El Mercado de Artesanías de la Ciudadela tiene más de 50 años de historia y en sus pasillos hay varias joyas
Caminar por sus pasillos es como recorrer un arcoíris: rosa mexicano por allá, verde o azul… Y es también viajar y conocer parte de la cultura de México. Paseas entre huipiles, máscaras, arte huichol y más. Se trata del Mercado de Artesanías de la Ciudadela, en el centro de la Ciudad de México.
Todo empezó en la década de los 60. Nuestro país fue sede de los Juegos Olímpicos en el 68, que dejaron un gran legado arquitectónico en la ciudad —como el Palacio de los Deportes o la Alberca Olímpica Francisco Márquez—, pero no fue lo único, pues también nos dejó el Mercado de artesanías de la Ciudadela.
En ese entonces aún no se constituía como mercado. Algunos artesanos formaban parte de la Feria del hogar, la cual se realizaba en el Auditorio Nacional; ahí el entonces secretario de Industria y Comercio, Octaviano Campos Salas, se acercó al grupo de artesanos para invitarlos a exponer sus productos para los Juegos Olímpicos. “Quería que mostráramos nuestras obras con dignidad y orgullo”, cuenta el señor Rubén Darío López, uno de los artesanos fundadores.
Todo el colorido mexicano en un solo lugar
Los artesanos comenzaron a mostrar sus productos en la feria de la manzana donde estaba el antiguo depósito de armas. Luego, en 1965, pidieron ayuda al gobierno para poder instalarse en el lugar abandonado donde hoy se encuentra el mercado, sobre avenida Balderas, entre Ayuntamiento y Emilio Donde. En ese entonces, era un grupo de aproximadamente 35 artesanos.
De acuerdo con Darío, les pidieron que buscaran a más artesanos para tener representatividad de todos los estados de la República. Así que el grupo presentó el proyecto a los gobernadores para que mandaran a artesanos y productos. Actualmente, hay 366 locatarios.
El 1 de junio de 1965 se estableció como la Feria de la Ciudadela y en 1966 se conformó como la Unión de Artesanos y Similares de la República Mexicana, aunque celebra su aniversario en noviembre.
A lo largo de estos años, el Mercado de Artesanías de la Ciudadela ha tenido varios altibajos, como la ola de productos orientales que imitan las artesanías, la economía mexicana o conflictos sociales. Y un evento que lo ayudó a consolidarse en la ciudad fue el Mundial de futbol en 1970.
Alebrijes, ropa y más
Aunque el Mercado de artesanías tiene 366 locatarios, son pocos los que fabrican sus artesanías o que tienen ahí mismo sus talleres. Una de ellas es la señora Petra García, de 84 años y quien es una de las fundadoras del lugar. Desde que tenía 7 años se ha dedicado a hacer obras con vidrio estirado, incluso ha llevado sus artesanías a Europa y ha recibido reconocimientos por su trabajo.
Entre figuras de vidrio y batidores, la señora Petra cuenta que, cuando llegaron al predio, parecían ruinas y entre los locatarios fueron construyendo el mercado: primero pusieron puestos con techos de tela, pavimentaron y pusieron los servicios como agua y luz. “Antes teníamos más publicidad, salíamos en los programas de Chabelo”, cuenta la artesana. Se encuentra en el pasillo 2 y puede hacer la figura que se le pida.
Otro de los fundadores es Rubén Darío, quien trabaja figuras prehispánicas al lado de su esposa Oliva Avendaño Castellanos, quien trabaja el barro negro, ambos son oriundos de Oaxaca. En su local hay árboles de la vida, juegos de ajedrez, así como figuras de dioses prehispánicos. “Quisiéramos apoyo del gobierno para difundir más nuestros, para poder hacer exportaciones. Nos hace falta mercado”, cuenta el señor, quien también dice que hay que dar más valor a las artesanías mexicanas.
Pasando el estacionamiento, hay algunos talleres de madera, donde sobre todo hay guitarras. También hay de hojalatería, como el del señor Ernesto Bonilla, quien lleva 39 años trabajando este material.
A lo largo de los pasillos se encuentran artesanías diferentes y representativas de todo el país, como los típicos y coloridos alebrijes, juguetes de madera u otros materiales, cosas de barrio negro o cerámica, joyería de plata, huipiles y chales, prendas de lana, bolsas, zapatos y otros artículos de piel —y que totalmente vale la pena comprar, más por los adornos que algunos tienen—. Incluso se pueden encontrar máscaras de luchadores, vestidos típicos regionales o hamacas.
Hay locales de arte huichol
Desde máscaras, portarretratos o calaveras hasta collares y aretes. Al igual que otros artículos, son de gran valor artístico por el trabajo que conlleva hacerlos. A pesar de eso, el precio de las artesanías no es tan alto, tanto que puedes encontrar un huipil desde $250.
Y si tanto comprar artesanías da hambre, una gran opción para comer dentro del mercado es la fonda Carmelita, que enamora paladares desde 1968. Obviamente en su menú hay platillos típicos mexicanos, como chilaquiles con carne, sopes, huevo con jamón, quesadillas y más.
El Mercado de Artesanías de la Ciudadela está abierto de lunes a sábado de 10:00 a 19:00 y los domingos de 10:00 a 18:00. La entrada es libre, aunque dentro puedes gastar lo que quieras, según las artesanías que quieras comprar. Eso sí, todas son bonitas y de buena calidad.