Héctor Ruiz y Álvaro de la Paz unieron esfuerzos hace cinco años para volver los carros eléctricos y así crear eso con lo que todos los capitalinos soñamos: autos que no contaminen y que nos hagan gastar menos.
Metes la llave y la haces girar. Entras con primera, segunda o tercera, no importa: el clutch ya no es necesario. Pisas el acelerador y sientes el auto arrancar en silencio. El vocho blanco que manejas dejó atrás el típico carraspeo que hace décadas caracterizó al modelo de taxis más popular de la ciudad y por el que una decena de blogs pide consejos para disminuir el ruido. El secreto para lograrlo: volver los carros eléctricos.
Héctor Ruiz y Álvaro de la Paz, un chilango y un mexiquense, le entraron al reto. Hace cinco años crearon Alto Rendimiento Automotriz, una pequeña empresa para convertir vehículos de transmisión manual y motor a gasolina en autos eléctricos, amigables con el ambiente y a costos accesibles, comparados con los de una agencia.
La primera conversión la logró Álvaro en 2007. Fue una Brasilia hallada en un deshuesadero, oxidada en sus mecanismos y con la carrocería picada, pero con una caja de velocidades funcional. El mismo año compró en remate tres camionetas eléctricas que una compañía consideró inservibles por no superar los 30 kilómetros por hora.
Álvaro, especialista en mecánica, desarmó uno de los motores eléctricos para familiarizarse con las partes y su funcionamiento. Una vez dominado, instaló el segundo en la Brasilia: al ser un vehículo ligero logró avanzar a 50 kilómetros por hora.
Con el nuevo año, muchas gasolineras venden el litro de Magna arriba de los 17 pesos y la Premium por arriba de los 19. Pero hace años que Álvaro no paga un solo peso de gasolina: por sus carros eléctricos.
TODOS LOS SÁBADOS
El encuentro entre Álvaro y Héctor llegó después. Héctor, interesado en adquirir un auto eléctrico, vio que los precios oscilaban entre 600 mil y tres millones de pesos, lo cual los volvía inalcanzables para la mayoría de la población. Viajó a EUA e investigó por qué un vehículo amigable con el ambiente costaba tanto y si era posible reducir costos.
Con esto en mente, decidió comprar un kit con las herramientas necesarias para hacer una conversión. La tienda donde lo adquirió lo contactó con otro mexicano, Marco Gaxiola, un ingeniero sonorense que tenía las mismas intenciones. Este, a su vez, lo contactó con Álvaro de la Paz, en Metepec, Estado de México, y por cercanía geográfica se acercaron y entablaron amistad.
“Vi lo que hizo con la Brasilia y, con los conocimientos que yo ya traía, nos pusimos a trabajar. A él le quedaba un motor eléctrico y yo tenía un Volkswagen. Todo se fue dando, y durante todos los sábados de diciembre a febrero entre 2012 y 2013 terminamos la conversión”, cuenta Héctor Ruiz.
El vocho blanco, silente, ha tenido más de una docena de modificaciones: se le probaron motores que funcionan con corriente directa, corriente alterna y de imanes permanentes. También intentaron con baterías de plomo ácido; baterías de seis, ocho y 12 voltios, y baterías de iones de litio.
“Con la práctica y el estudio, nosotros mismos desarrollamos varios componentes, de tal manera que podemos ofrecer una conversión de calidad y a bajo costo. Hoy, el vocho alcanza los 100 kilómetros por hora y tiene una autonomía de 50 kilómetros sin detenerse. Es perfecto para una vida en la ciudad”, explica Héctor Ruiz.
AHORRAR CON UN AUTO
Héctor levanta el cofre del auto con el que todos los días lleva a sus hijos a la escuela, hace compras y acude a trabajar. 14 baterías conectadas en serie permiten que el vocho avance. El auto se carga en un enchufe normal, necesita ocho horas de corriente eléctrica y el cobro en el recibo bimestral, dice, le llega de 700 pesos, lo mismo que gastaba cada semana en combustible.
“Los autos logran un ahorro de energía que no tienen ni los híbridos, pues si estás detenido en el tránsito o en los semáforos, no registras gasto energético. En el momento en el que sueltas el acelerador no tiras tu dinero ni contaminas”, explica.
El costo por conversión oscila entre los 130 mil y los 180 mil pesos, según el tipo de vehículo; sin embargo, dice Héctor, esta inversión es recuperable en tres años, pues se deja de pagar gasolina, revisiones, reparaciones al motor… Además, al volver los carros eléctricos, se exenta el proceso de verificación vehicular, el pago de tenencia y se puede circular todos los días sin restricción.
APOYOS NECESARIOS
En cuatro años, Alto Rendimiento Automotriz ha convertido ocho vehículos de motor de gasolina a eléctrico y dos más están por ser entregados. El costo de contado, dice Ruiz, es lo que ha complicado el que más personas accedan a una transformación.
“Aunque modificar un auto equivale por lo menos a una tercera parte de lo que significaría comprar uno en agencia, el gobierno de la ciudad ha promovido apoyos para adquirir autos nuevos en lugar de dar créditos para hacer modificaciones”, explica.
“El ejemplo más claro ocurre con los taxistas: una vez que su vehículo cumple 10 años debe ser sustituido por otro no contaminante. Convertir un carro contribuiría a reducir la congestión. Al promover la compra, hay más vehículos en las calles, y mientras reduces el impacto ambiental, empeoras la circulación en la capital”.
NUMERALIA
130 mil pesos cuesta la conversión de un motor de gasolina a eléctrico.
7 días tardan Álvaro de la Paz y Héctor Ruiz en modificar un auto.
10 vehículos han sido convertidos en Alto Rendimiento Automotriz.
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