Mujeres Vinileras es un colectivo integrado por 33 chicas convencidas de que la música es la mejor forma de romper fronteras, compartir ideas y relacionarse con otros
Los discos de vinilo han dejado de ser parte de los cuartos que hacen de bodega en toda casa. Para las integrantes del colectivo Mujeres Vinileras no se trata de un material de decoración, sino de objetos coleccionables que ofrecen música en el “formato de mejor calidad auditiva” y desde hace unos meses formaron un colectivo con el que comparten ritmos en toda la ciudad.
Todo comenzó con una convocatoria en internet. Jennifer Rosado, una de las fundadoras, buscaba a mujeres que coleccionaran vinilos y que estuvieran interesadas en seleccionar y compartir música. “Nos sorprendió la respuesta, pensábamos que no íbamos a ser más de diez, pero nos juntamos muchas más. Todas con ganas, apasionadas de los vinilos y con ideas muy diversas”, dice Alejandra García, miembro del grupo.
Actualmente, el colectivo está formado por 33 mujeres, 27 de ellas de la Ciudad de México y el resto de Guanajuato, Morelos y Oaxaca. Todas son de distintas edades y ocupaciones: hay fotógrafas, psicólogas, comunicólogas, diseñadoras, emprendedoras, investigadoras y quienes se dedican a la música por completo.
Aun cuando tienen otras ocupaciones, cuentan con un calendario de presentaciones en diferentes bares, terrazas y cafeterías de la ciudad, en donde mezclan y comparten tornamesas con otras mujeres.
Para Alejandra, formar parte de Mujeres Vinileras le ha permitido cambiar la forma con la que se relaciona con otros. Se dio cuenta de que la música es una herramienta de socialización y conexión que facilita la convivencia entre gente con ideas y sensibilidades distintas.
“Estamos conectadas a través de la música. Normalmente te fijas en las ideas de las personas antes de crear un vínculo, pero aquí la conexión es la música, lo demás pasa a segundo término y eso te hace no poner barreras, no juzgar. A través de su música entiendes la sensibilidad del otro y aprendes de su personalidad a partir de las canciones que les gustan”, cuenta Alejandra, quien empezó a coleccionar hace cinco años y hoy cuenta con 400 vinilos.
Mujeres en la música
La música es un medio masculino donde la mujer no tiene tanta presencia ni tanto poder, dice García. Por ello, el colectivo Mujeres Vinileras les ha permitido hacerse escuchar, tener control de sus gustos musicales y compartirlos con otras mujeres con las que tienen intereses comunes.
Asegura que a las mujeres se les ha visto como fanáticas o groupies, mientras los hombres sí son reconocidos como músicos o productores. “La razón de crear este grupo es demostrarnos que en realidad tenemos las mismas capacidades y podemos tener la misma presencia que un hombre y todo a través de un colectivo que es autogestionado por puras mujeres”.
Dice que entre las dificultades de ser una mujer en la música están conseguir espacios para presentarse e incluso obtener el pago por su trabajo. Además, convencer a quien contrata de que eres buena y que tienes algo que ofrecer, y, una vez logrado esto, es necesario insistir el doble para que les ofrezcan condiciones técnicas, de equipo y audio de buena calidad, para que no sean vistas como mujeres que hacen música por puro entretenimiento.
“Hemos convivido con hombres que son nuestros aliados y también con otros a quienes de repente les cuesta trabajo escucharte, valorar lo que haces. Por desgracia, el tema de género está ahí cada día, en todas las cosas que haces, pero creemos que mientras uno llegue con las ideas claras y nos sintamos seguras de lo que sabemos hacer, tenemos la mitad del camino andado”.
¿Por qué vinilos
Para las Mujeres Vinileras, escuchar música en este formato es una manera de replantear su relación con la música, detenerse y oír un disco de principio a fin en una época en la que las personas utilizan reproductores digitales en modo aleatorio.
Además, dice, es un formato muy completo que permite escuchar matices que en otros no se puede debido a la compresión auditiva que se produce al momento de digitalizar un audio, algo similar a tomar la foto de un atardecer con cámaras de diferente resolución.
“En digital, de repente el audio o la obra de un músico está un poco aplastada o comprimida y hay matices que no alcanzas a distinguir hasta que lo escuchas en vinilo. Muchos sonidos que están ahí, que existen de origen, no pueden ser apreciados hasta que pones un vinilo. Es algo muy romántico”, explica Alejandra.
Además de una cuestión artística, ser coleccionista de vinilos implica un ejercicio de resistencia, de recorrer tiendas y mercados en busca de ediciones, de encontrar joyas musicales en diez pesos o hasta en dos mil, de entender el arte de su creación, los materiales con los que están hechos y el proceso de importación, pues pocos artistas producen sus discos en vinilo por el costo que implica y el avance de lo digital.
“Para mí, significa volver a los tiempos en los que comprabas un disco, valorabas la obra de un artista, escuchabas todas las canciones. Además, descubres otra calidad auditiva y después todo eso se vuelve como un vicio, un lujo”.
Puedes conocer el calendario de presentaciones del colectivo a través de las redes sociales de Mujeres Vinileras (FB: @mujeresvinileras), además de que en las próximas semanas subirán algunas de sus setlists a YouTube y SoundCloud.