Para José Luis Robles, los números y las formas tienen un toque de genialidad que cada fin de semana intenta contagiar entre quienes le piden una clase de cinco minutos en el Centro de la CDMX
Su verdadera vida empieza al cerrar los ojos. Su lugar en el universo es el que ocurre en su cabeza, dice que contemplar su mundo interior es más bello que observar cualquier cosa en el horizonte. El universo de José Luis Robles es una línea suave entre la realidad y la ficción.
Es tan lúcido en sus palabras que raya en la locura y, sin embargo, se ha convertido en un personaje al ofrecer “clases de geometría genial” en el Centro de la Ciudad de México, justo frente al templo de San Francisco de Asís, de quien es devoto desde que era niño.
Es alto y corpulento. Sus pasos lentos contrastan con la velocidad con la que llegan las palabras y las ideas a su cabeza. Viste un saco y una camisa desfajada. Pantalón de vestir y un par de zapatos de goma: padece pie diabético y cualquier otro calzado le imposibilitaría caminar. Utiliza un sombrero y lentes adaptados con un tubo de cartón y cinta en el ojo izquierdo que le ayuda a enfocar. Padece retinopatía diabética y cataratas, y poco a poco, la luz de sus ojos se apaga.
Curiosamente, desde que era joven, a José Luis le gustaba la oscuridad exterior. Pasa hasta 18 horas al día con los ojos cerrados para ver sus pensamientos y hablar de ellos. En su juventud, la necesidad de dialogar consigo mismo lo llevó a utilizar un cartón que le cubría la cabeza y lo hacía parecer una lámpara humana.
También se encerró en un cuarto oscuro y sin baño por varios meses, para desarrollar en 17 mil hojas los proyectos matemáticos que aparecían en su cabeza. Él se considera un matemático luminoso, un Ramanujan mexicano al que las fórmulas, formas y números se le presentan en sueños, como inspiración divina.
“Siempre me gustó ver la luz de mi mente, pero nunca pensé que la vida me llevara a quedarme ciego, descubrí muy tarde que era diabético, me enteré porque un día se me subió tanto el azúcar que dejé de ver”, explica. “Ahora, esa enfermedad me ha traído neuropatías, no camino bien, mis dedos están entumidos y solo aprecio formas y movimientos. Los colores y la definición se fueron hace mucho”.
Profesor Pief
“¿De qué quieres que te hable? ¿Tienes alguna duda en geometría? ¿Qué es lo que más te gusta en la vida?”, cuestiona José Luis Robles a todo aquel que se acerca a su “aula Socrática, universal” como él le dice a la banca frente a la Parroquia de San Francisco de Asís, en la calle Francisco I. Madero del Centro de la ciudad.
Para él, la calle es el lugar perfecto para enseñar, para hacer que la verdad se mueva, está convencido de que lo que muestra es la “naturaleza de la verdad”, con la que intenta explicar el mundo basado en la ciencia y en la religión; para él no son disciplinas ajenas, sino más bien, complementarias.
A José Luis Robles lo conocen como El Güero o como el Profesor Pief. Su nombre —que dice tener registrado para que nadie más pueda usarlo— está construido por letras grecolatinas: “P” es el “pi” de los griegos, “I” es la unidad imaginaria de Euler, “E” también de Euler es la razón de crecimiento idéntica a su función y la “F” de “phi”, la divina proporción.
“La geometría es el lenguaje del universo, el álgebra es el lenguaje de las geometrías y la aritmética es poesía elegante con la que se escriben las joyas más excelsas del pensamiento matemático”, dice.
A Pief lo acompaña Sonia, su esposa desde hace 30 años y quien vive a través de las necesidades del profesor. Si bien dan clases en la calle para juntar dinero para los tratamientos médicos de su diabetes, su necesidad es otra: trasmitir los conocimientos que empezó a desarrollar en la primaria, cuando la Criba de Eratóstenes y el Teorema de Pitágoras cambiaron su vida.
“Muchos han dicho en internet que me encuentro en situación de calle o en abandono, y no es así. Mi familia no está muy de acuerdo en que esté dando clases afuera, pero si no lo hago me muero. Me da placer enriquecer el conocimiento de los otros”, menciona.
Preservar la memoria
El Profesor Pief dice que las matemáticas están mal enseñadas, teorizadas y enunciadas. Considera que los teoremas desarrollados por mentes como Isaac Newton, Albert Einstein o Stephen Hawking son “trombos ideológicos” que dictan una manera cerrada de ver la realidad, tan apretada como estar encerrado en un laberinto.
“La verdad se encuentra y se muestra, no se demuestra. Lo que hacen los matemáticos es ensalzar su ego, no dejan ver más allá, yo puedo abrir la conciencia de niños, doctores en ciencia del más alto nivel y del pueblo que se acerca a mis clases, les pruebo que si aprendemos a enunciar mejor la verdad se amplía a ‘n’ dimensiones y formas, no se reduce a fórmulas”, menciona.
Robles dice haber creado cinco tipos de geometría de vanguardia mundial: la varigeometría, la geometría contraintuitiva, la de dimensiones conexas, la del fractal vacío y la de teoremas subyacentes. Además de proyectos sobre el universo, sobre arquitectura como maravilla del mundo moderno y de física y matemáticas.
“También tengo una nueva cosmovisión del universo que desarrollé en siete años de trabajo, sería una cátedra de geometría impresionante que quiero que salga al mundo entero antes de que me quede ciego”.