equipo para hacer esa tarea de forma segura y eficiente.
ARTE: ANDREE ÁVALOS
Falta de capacitación, uniformes y equipo de protección, instalaciones deterioradas y sucias, vehículos viejos y relaciones laborales poco claras son las condiciones que enfrentan las miles de personas que trabajan en el manejo de la basura en la capital, donde cada día se producen en promedio 12 mil toneladas de desechos.
Estos son algunos de los problemas de los que alerta la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad (CDHDF), luego de que investigó siete casos derivados de quejas en contra del sistema de recolección, separación y disposición final de los residuos sólidos urbanos.
Tras su investigación, que en julio de este año dio pie a una recomendación dirigida a instituciones centrales y delegacionales, la CDHDF advierte deficiencias en el manejo que las autoridades capitalinas dan a la basura, como permitir que ésta sea separada en la vía pública y tolerar que haya de cientos de tiraderos al aire libre.
En lo que se refiere a las personas que trabajan directamente con los residuos sólidos, el organismo encontró que carecen de condiciones dignas de trabajo y que esto, a su vez, afecta el servicio que brindan e impide que se garantice el derecho de la ciudadanía en general a un ambiente limpio.
Por esa razón, la comisión urge a las secretarías del Medio Ambiente (Sedema), de Obras y Servicios (Sobse), de Trabajo y Fomento al Empleo (STyFE) y de Finanzas, así como a las 16 jefaturas delegacionales, a tomar medidas concretas para evitar que la situación se agrave.
Algunas de sus recomendaciones son elaborar un censo de todas las personas involucradas en el manejo de la basura —trabajadores de base, eventuales y voluntarios—, capacitarlas para esta tarea y realizar un diagnóstico tanto del estado de sus lugares de trabajo como de sus necesidades.
Entre camiones y edificios viejos
Sobre la avenida Circuito 3, en la Unidad Lomas de Plateros, un camión recolector de basura de la delegación Álvaro Obregón hace su parada de todas las mañanas. Su pintura —alguna vez blanca— está cuarteada y ha empezado a desprenderse del metal, sus puertas rechinan y, mientras recibe decenas de bolsas de plástico y botes con desechos, su motor genera el ruido de un vehículo que ha recorrido varios kilómetros.
Escenas de este tipo son comunes en toda la capital porque, de acuerdo con la CDHDF y con testimonios recabados, los camiones utilizados por la Sobse y las delegaciones para el servicio de limpia tienen años sin ser reemplazados ni recibir el mantenimiento adecuado.
“Nada más con pasar, uno puede darse cuenta de las condiciones en las que están. Y, obviamente, las personas que están ahí trabajan junto a un foco de infección”, dice David Mínguez Novoa, vecino de la delegación Cuauhtémoc y administrador de la cuenta de Twitter @LaRomaDF.
Sin embargo, los problemas no se quedan ahí. Según la CDHDF, las barredoras mecánicas también se encuentran en mal estado, lo mismo que las bodegas y los campamentos donde se reúnen los trabajadores de base y eventuales. De estos últimos, un caso representativo es el campamento administrado por la Sobse para atender a la Central de Abastos.
“[Ahí se documentó] que las instalaciones eléctricas estaban defectuosas, faltaban lámparas, focos, llaves de regadera, apagadores y contactos […] no contaban con señalizaciones en materia de protección civil ni con extintores, y uno de los tanques [de gas] estacionarios presentaba fuga”, menciona la comisión.
Pepenadores vulnerables
Pero si las personas contratadas por instituciones enfrentan un panorama adverso, éste es aún peor para los trabajadores voluntarios: los pepenadores.
En su recomendación, la CDHDF advierte que esto se debe a que ni siquiera tienen una relación laboral formal —con beneficios como seguridad social—, a pesar de que las jefaturas delegacionales reconocen que colaboran en la recolección, selección y disposición final de la basura. Incluso, en ocasiones les imponen horarios.
Las delegaciones donde hay más personas trabajando voluntariamente en el manejo de residuos sólidos son Iztapalapa, con 2,000; Álvaro Obregón, con 1,800, y Coyoacán, con 600, según datos que éstas entregaron a Derechos Humanos.
Estos trabajadores no tienen sueldo. Su principal fuente de ingresos son las propinas que los vecinos les dan por llevarse la basura y, a cambio de colaborar con las delegaciones, muchos sólo piden que les proporcionen instrumentos de trabajo.
Sin embargo, advierte la CDHDF, con frecuencia esto no ocurre, sino que son los propios pepenadores quienes deben adquirir sus propias protecciones —como guantes o tapabocas— o trabajar sin ellas.
Para la comisión, todo esto indica que la Ciudad de México “no está protegiendo a un sector vulnerable ni garantizando un trabajo digno, pero sí se está beneficiando de sus servicios y de su continuidad, y quebranta obligaciones no sólo de protección, sino de respeto, garantía y promoción de sus derechos humanos”.
En cifras
- 12% de las personas que trabajan en el manejo de la basura ha recibido capacitación.
- 2,460 camiones recolectores de basura tenían las delegaciones capitalinas en 2014.
- 50% de las barredoras usadas en 2014 para el servicio de limpia estaba en malas condiciones.