El 62% de la población capitalina tiene menos de los nueve metros cuadrados por persona recomendados por la OMS.
Seis de cada 10 capitalinos batallan para encontrar áreas verdes, de acuerdo con los más recientes datos oficiales.
Se trata de las personas que viven en ocho de las 16 delegaciones de la Ciudad de México —Azcapotzalco, Benito Juárez, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Tláhuac y Venustiano Carranza—, donde la cantidad de áreas verdes por habitante es menor a la cantidad mínima que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS): nueve metros cuadrados.
Las demarcaciones mencionadas concentran a 62% de la población de la capital y sus condiciones contrastan con las de Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Miguel Hidalgo y Tlalpan, donde existen grandes extensiones de suelo de conservación.
De acuerdo con la OMS, nueve metros cuadrados por habitante es la cantidad mínima de áreas verdes a la que debe tener acceso la gente, con el propósito de poder enfrentar los efectos negativos de la urbanización y de contar con fuentes de oxígeno y sitios de esparcimiento y relajación.
En lugares como Iztapalapa, sin embargo, los elementos naturales predominantes son pastos y arbustos secos y descuidados. En esta delegación del oriente —donde vive 20% de los capitalinos— sólo hay 3.1 metros cuadrados de áreas verdes por persona y la mancha urbana ha ido acabando, incluso, con áreas protegidas como el Cerro de la Estrella y la Sierra de Santa Catarina.
Tláhuac tiene una situación similar, pues sus habitantes únicamente cuentan con 3.2 metros cuadrados de áreas verdes y su suelo de conservación es usado principalmente para labores agrícolas.
De acuerdo con especialistas, la falta de áreas verdes en estas demarcaciones se debe fundamentalmente al crecimiento de la mancha urbana, derivado de la expansión de asentamientos humanos irregulares o del desarrollo inmobiliario.
Esto último se observa en delegaciones como Benito Juárez y Cuauhtémoc, las cuales, a pesar de no ser las más pobladas, han registrado un aumento en la construcción de edificios para oficinas y vivienda, y tienen una elevada población flotante.
En la Benito Juárez, menos de 10% del territorio corresponde a áreas verdes y las pocas que hay, a excepción de lugares como el Parque Hundido y el Parque de los Venados, son espacios pequeños. Y en la Cuauhtémoc, los parques y las alamedas no son suficientes para contrarrestar los efectos de la urbanización.
Espacios desprotegidos
Diversos expertos en medio ambiente coinciden en que la situación de las áreas verdes en la Ciudad de México cobra más relevancia en momentos como el actual, cuando la capital del país enfrenta problemas de contaminación. Esto se debe a que dichos espacios no solamente generan oxígeno, sino que crean microclimas que ayudan a regular la temperatura y prevenir la concentración de contaminantes.
En ese contexto, los especialistas también advierten de que las autoridades capitalinas actuales y administraciones anteriores no han demostrado compromiso con la preservación de estos sitios.
“Las áreas verdes son necesarias en la Ciudad de México. El desarrollo urbano se ha comido muchos espacios verdes valiosos y, junto con la mala planeación, nos ha traído hasta hoy, hasta las contingencias y los graves problemas de salud que sufren los capitalinos”, dice Paloma Neumann, bióloga de la organización Greenpeace.
Además, de acuerdo con Daniel Rivas, doctor en Diseño Urbano, la ausencia de áreas verdes en una urbe tan grande como la capital mexicana también tiene consecuencias sociales, porque estos espacios fungen como sitios de recreación, educación y organización comunitaria.
“Las autoridades se están equivocando al ignorar sus ventajas sociales y ambientales, al descuidarlas y eliminarlas”, asegura.
¿Y el seguimiento?
A la par de lo anterior, los expertos critican que las autoridades no hagan un seguimiento más puntual y rápido a la situación de las áreas verdes en la Ciudad de México.
El estudio más reciente, elaborado por la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT), data de 2009. Fue el último documento en el que se hizo un inventario de las áreas verdes de la capital.
En ese año se dijo que la actualización de los datos se haría de forma continua, con la finalidad de que esa información sirviera para diseñar y ejecutar las políticas públicas de recuperación de espacios verdes. Sin embargo, a la fecha esto no ha ocurrido.
“No es complicada la actualización. Es más fácil por los avances en los recursos tecnológicos, incluso es más barato. Desconozco las razones por las que se dejó de actualizar”, dice Juan Manuel Nuñez, especialista del Centro de Investigación en Geografía y Geomática (CentroGeo), y uno de los especialistas que colaboraron en el inventario de 2009.
“El desconocimiento de los espacios que debemos cuidar los hace vulnerables a la desaparición. Si no sabemos qué tenemos, también desconocemos los beneficios que nos pueden dar, y su ausencia nos pone en riesgo a todos”, recalca el experto.
En cifras
- 9 metros cuadrados de áreas verdes por habitante es el mínimo recomendado.
- 5.3 metros cuadrados de áreas verdes por persona es lo que ofrece la capital, en promedio.
- 8 de las 16 delegaciones no cumplen con el mínimo recomendado por la OMS.