Inundaciones, hundimientos, escasez de agua. Estos proyectos urbanísticos intentarán reabastecer los acuíferos de la ciudad para solucionar los problemas que cada verano nos atormentan. Estos tres proyectos urbanísticos buscan rehidratar el subsuelo de nuestra ciudad. Te explicamos cómo funcionan
“De que la cancha funciona, funciona”, asegura Francisco Ramírez, vecino de la colonia Granada. Se refiere al espacio inaugurado el 13 de septiembre sobre la calle Lago Guadalupe. “Ayer llovió toda la noche y ahora está casi seca. Está funcionando”.
Esta no es una cancha de asfalto más. Se nota desde el primer vistazo. Para empezar, está hundida. Hay que utilizar las rampas azules o los cuatro escalones al costado para acceder a ella. Al centro, la tierra que recubre el área de juego es una extraña combinación de diversos materiales.
Ubicada en la delegación Miguel Hidalgo, aquí no solo se puede jugar futbol y basquetbol. Esta cancha, además, puede absorber el agua de lluvias. Su nombre oficial es Plaza Infiltrante y al igual que otras dos iniciativas —Parque Hídrico La Quebradora y Humedal Viaducto— su objetivo es reabastecer la cuenca que está debajo de la ciudad.
La plaza mide en total mil 856 metros cuadrados. 754 componen el área infiltrante que sirve como cancha. “En la CDMX, más del 70% del agua que consumimos aún salió del subsuelo. Pero una costra dura de cemento y asfalto impide que se renueve”, explica Gustavo Madrid, director de eeTestudio y uno de los consultores para la construcción del proyecto.
Para lograr regresar el agua al subsuelo, la cancha está diseñada en cuatro capas: la más profunda es donde se ubica el contenedor de agua (hecho a base de tezontle), arriba hay un filtro de grava, le sigue otro de arena y en la parte superior hay una superficie permeable. “Está planeada para que la ciudad empiece a ser una esponja que absorba, en vez de ser un lavadero donde todo escurre. Esto además le quitará mucha presión al drenaje, en especial en esta temporada”.
Parque Hídrico “La Quebradora”
Inundaciones. Grietas. Hundimientos. Cada verano escuchamos esas palabras. Todas tienen que ver con el manejo de agua.
“Hay dos factores que provocan los hundimientos”, explica Loreta Castro, directora de Diseño en Taller Capital. “El primero es que existe un peso importante sobre un suelo blando. El segundo es que nuestra principal fuente de suministro de agua ha sido la extracción del acuífero”.
Loreta propone imaginar la ciudad como un globo lleno de agua: “Si le quitas agua se hace chiquito, es decir, el suelo se va hundiendo. Además, pierde humedad ese barro mojado, entonces se compacta y eso genera grietas”.
La propuesta en la que Taller Capital está trabajando es un parque hídrico en Iztapalapa. “El proyecto se llama La Quebradora y lo está realizando un equipo de trabajo que coordino junto con el doctor Manuel Perlo, de la UNAM. La propuesta es transformar este predio y convertirlo en un sitio de gran captación de agua pluvial que, además, se convertirá en un espacio público para actividades muy necesarias para la zona donde se ubica. Cuando pare la lluvia, este volumen de agua retenido se reutilizará para parques, edificios públicos o casas particulares”.
El parque contará con una zona de tratamiento de agua residual que se usará para riego y para distribuir pipas en las colonias aledañas. Considerando que, tras el sismo, más de un millón de personas se quedaron sin agua en Iztapalapa, esto parece ser una alternativa no solo viable, sino necesaria.
Humedal Viaducto
La tercera iniciativa de infraestructura verde medirá 1.6 kilómetros y recorrerá el Viaducto. Se tratará de un humedal con plantas acuáticas que realizará la misma función que una planta de tratamiento de agua, utilizando cantidades mínimas de energía. Uno de los objetivos del proyecto es mejorar la calidad de agua que consumimos.
“El 77% de las plantas de tratamiento del país no funcionan”, explica Elías Cattan, director de Taller 13 Arquitectura Regenerativa y de la asociación Cuatro al Cubo. “La CDMX trata como el 10% o 13% de su agua. El problema de esto es que nuestros drenajes van al Valle del Mezquital a irrigar hortalizas. Al río que va para allá ya le dicen el Río de la Revancha: me mandas tus excreciones, te los regreso en forma de comida. Es un problema grave”.
Para resolver este problema, el humedal o eco-ducto tendrá diferentes etapas de filtración. El agua del drenaje pasará a través de filtros con bacterias capaces de concentrar los contaminantes en un lodo; de aquí pasará a otros humedales y arroyos, donde el agua volverá a tratarse. A partir de aquí, el líquido puede usarse para irrigar o hasta para contacto humano. “Y si quieres ponerle un filtro de carbono activado serviría hasta para consumirla”, concluye Cattan.
Esta tecnología costará apenas el 30% del precio total de una planta de tratamiento o hasta menos porque no gastará energía. Las plantas requerirán jardinería, pero, según los estudios, esto tendrá un precio menor al presupuesto gubernamental que se gasta en cortarle el pasto a Viaducto.
El otro objetivo es crear comunidad y generar conciencia sobre los problemas de agua que enfrenta la ciudad. “Nuestra batalla ante el cambio climático la vamos a definir con decisiones individuales, pero la gran batalla son las ciudades”, asegura Cattan.
En cifras:
70% del agua que consumimos en la Ciudad de México aún sale del subsuelo.
77% de las plantas de tratamiento de agua de la capital del país no están en funcionamiento.
11 mil millones de litros de agua cayeron solo el miércoles 6 de septiembre en
la capital.