Aunque el reglamento de tránsito ya está vigente, aún deben definirse aspectos como el diseño del examen para obtener la licencia de conducir.
En la Ciudad de México, no todo está dicho en materia de reglas de movilidad.
Lo anterior se debe a que, si bien ya hay amplias leyes para los conductores, todavía faltan normas específicas que detallen aspectos importantes de la relación entre los automovilistas y la autoridad.
En primer lugar, advierten los especialistas, se necesita que el gobierno capitalino emita el reglamento de la Ley de Movilidad —publicada a mediados de julio de 2014— para definir cómo será el examen obligatorio para obtener una licencia o un permiso de manejo.
La imposición de esa prueba representa un giro de 180 grados respecto de la manera en que estos se han otorgado durante más de 10 años, es decir, sin más requisitos que presentar algunos documentos oficiales y pagar el trámite.
A la fecha, las licencias y los permisos todavía pueden obtenerse de esa forma. Sin embargo, la Secretaría de Movilidad (Semovi) está obligada a fijar los lineamientos del nuevo modelo, para el que algunos expertos plantean dividir el examen en una parte teórica y otra práctica.
Otro tema que todavía se encuentra sin definición es cómo operará el sistema de puntos de las licencias de conducir.
De acuerdo con el nuevo Reglamento de Tránsito de la ciudad —que entró en vigor el pasado 15 de diciembre—, en dicho sistema se debe llevar el registro de los puntos de penalización que se resten a los conductores infractores, así como de aquellos a quienes deba suspenderse o cancelarse la licencia.
La creación del sistema data de 2007. Sin embargo, figuras públicas, como la diputada Wendy González, militante del Partido Acción Nacional (PAN) e integrante de la Comisión de Movilidad de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), consideran que éste no ha funcionado adecuadamente.
Por ejemplo, la Semovi únicamente tiene registro de las licencias canceladas a conductores sancionados por el programa Conduce Sin Alcohol, es decir, por caer en el alcoholímetro a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública (SSPDF). Lo anterior, a pesar de que cometer otras infracciones de tránsito también implica perder puntos.
Una de las opciones que se analizan para hacer funcional el sistema de puntos es coordinar a la Semovi con los agentes de tránsito de la SSPDF, con la finalidad de que los dispositivos hand held con los que estos policías cuentan tengan acceso a una base de datos en la que se puedan registrar y consultar los puntos que se hayan restado a cada conductor.
Actualmente, se estipula que los puntos que se quiten a un automovilista tendrán una vigencia de un año a partir de la fecha en que se levantó la multa por violar el Reglamento de Tránsito, y que a quien se le cancele la licencia no podrá obtener otra hasta dentro de tres años.
¿Y el programa de seguridad?
Además de estos puntos, los especialistas advierten que el Gobierno de la Ciudad de México todavía debe echar a andar su Programa Integral de Seguridad Vial.
Roberto Remes, experto en movilidad y director de la organización civil Ciudad Humana México, señala que ponerlo en funcionamiento representa un paso esencial para articular las acciones que buscan evitar accidentes viales.
“El gobierno está sacando ya anuncios de Visión Cero [accidentes] y no se tiene ni un borrador del programa en el que se establecen las estrategias que se deben seguir para tener una real política de este tipo”, dice Remes.
Desde su punto de vista, el funcionamiento de este programa requiere antes de un diagnóstico del patrón de ocurrencia de hechos de tránsito, de las condiciones de la infraestructura vial y de las intersecciones y corredores con más accidentes. Según estimaciones, cada día en la ciudad mueren tres personas en accidentes viales.
La Ley de Movilidad indica que este programa deberá estar vigente seis años y revisarse cada tres. De forma preliminar, autoridades dicen que éste contemplará 10 acciones inmediatas como la intervención en cruceros de alto impacto.
Y en cuanto a la comunidad ciclista —uno de los sectores que más activamente demandan mayores condiciones de seguridad—, todavía falta la publicación del Manual de Infraestructura Ciclista, en el que deberán detallarse aspectos como las medidas de los carriles exclusivos para quienes viajen en bicicleta.
Mientras todos estos puntos permanezcan en el aire, según advierten los especialistas, la ciudadanía no verá el principal beneficio que las autoridades capitalinas prometieron con su nuevo esquema de movilidad: una capital con cabida para peatones, ciclistas y conductores.
Resultados del alcoholímetro
El programa busca prevenir accidentes sancionando a quienes conduzcan bajo influencia del alcohol:
- Formalmente es conocido como programa Conduce Sin Alcohol y está a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF). Comenzó a funcionar en la capital del país en 2003.
- En zonas de las principales vías de la ciudad, en especial durante las noches de los fines de semana, la SSPDF instala retenes en los que revisa en qué estado manejan los automovilistas.
- Aquellos que exceden el límite de 0.40 mg/l de alcohol en la sangre son sancionados con arresto inconmutable de 20 a 36 horas y el arrastre del vehículo, en caso de que no pueda llevárselo un acompañante.
- Durante todo 2014, después de recibir información recabada por la SSPDF, la Secretaría de Movilidad (Semovi) canceló 801 licencias a los conductores que cayeron en el alcoholímetro.
- En 2015, en el periodo de enero a agosto, la secretaría canceló 269 licencias por la misma causa, de acuerdo con datos oficiales.
El regreso de una vieja norma
En la ciudad, la obtención de la licencia para conducir dejó de condicionarse a la aprobación de exámenes de pericia y conocimiento del Reglamento de Tránsito en 2003. Entonces, la medida se justificó argumentando que el proceso propiciaba actos de corrupción. Ahora, el nuevo esquema de movilidad plantea retomar este requisito porque, según las autoridades capitalinas, con él se logrará que sólo circulen automovilistas calificados y, por ende, que con ello se proteja a los peatones.