Moisés Vázquez lucha como todo un superhéroe para captar la atención de sus alumnos y mantenerlos inspirados
FOTO: LULÚ URDAPILLETA
“Soy ayudante de profesor y doy materias como Lenguajes de programación, Álgebra superior, Lógica computacional y Teoría de autómatas”, así se describe Moisés Vázquez, licenciado en Computación y gran fanático del Hombre Araña.
Al filo de la emblemática fuente de Prometeo, en la Facultad de Ciencias de la UNAM, el hombre disfrazado de uno de los héroes más reconocidos de Marvel Comics explica que de esta manera ha logrado mejorar la interacción con sus alumnos y hacer el proceso de aprendizaje menos tedioso.
“Todo inició por casualidad. En uno de mis trayectos en el Metro, venía leyendo un cómic y recuerdo que en una viñeta estaba Spider-Man dando clase. Quedé fascinado con la idea. Pensé que, de replicarlo, lograría una interacción más divertida”.
Y como si fuera la vida de Peter Parker, Vázquez decidió ponerse el disfraz para aplicar un examen y encarnar en un mismo cuerpo dos conceptos que marcaron su vida: compromiso y educación, herencia de sus profesores y de su cómic preferido.
“Lo hice poco a poco y me di cuenta de que cada vez había una mejor comunicación con ellos. Se convirtió en una dinámica mucho más divertida. Simplemente encontré una mejor manera de hacer mi trabajo”, narra el catedrático de tan solo 27 años de edad quien, desde hace tres, descubrió su verdadera vocación: enseñar.
El próximo profesor titular de la carrera de Ciencias de la Computación —si se le otorga este grado el siguiente periodo escolar— planea continuar enseñando con su cuerpo y rostro ocultos por el solo hecho de hacer las clases amenas y disfrutarlo, una libertad que la UNAM acepta en beneficio de estudiantes y maestros a favor de facilitar el conocimiento.
“Creo que el Hombre Araña es una creación para inspirar valores. El más fuerte es la responsabilidad y trato de transmitir esa idea. Pero empiezo por mí al preparar mis clases de una manera clara y divertida, y a mis alumnos les recuerdo que así como es su derecho recibir cátedra, su responsabilidad es cumplir con los deberes en el aula”.
Pero la clave para que los estudiantes aprendan y continúen interesados no solo está en el traje que porta, sino en la filosofía que intenta transmitir en cada clase: saber combinar diversión, aprendizaje, responsabilidad y respeto.
“Lo veo como una motivación encaminada hacia los valores, porque el conocimiento ya está al alcance en los libros e internet, en cambio, ciertos principios se están perdiendo. Y es justo eso lo que trato de rescatar: el gusto por aprender, enseñar y trabajar en equipo”.
Pero como todo superhéroe, este profesor confía que la red de valores debe solidificarse con cohesión social. “La educación es el pilar de cualquier país y en México está muy descuidada. En este momento se ve a los profesores como los malos de la película, pero justo es lo que tiene que cambiar. Se trata de ayudarnos entre todos a ser responsables en promover mejores temas y prácticas en lo que uno se dedica”.
Para el “Spidy de las aulas”, quienes desertan de la universidad muchas veces no tienen inspiración, no ven un cambio entre estudiar y no hacerlo porque las oportunidades laborales son pocas o mal pagadas y algunos piensan que concluir una carrera es el “papel” para ganar más dinero.
“Lo importante es tener claro que uno estudia por lo que le gusta y el objetivo es hacer funcional a la sociedad a través de las pasiones”. Una de las moralejas preferidas de varias historietas de ficción.
Aunque sabe que la ciencia y la educación son clave para el desarrollo del país, Moisés también sostiene que cualquier cambio empieza desde el hogar y el salón, pero la sociedad es el camino para lograrlo. “Somos capaces de generar nuestras propias soluciones. Aquí sobra talento, pero no hay apoyo del gobierno, empezando por las instalaciones. Se tiene que invertir en escuelas y profesores mejor pagados”.
CIUDADES ENCONTRADAS
Todos los días, el profesor de Ciencias se levanta con el objetivo de animar a sus alumnos a ser mejores profesionistas y personas. Se pone el disfraz de superhéroe y viaja desde Iztapalapa hasta Ciudad Universitaria (CU) como cualquier mortal.
“Amo la diversidad de la ciudad. Lo que más disfruto es salir y ver a la gente conviviendo, observar a toda la metrópoli funcionando, pero, irónicamente, es lo que más me molesta porque ya no hay comunicación, hay mucha indiferencia”.
En el transporte público es donde más observa a una sociedad desarticulada y se refleja la violencia. “Retomar en serio los valores es la primera solución”, reitera.
Como integrante de la comunidad universitaria, Moisés considera que los recientes hechos de violencia registrados en las instalaciones de CU son proyecciones de los problemas de la ciudad en general. “Es un llamado para las autoridades y los ciudadanos para que seamos solidarios. Estamos en un espacio mágico, lleno de gente interesante, con una historia rica, donde a diario se forjan mejores personas, algo que no se debe perder”, expresa. Y esa parte positiva es muy difícil de encontrar en otro lugar, incluso en los cómics.
En cifras:
- 3 años lleva Moisés Vázquez dando clase en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
- 2 veces a la semana imparte clase de Álgebra, Programación o Teoría de autómatas.
- 2014 es el año en el que concluye sus estudios y se gradúa como licenciado en Computación.