Entre ofrendas y calaveritas, es muy probable que alguna vez te hayas preguntado si en otros lugares del planeta celebran el Día de Muertos como se hace en México. Aquí tienes la respuesta
México puede presumir con orgullo que su Día de Muertos es considerado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), además de ser una celebración que ha llamado la atención a nivel internacional. Sin embargo, rendir honores a quienes han partido no es una costumbre exclusiva de nuestro país; en otras partes del mundo también se recuerda a los seres queridos fallecidos, aunque en diferentes fechas, con otro tipo de ceremonias y no siempre en el sentido más festivo.
Japón
El Obon se considera un tiempo en que los espíritus pueden regresar al plano terrenal para estar con sus familias y, a pesar de que no cuenta con fechas exactas, normalmente se realiza durante tres días a mitad de julio o agosto (entre los días 13 y 16). Surgida del budismo, cuenta con varias actividades, entre ellas el festival de danza Bon Odori, así como el Toro Nagashi, cuando se usan linternas flotantes para agradecer la visita de los antepasados. En ese lapso también se pone un pequeño fuego en los hogares para dar la bienvenida (al inicio de la celebración), se limpian las tumbas y se ponen altares que incluyen berenjenas y pepinos con palillos como patas, para representar a vacas y caballos.
China
Una de las fiestas oficiales es el Qingming, que puede celebrarse entre el 4 y 6 de abril. En un día se limpian las tumbas y se colocan flores y ofrendas tanto en éstas como en los monumentos a héroes. Los alimentos que se consumen suelen ser fríos, además de que en algunos lugares se quema dinero falso. La leyenda detrás de esta celebración conmemora el sacrificio de un vasallo por su señor. Otra fiesta china es el Zhongyuan Jie o Festival de los fantasmas hambrientos, que se celebra en el séptimo mes lunar. Aquí vuelven las ofrendas y se dejan lugares en la mesa para los familiares fallecidos; tampoco faltan las linternas sobre el agua.
Madagascar
Cada siete años, entre junio y octubre, algunas etnias festejan la Famadihana. En ella, el baile y la comida no pueden faltar al igual que el cuerpo presente de los fallecidos. Para esta fiesta se exhuman los restos, mismos que serán envueltos en nuevas mortajas durante la famonosama, para que puedan unirse a la fiesta llena de música alegre y donde todos visten sus mejores ropas. La tradición es preparar vary be menaka, un platillo que combina arroz con carne cocida. Al finalizar, se dan siete vueltas al lugar del entierro y se depositan los huesos en su tumba.
Alemania
Este país honra a quienes partieron al más allá de una forma mucho más sobria. El Totensonntag y el Volkstrauertag son los “días del silencio”, fechados en noviembre. El primero, traducido como Domingo de muertos y de carácter religioso, se conmemora dejando flores en los cementerios el último domingo del mes. Mientras que el segundo, como día oficial celebrado dos domingos antes del Adviento, recuerda a los fallecidos durante las guerras. Al no ser días festivos, sino de reflexión, las leyes prohíben los eventos públicos alejados del luto.
Rusia
Común de igual forma en Ucrania y Bielorrusia, la Radonitsa es una celebración de la iglesia ortodoxa que forma parte de la Pascua. Este “día de regocijo” tiene como tradición el rezar por los difuntos, pero también el comer alrededor de las tumbas alimentos como galletas, huevos pintados y koliva (plato de trigo hervido), y dejar algo de comida para el ser querido. Esta fecha da reapertura a las bodas, ya que antes se mantuvo un periodo de penitencia, además de dar regalos a los suegros para atraer la alegría.
Latinoamérica
Desde la época prehispánica, los pueblos originarios de esta zona rendían culto a la muerte; pero con la Conquista, los ritos religiosos de los españoles se unieron a las antiguas creencias. Así, en México el Día de Muertos se celebra el 1 y 2 de noviembre, fechas que corresponden a Todos los santos (para honrar a los niños) y a los Fieles difuntos (para los adultos), respectivamente, con variaciones entre regiones, pero elementos comunes, como altares con alimentos, flores de cempasúchil, calaveras de azúcar y colorido papel picado. Poco a poco, la festividad ha derivado en más actividades masivas, como los desfiles y las ofrendas monumentales en la CDMX. Esta misma tradición también puede encontrarse en otros países de América Latina, aunque con variaciones en las ofrendas, como las apxatas en Bolivia; en las comidas, como los bizcochos conocidos como guaguas en Ecuador; o en artesanías, como los papalotes gigantes en Guatemala.