Basura y aguas negras son el paisaje común en casi la mitad del río Magdalena, cuyo rescate topa con obstáculos desde 2007.
A lo largo de los 28 kilómetros del río Magdalena se observan contrastes. En la primera mitad del afluente, que se ubica sobre suelo de conservación y baja de las delegaciones Cuajimalpa y Magdalena Contreras, el agua es transparente y está rodeada de árboles. En cambio, en la parte situada en zonas urbanas, principalmente en las delegaciones Álvaro Obregón y Coyoacán, se transforma en una corriente de aguas negras rodeada de desechos.
Esa es la situación del único río vivo que queda en la Ciudad de México, cuyo rescate comenzó en 2007 —durante la gestión de Marcelo Ebrard—, pero desde entonces se ha topado con diversos obstáculos.
Miguel Carmona, director de Drenaje del Sistema de Aguas local (Sacmex), reconoce que ha faltado coordinación entre autoridades y que una de las barreras más fuertes es que han tenido diferencias con los vecinos, lo que ha mantenido detenidas obras como la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, colectores marginales y parques lineales.
Sin embargo, el funcionario sostiene que el gobierno capitalino trabaja para relanzar su plan este año e, incluso, darlo por concluido el siguiente.
“Las obras que faltan se llevarán a cabo en el segundo semestre de 2016. Este año deberíamos terminar el saneamiento del río y, a partir de ahí, solamente seguir con el mantenimiento anual”, dice.
Para conseguir este objetivo, el Sacmex prevé gastar este año 35 millones de pesos en diferentes trabajos, así como que las autoridades de las cuatro delegaciones por las que pasa el afluente cooperen sensibilizando a la población y convenciéndola de que las labores pendientes son necesarias.
En recorridos, se constató que la actitud de los pobladores cercanos al río varía de acuerdo con la zona. En la parte alta, los propios ciudadanos cuidan el entorno, dice Román Aguilar, uno de los mil 779 comuneros. En las partes media y baja, por el contrario, donde aumenta la cantidad de viviendas, muchas personas desconocen la importancia del cuerpo de agua.
Además, se observan tuberías que descargan desechos domésticos sobre el afluente, así como basura de todo tipo: desde botellas y bolsas de plástico hasta retretes, televisores, árboles de Navidad y propaganda de las elecciones de 2015.
En respuesta a una solicitud de información fechada en febrero, el Sacmex señala que una de las zonas donde ha enfrentado mayor oposición es la colonia Chimalistac, donde los vecinos “se opusieron a las obras de saneamiento y manifestaron al jefe de Gobierno que no estaban de acuerdo con los proyectos y que ellos elaborarían sus propios proyectos”. Sin embargo, el organismo no explica por qué no hizo un esfuerzo mayor por retomar la tarea pendiente.
En años anteriores, los pobladores se opusieron a obras como la construcción de plantas de tratamiento, bajo el argumento de que no habían sido informados de su impacto ambiental. Ahora se buscó a los representantes vecinales para conocer su postura sobre la labor faltante, pero no se les pudo localizar de manera inmediata.
Rescate millonario
Desde que el plan para rescatar al río está en marcha, cientos de millones de pesos han sido invertidos en estas tareas, de acuerdo con lo reportado por diferentes organismos de la ciudad.
La Secretaría de Medio Ambiente local (Sedema) señala que a ese fin se han destinado 224 millones de pesos de recursos federales provenientes del Fondo Metropolitano del Valle de México (FMVM). Según la dependencia, ese dinero fue ejercido tanto por el Gobierno de la Ciudad de México como por las cuatro delegaciones por las que pasa el afluente.
Por separado, el Sacmex indica que ha gastado 129 millones de pesos en el saneamiento del río. Sin embargo, la institución no especifica si esos fondos provinieron del FMVM o de otra fuente.
Ecosistema en riesgo
Consultadas sobre el tema, organizaciones ambientalistas señalan que, si bien el río Magdalena no es esencial para la supervivencia de la capital —porque el suministro de agua no depende de su caudal, por ejemplo—, sí es lamentable que un espacio verde de este tipo esté en riesgo de perderse.
Para Paloma Neumann, de Greenpeace, las fallas en las tareas de rescate se deben a que las propias autoridades no han sabido dar continuidad a sus políticas públicas.
“No es posible que a estas alturas nuestro único río vivo esté igual de contaminado y que la misma autoridad propicie otro ecocidio en la ciudad”, dice.
En esto coincide Héctor Ayocuan, de Naturalia, quien agrega que el gobierno capitalino ha cometido el error de no saber generar entre las personas conciencia sobre la importancia del río —algo que correspondería a la Sedema—, ni tampoco consenso sobre las soluciones.
“El gobierno se está equivocando en la manera de comunicarse con la ciudadanía. Los proyectos no pasan porque se busca imponerlos, y el resultado lo vemos con el ejemplo más tangible que tenemos: nuestro único río vivo convertido en aguas negras”, sostiene.
Atorados
Estos son algunos trabajos previstos por el gobierno local y que hasta la fecha se encuentran detenidos:
- La construcción de dos parques lineales, uno que iría de La Cañada al Foro Cultural Magdalena Contreras y otro que recorrería de Panzacola a los Viveros de Coyoacán.
- Colectores residuales en las zonas urbanas por las que pasa el río, así como la edificación de una planta de tratamiento de aguas en el área de Coyoacán. El Sacmex busca iniciar estas obras pronto.
Documentos bajo reserva por seguridad
En respuesta a una solicitud vía transparencia, el Sacmex indicó que no dará a conocer de forma íntegra los proyectos ejecutivos para el saneamiento del río Magdalena porque se trata de “información de acceso restringido”. Según la institución, divulgar esos documentos “pondría en riesgo” la seguridad de instalaciones estratégicas para el suministro de agua potable y el tratamiento de aguas residuales. “El daño que puede producirse con la publicidad de la información es mayor que el interés público de conocerla”, asegura.