En 2007, la CDMX inició una revolución en los derechos de la comunidad LGBTTTI. Antonio y Jorge son parte de esa historia.
FOTOS: LULÚ URDAPILLETA
Hace unas semanas, Paseo de la Reforma estaba de fiesta. Banderas multicolores, carros alegóricos, disfraces y bailes enmarcaban la marcha del orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual (LGBTTTI), que para esta edición tuvo como lema “Todas las familias, todos los derechos”.
Entre los miles de manifestantes se encontraban Antonio Medina, de 47 años, y Jorge Cerpa, de 41, acompañados de su hijo Mateo, a quien han llevado a todas estas marchas desde que lo adoptaron en 2011.
Sin embargo, admiten, en esta ocasión dudaron si llevarlo o no, ante el temor de que hubiera alguna clase de violencia homofóbica. Su miedo provenía del reciente ataque a un bar gay en Orlando, Florida —donde fueron asesinadas 50 personas—, y del rechazo hacia la comunidad LGBTTTI que consideran es alimentado por los grupos más conservadores del país.
“El trasfondo del discurso de la Iglesia católica y sus líderes está fomentando el odio, la división social. Y esos discursos, en oídos de grupos fundamentalistas, se convierten en misiones divinas”, dice Antonio.
Él y Jorge forman parte de la revolución en materia de derechos y diversidad sexual que la ciudad comenzó en 2007. Ese año, tras la entrada en vigor de la figura de las sociedades de convivencia, fueron la primera pareja gay que se unió legalmente y lo dio a conocer a los medios.
Desde entonces, junto con otros miles de activistas, ONG y académicos, han promovido otros cambios legales, como las reformas que hicieron realidad el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Para ambos hombres, estos hechos demuestran que en la capital ha habido avances significativos para reconocer los derechos de la comunidad LGBTTTI, aunque les preocupa que pueda haber retrocesos y que la discriminación persista.
En su caso, dicen que recientemente sólo han sido discriminados una vez —un día en el que empleados de una heladería se rieron de ellos frente a Mateo—, pero son conscientes de las cifras en torno al tema.
Según el más reciente informe de la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia (CCCOH), de 1995 a 2014 se registraron mil 218 homicidios por homofobia en el país, y la ciudad fue la entidad con más casos: 190.
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El momento de salir del clóset
Jorge, quien actualmente trabaja en un banco, reveló su orientación sexual cuando tenía 24 años y su madre acababa de morir. “Cuando mi mamá falleció, ya no me preocupó más el asunto. Si alguien estaba de acuerdo o no, ya no tenía que rendirle cuentas a nadie”, dice.
En el caso de Antonio, quien es académico en la UACM y secretario de Diversidad Sexual del PRD, él hizo pública su orientación sexual cuando tenía 19 años. En ese entonces estudiaba en la UAM, donde algunos de sus amigos al principio “se sacaron de onda”, pero después lo aceptaron. Lo más difícil fue decírselo a su padre, quien terminó por apoyarlo.
De esa época, Antonio recuerda un momento que le ayudó a tomar valor para admitir su orientación sexual. Fue una conferencia de la periodista María Victoria Llamas, quien en un auditorio de la UAM contó cómo había sufrido un tío suyo que era homosexual y, a raíz de ello, llamó a los jóvenes a aceptarse a sí mismos.
“Estoy segura de que aquí, entre el público de este auditorio, debe haber por lo menos tres homosexuales que viven oprimidos por las bromas que todos les hacen. Por tanto, yo reto a que esta universidad, que es liberal, respete a los homosexuales y que aquí salgan del clóset y lo digan con orgullo”, dijo Llamas entonces, y Antonio alzó la mano ante ese llamado.
Nuevos modelos de familia
Mateo nació el 22 de agosto de 2011. Jorge y Antonio lo tuvieron en brazos apenas dos horas después de que su madre biológica dio a luz, pues ella decidió darlo en adopción porque no tenía recursos para mantenerlo. El acuerdo facilitó los trámites para la pareja, cuya vida cambió desde entonces.
De lunes a viernes, antes de ir a la oficina, Antonio deja a Mateo en la escuela. Cuando sale de clases, Jorge o alguna de sus tías pasan por él y lo llevan a casa para que coma y haga la tarea. Por las tardes, los tres ven caricaturas y los fines de semana van al parque. En otras palabras, hacen lo mismo que las parejas heterosexuales.
“Mateo tiene claro que vive en una familia homoparental, que tiene dos papás y que somos una familia no convencional. Él tiene muchas referencias, tanto heterosexuales como de parejas del mismo sexo”, dice Antonio, para quien no hay duda de que las familias han cambiado. “Hay una tendencia a tener vidas más abiertas, más honestas, más liberales”, asegura.
A casi 10 años de que se unieron en sociedad de convivencia y seis de que lo hicieron en matrimonio civil, Antonio y Jorge ya no viven el acoso mediático de antes, cuando eran buscados como la novedad. Pero para ellos, los reflectores no son lo importante, sino poder decir con orgullo que han participado en la lucha de miles de parejas gais que quieren formar una familia.
En cifras
- 6,525 parejas del mismo sexo contrajeron matrimonio en la CDMX entre 2010 y 2015.
- 2,993 han sido uniones conformadas por mujeres, de acuerdo con cifras del Registro Civil.
- 3,532 han sido matrimonios entre hombres, según los datos dados a conocer en marzo pasado.