Tras exhibirse en ciudades como Tokio, Montreal o Londres, la muestra de Björk digital vuelve a la CDMX para hacernos vibrar con el universo de esta artista.
Por José Quezada
Hace casi 20 años, durante el rodaje de Dancer in the Dark, de Lars von Trier, Björk conoció al realizador de videos Matthew Barney, quien se convertiría en su pareja y padre de su hija Ísadóra. Más de una década después, entre 2013 y 2014, Matthew y Björk se separaron, pero la artista islandesa pudo darle un cauce creativo a su duelo de la mejor forma en la que sabe hacerlo. Björk publicó en 2015 el álbum Vulnicura, octavo lanzamiento de estudio en su carrera y un registro honesto y visceral sobre las etapas de su catarsis. El orden es cronológico, así que la canción que abre el álbum, “Stonemilker”, relata los sucesos que detonaron la ruptura, mientras que la última, “Quicksand”, medita sobre el futuro que se pierde cuando las diferencias son inconciliables. Desde el título del álbum, el mensaje es claro: vulnicura, palabra que proviene del latín, significa “cura de las heridas”. El destino final del disco no fue su mera distribución comercial y su interpretación en conciertos.
Hoy, la frase de Rimbaud, “La vida está en otra parte”, podría ser reinterpretada por Björk: “El futuro está en otra parte”. La app de Biophilia, videos en 360°, canciones que imitan los procesos de la naturaleza, la máquina de sonido Reactable y sus exploraciones de la realidad virtual son ejemplos de la inquietud de Björk por experimentar e innovar en las formas en que el público entiende la música.
Una prueba de ello puede verse en México por segunda ocasión: la muestra Björk digital. Música y realidad virtual se exhibe en las galerías Central, Arte Binario y Espacio Alternativo del Centro Nacional de las Artes (Cenart) hasta el 27 de julio.
Con el uso de visores RV, Björk digital es una puerta para que el espectador entre y viva una experiencia inmersiva en los universos privados del Vulnicura.
La exposición está integrada por piezas audiovisuales que no se limitan sólo a la realidad virtual, sino al contenido creado en 360°. Las seis piezas de tecnología digital fueron creadas a partir de las canciones “Black Lake”, “Stonemilker”, “Quicksand”, “Mouth Mantra”, “NotGet” y “Family”, en un lapso de tres años, entre 2014 y 2016. Para lograrlo, Björk colaboró con Andrew Thomas Huang, Kaoru Sugano y Jesse Kanda.
Además, en Espacio Alternativo hay un Cinema Room donde se proyecta una selección de la videografía de Björk, mientras que en la galería Arte Binario, el público puede acercarse al proyecto interdisciplinario Biophilia, conformado por el álbum homónimo, un proyecto educativo y la app antes mencionada, en la que el espectador puede descubrir un poco de las ideas de la cantante de “Hyperballad” sobre las conexiones entre cosmos, naturaleza y música.
También lee: Naturaleza que inspira
Algunas de las piezas expuestas en Björk digital han recorrido el mundo y ganado premios internacionales. Por ejemplo, “Black Lake” se exhibió en el MoMA de Nueva York, y “NotGet”, una experiencia contemplativa en la que Björk porta las máscaras creadas por James Merry para metamorfosearse en polilla, fue reconocida en 2017 con el Grand Prix del Festival de Cannes.
La producción ambiciosa y los premios detrás de “NotGet” y “Black Lake” no hacen que las demás piezas desmerezcan: “Stonemilker” es una experiencia en 360°, con efectos de profundidad hacia el paisaje (la playa islandesa en la que se grabó el video) y acercamientos al rostro de Björk; “Mouth Mantra” le permite al público recorrer una maqueta digital que tomó como modelo la boca de la cantante, y “Family”, uno de los montajes centrales de la muestra, incluye dos controles que permiten al público interactuar con el citado avatar de la cantante.
Por último, hay varias actividades complementarias que se realizan en colaboración con el Centro de Cultura Digital (CCD): charlas, foros, mesas redondas, ciclos de cine (como la proyección del documental When Björk Met Attenborough), sesiones de 360° Live Paint y un Meetup de Inmersión. En este marco, el CCD es sede de la exposición “Desdoblamientos”, que reúne cuatro piezas de creadores mexicanos interesados en el uso de la tecnología digital para generar experiencias inmersivas.
Si el público asistente padece claustrofobia, problemas cardiacos, convulsiones, epilepsia o fotofobia, la visita a Björk digital debe hacerse con precaución y siguiendo las advertencias. Se recomienda llegar con anticipación de 30 a 45 minutos al horario asignado (en caso de llegar tarde, no se aplicarán reembolsos). No se permite el acceso a menores de 13 años.
Cuándo: hasta el 27 de julio de 10 a 18 horas.
Dónde: Galerías del CENART, Río Churubusco 79, Country Club Churubusco.
Costo: $150, hay descuentos para estudiantes, maestros e INAPAM directo en taquilla.También puedes comprar boletos en Ticketmaster.
Te recomendamos: Música para combatir el miedo