Dos de cada 100 capitalinos han consumido alguna droga ilegal. La mayoría probó antes sustancias legales, como el alcohol.
En la Ciudad de México existe una estrecha relación entre el consumo de bebidas alcohólicas y el de drogas ilegales, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Adicciones (ENA).
Para muestra, dos estadísticas. Por un lado, dos de cada 100 capitalinos han probado alguna droga ilegal y la mayoría dice que antes probó una sustancia legal, principalmente alcohol. Por otro, 54% de los chilangos que han buscado tratamiento por una adicción señala que el alcohol fue su droga de inicio.
La misma ENA —realizada por la Secretaría de Salud federal en 2011 y cuyos próximos resultados se presentarán en 2016— indica que siete de cada 10 capitalinos han consumido alcohol alguna vez en su vida y que tres de cada 10 tienen un consumo considerado alto, es decir, de cinco copas o más en una sola ocasión.
Roberto refleja estas cifras. Comenzó a beber a los 12 años —como 55% de los mexicanos, que empieza a tomar antes de los 17—, primero probando las botellas que encontraba en su casa y, ya como adulto, consumiendo más de cinco tragos por vez.
“Si empiezo a beber en un ambiente chido no hay quien me pare, y me puedo tomar una botella de whiskey yo solo”, dice.
El alcohol lo llevó a probar la mariguana, aunque no es consumidor habitual. Lo que sí reconoce es que su alcoholismo lo ha involucrado en conductas de riesgo, como manejar en estado de ebriedad.
“En una ocasión no sé cómo llegué a mi casa, le tiré el espejo a mi carro y me quedé dormido por unos segundos sobre Avenida Central, hasta que me tocó el claxon un coche que venía detrás y con eso desperté”, recuerda.
Tras episodios similares y animado por su familia, Roberto acudió a un grupo de Alcohólicos Anónimos y, aunque no ha logrado recuperarse, sostiene que disminuyó drásticamente su consumo.
Quien aún no ha podido controlar su adicción es Raúl, consumidor de la segunda droga más común entre los capitalinos: el tabaco. Según la ENA, el DF alberga a 30% de los fumadores activos del país.
Raúl ha intentado de todo para dejarlo. Sin embargo, ni siquiera puede bajar del promedio nacional de los fumadores de 6.5 cigarrillos al día.
“Mi adicción llegó a tanto que a veces espero a que mi esposa se duerma para levantarme a fumar durante la noche, así evito que me critique”, dice.
Una de las principales acciones del GDF ha sido instaurar políticas y programas de reducción de riesgos, como el alcoholímetro y la restricción de espacios para fumar.
“Si te fijas, el alcoholímetro no busca que no bebas, sino que si bebes no manejes para reducir los riesgos de sufrir un accidente y causarte daño a ti mismo y a los demás”, explica Rafael Camacho Solís, director del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México (IAPA).
Los narcóticos populares en la capital
Si de sustancias ilegales se trata, las que principalmente se consumen en la capital son mariguana, cocaína e inhalables.
Gregorio, un analista político de 31 años, probó la mariguana a los 16. Desde entonces, su consumo tuvo altibajos: primero la consumía ocasionalmente y luego todos los días, en especial antes de ir a la oficina.
Él sostiene que el uso de la mariguana lo llevó a un despido y a problemas personales, aunque logró dejarla hace un par de meses. “La verdad no me costó dejarla, lo que sí me costó bastante —aproximadamente un año— fue tomar la decisión”, afirma.
Algo parecido le ocurrió a Fermín, diseñador y músico, quien considera que tiene un consumo regular de cocaína que no interfiere con sus actividades.
Hace tres años, él y un grupo de amigos decidieron probarla. Desde entonces comenzó a consumirla, principalmente en fiestas, y se convirtió en cliente regular de un dealer que le llevaba la droga hasta su casa.
Tras dos años como consumidor, decidió que era tiempo de reducir su consumo, al grado de que ahora, afirma, es mínimo.
“A veces tenía la coca ahí un montón de tiempo y no le metía. Después me di cuenta de que gastaba demasiado dinero en ella y que además al otro día me entraba una depresión muy profunda”, sostiene Fermín.
Al respecto, el director del IAPA señala que el gobierno capitalino mantendrá sus políticas de reducción de riesgos para consumidores de droga. Sin embargo, advierte que lo principal para que una persona supere una adicción es su propia voluntad.
“Mientras una persona no esté decidida a dejar de consumir, muy poco sirve que se le ofrezca un subsidio, te va a decir que no le interesa”, dice.
Cómo se mide una adicción
Las autoridades de salud se basan en parámetros establecidos por instancias internacionales:
- La prueba AUDIT, desarrollada por la OMS, consta de 10 preguntas sobre los hábitos de consumo de alcohol de las personas y los problemas que dicho consumo puede causar.
- En México, se considera consumo alto de alcohol el de quienes bebieron cinco copas o más en una sola ocasión durante los últimos 12 meses.
- Para medir el tabaquismo se utiliza el test de Fagerström, un cuestionario de seis preguntas sobre hábitos de consumo de tabaco. Las respuestas indican puntos, del cero al 10, que revelan el grado de adicción.
- En México, se considera que una persona es adicta si enciende su primer cigarrillo del día en los primeros 30 minutos después de haberse despertado.
La situación entre los jóvenes del DF
El estudio Panorama Actual del Consumo de Sustancias en Estudiantes de la Ciudad de México —presentado este mes por autoridades locales— revela que, mientras el consumo de alcohol en estudiantes de secundarias y preparatorias públicas y privadas de la capital descendió 1.6% entre 2012 y 2014, el de marihuana aumentó 3.7% en el mismo periodo. También explica que los jóvenes que comienzan a consumir alcohol o tabaco desde los 12 años o antes tienen mayores probabilidades de probar cualquier otra sustancia ilegal.