Que levante la mano quien no recibió uno de estos juguetes chafas
No había nada peor que recibir uno de estos juguetes chafas en Navidad o Día de Reyes. De plano, ya mejor que te regalaran un uniforme para la escuela
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Mamila con chicles
¿Qué clase de “juguete” es ese? Lo peor es que los chicles eran de esos cuadraditos que sabían espantoso, se desteñían y tenían una textura como de cartón. Guácala.
Trompo
Veías en Chabelo a los niños haciendo trucos bien acá, pero tú no lograbas ni hacerlo girar. El colmo era cuando te compraban un trompo de madera con punta de metal oxidado.
Caballito de palo
Sí, la niñez es una etapa llena de creatividad, pero no hay forma de imaginar que un palo de escoba es un jamelgo. Es tan triste que hasta Juanito Farías le dedicó una canción.
Matatena
Era absolutamente imposible jugar a esto. En lo que te explicaban las reglas y tú lograbas dominar la técnica, ya habías entrado a la universidad, al trabajo, al asilo, al más allá.
Instrumentos “musicales”
Nomás tenían la forma, pero no emitían ningún sonido ni ligeramente armónico. Este regalo era en sí mismo una venganza a tu familia: hacías un ruido infernal intentando divertirte.
Pizarras mágicas
Su única magia es que los dibujos quedaban horribles, todos manchados y con líneas gordas y peludas. Ah, pero no, a fuerzas querías uno porque el papel no era suficiente.
Maquillaje falso
Tú soñabas con pintarrajearte la cara, pero, oh sorpresa, esa sombra de ojos era una pieza dura de plástico. Ni modo, a seguirse pintando las uñas con corrector.
Pistola de balines
Solo traían una planilla con 20 balines y los disparabas a la primera ronda. A la tercera ya los habías perdido todos y nadie te compraba más. Ser el paladín de la justicia te duró un día.