A días del arranque de Rusia 2018, el Colmex publica un libro sobre la historia del futbol en América Latina.
Por Eduardo García Manríquez (@eduardogeeme)
El próximo sábado, la selección mexicana jugará su partido de despedida ante Escocia en el Estadio Azteca, previo a viajar rumbo a Rusia para participar en la Copa del Mundo. El panorama no puede lucir más complicado, los dirigidos por Juan Carlos Osorio —quien ya anticipó su salida del Tri cuando concluya el torneo— iniciarán su participación en Rusia 2018 el 17 de junio frente a Alemania, actual campeón del mundo. Durante los últimos cuatro mundiales, los teutones han ganado su primer partido anotando cuatro goles, así que podemos imaginarnos el resultado que nos espera en ese encuentro, aún más si recordamos exhibiciones como la del pasado lunes contra Gales. El equipo nacional no tiene un esquema de juego bien definido y bajo la batuta del técnico colombiano no ha tenido ningún éxito en torneos de eliminación directa, por lo que el viaje a Rusia no promete mucho; sin embargo, hay quienes aún tienen esperanza y creen que México no solo llegará al anhelado quinto partido, sino que tiene posibilidad de colarse hasta la final. Esa ilusión no es nueva, siempre hemos cargado con ella.
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Hace unos meses, el Colegio de México editó Historia mínima del futbol en América Latina, del argentino Pablo Alabarces (doctor en Sociología por la Universidad de Brighton), un libro que muestra cómo surgió la pasión por el deporte en esta parte del continente y en el que se pregunta si una identidad nacional puede condicionar el éxito o el fracaso. La obra recorre desde Argentina hasta nuestro país mostrándonos la consolidación de un deporte que mueve a millones de personas. “El futbol, para todas las sociedades latinoamericanas, es un espacio del goce popular como muy pocas cosas; me animaría a decir que como la música y la danza”, comenta el autor.
La importancia del futbol
Lo que buscaba el sociólogo con esta investigación era construir, por primera vez, una historia de este deporte, la cual solo abarcara a Latinoamérica. Hay pocas historias locales en Argentina, Chile, Uruguay o Brasil, pero la mayoría son periodísticas, así que “era un desafío muy grande el producir una historia que reuniera a toda América Latina, donde se propusieran las continuidades y discontinuidades de todo el continente, usando la palabra ‘continente’ en un sentido más político que geográfico”, comenta Alabarces.
Historia mínima del futbol en América Latina no pretende ser el libro coyuntural del Mundial Rusia 2018 —aunque la proximidad le cae muy bien—, sino que desea permanecer como material de referencia para cualquier lector que quiera saber cómo empezó la historia de la pasión por el deporte, su construcción de este lado del planeta y cómo es que varios países americanos llegaron a ser potencias mundiales a pesar de no tener los recursos de los europeos. “Yo investigué sobre él porque lo que me preocupa son las culturas populares, eso es lo que organiza mi trabajo, el preguntarme qué es lo que pasa con ese espacio del goce popular. El futbol es innegablemente ese espacio”, dice.
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¿Un equipo te determina?
Lo que pasa cuando alguien decide apoyar a un equipo es que se incorpora a un relato. “La identidad no existe por esencia, no hay nada en tu sangre que te transforme en mexicano y no hay nada que te transforme en seguidor de América, Cruz Azul o Pumas, sino que es un sistema de elecciones”, asegura Pablo Alabarces. Si decides apoyar a un equipo, lo que te orilla a ello son causas evidentes: territorio y parentesco. En ese momento decides unirte a un relato, a una historia que arma una identidad. Cada relato se construye por ficciones: si los de un equipo son de menos nivel académico, si los de otros tienen más recursos o si la selección mexicana está hecha para ”jugar como nunca y perder como siempre”. El trabajo de Pablo Alabarces es desarmar cada uno de esos relatos y ver cómo es que surgen, se constituyen y cómo se reproducen.
El eterno país del ya merito
Pero ¿existe alguna forma de explicar por qué no somos una potencia futbolística? Según Alabarces, no hay una relación monocausal. No es que todos los mexicanos estemos predispuestos al fracaso y necesitemos una terapia colectiva. Por ejemplo, Chile siempre fue un país menospreciado, hasta que Marcelo Bielsa lo tomó y transformó su mentalidad en la de un equipo que lucha siempre por los primeros puestos. A partir de ello, a pesar de los cambios de técnico, ganaron dos Copas América. Ahí no hubo un cambio en la manera de pensar de toda una sociedad, lo único que pasó fue que un técnico inteligente tomó a los mismos jugadores, los ubicó de otra forma en el campo y les metió otras ideas sobre el deporte. Para el autor, no hay que darle muchas vueltas al asunto, “el futbol es mucho más que el futbol y a la vez sigue siendo futbol”. Él insiste en que el trabajo inicia desde las fuerzas básicas, hay que apoyar a los jóvenes y darles espacios para que lleguen a debutar en un buen nivel y la selección tenga jugadores para elegir con base en su calidad.