El nuevo modelo educativo está enfocado en que los alumnos dejen de repetir para aprender, pero ¿será suficiente con las buenas intenciones?
ARTE: MICHEL LARIS
¿Eres de los que memorizaron “π por radio al cuadrado” pero no sabes qué es? Seguro tus maestros eran creyentes de que todo se aprende con base en repeticiones. Al parecer se acerca el fin de ese viejo esquema, o al menos, eso se pretende.
A partir del próximo ciclo escolar comenzarán las gestiones en las escuelas de educación obligatoria —primaria, secundaria y bachillerato— para introducir un nuevo modelo educativo, que fue anunciado por la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Este nuevo programa busca que, al finalizar la educación, los alumnos hayan desarrollado 11 habilidades específicas que les facilitarán adquirir nuevo conocimiento.
Estas habilidades son: de lenguaje y conocimiento, pensamiento matemático, exploración y comprensión del mundo natural y social, pensamiento crítico y solución de problemas, habilidades socioemocionales y de proyección de vida, colaboración y trabajo en equipo, convivencia y ciudadanía, apreciación y expresión artística, atención al cuerpo y a la salud, cuidado del medio ambiente, y habilidades digitales.
El nuevo modelo proyecta que los alumnos de primaria serán capaces de plantearse estrategias para resolver problemas y aplicarlas en la vida diaria.
Mientras que la guía que se repartirá a los estudiantes de secundaria promete que, al graduarse, tengan suficientes habilidades para presentarse frente a una audiencia y conducirse con seguridad.
Del mismo modo, se pretende que al concluir el bachillerato, los estudiantes manejen un buen nivel de inglés para que, incluso, puedan estudiar en otro país.
Innovaciones a la vista
El documento base del nuevo modelo educativo explica que se construyó tomando en cuenta cinco ejes que permitirán transformar la educación obligatoria.
De esta manera, la escuela tomará un papel central y podrá decidir, por ejemplo, parte de los contenidos que se impartirán, lo que anteriormente no era posible.
El segundo eje contempla que cada nivel educativo tenga un perfil de egreso que vaya acorde al siguiente nivel de estudios, lo que antes no ocurría, ya que las diferencias eran sustanciales entre un grado y otro.
También prevé la inclusión de contenidos para mejorar las habilidades socioemocionales de los estudiantes, que anteriormente no estaban contempladas, así como la enseñanza obligatoria del inglés. Este eje se enfocará en habilidades clave que permitan adquirir nuevos conocimientos.
De acuerdo con Carlos Ornelas, doctor en Educación e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), esto representa una oportunidad de mejora significativa: “La apuesta principal es hacer un cambio en pedagogía, del énfasis en la enseñanza, que la identifican peyorativamente como repetitiva o enciclopédica”, dice.
De esta forma, se espera que el nuevo modelo deje fuera la enseñanza de memorización y se enfoque más en el famoso “aprender a aprender”.
“Aquí lo que percibo es que no se debe enseñar para los exámenes, sino para el razonamiento crítico, de innovación, el pensamiento independiente. Y esto implica otras técnicas de enseñanza”, explica.
El tercer eje contempla evaluaciones y capacitación constantes para profesores.
El cuarto plantea una estrategia para evitar la exclusión escolar, y el quinto prevé cambios administrativos para poner en marcha el nuevo modelo.
No todo lo que brilla es oro
La SEP se planteó como meta comenzar con las gestiones para implementar el nuevo modelo educativo durante este año, sin embargo, se espera que sea una realidad hasta el ciclo escolar que comienza en agosto de 2018.
Y para que comience a mostrar resultados, el titular de la SEP, Aurelio Nuño, y el subsecretario de Educación Básica, Javier Treviño, han reconocido en distintos momentos que los primeros cambios de este modelo podrían tomar hasta 10 años.
“Para que llegue a todas las escuelas y para que los programas se ejecuten correctamente, tiene que participar mucha gente y hay muchos estorbos en el camino”, considera Carlos Ornelas.
Entre los obstáculos que prevé el especialista, hay tres principales: el acceso a recursos económicos para llevarlo a cabo —que la misma Secretaría de Educación no ha aclarado de donde se obtendrán—, la oposición de los sindicatos magisteriales y la resistencia de los maestros dentro de las aulas hacia al cambio en la enseñanza.
“Los que nos dedicamos a la enseñanza tenemos estilos, métodos y costumbres arraigadas. Sabemos, o pensamos que sabemos, cómo enseñar. No nos gusta cambiar y menos que nos digan de fuera cómo y para qué cambiar”, dice Ornelas.
El especialista sostiene que este es el gran obstáculo que enfrenta la educación, principalmente en el nivel básico.
“La innovación nos perturba. Tenemos dificultades para entender las cosas nuevas y por eso defendemos mucho el espacio donde nos movemos desde hace años, que es, en el caso de la educación básica,
la pedagogía y la enseñanza”, señala.
En cifras:
- 1,020 maestros con dominio de inglés se contratarán en el país para que impartan esta materia.
- 1,183 escuelas registradas de educación primaria hay en la Ciudad de México.
- 32 de cada 100 personas en la CDMX concluyen su educación hasta el bachillerato.