19 de enero 2018
Por: Tamara de Anda

8 situaciones que vivirás con los nuevos recibos del SAT

Estas son las ocho etapas emocionales que vivirás gracias a los nuevos recibos del SAT. Te entendemos, bro.

Si te pagan por honorarios, 2018 empezó fatal gracias a las nuevas ocurrencias del de por sí repudiado y temido Sistema de Administración Tributaria. Estas son las etapas por las que seguramente estás pasando con los nuevos recibos del SAT. 

Negación

Lees los encabezados sobre los nuevos requerimientos del SAT y no los abres. Tienes 40 llamadas perdidas del contador. Crees que todo esto es una pesadilla y que pronto despertarás (spoiler: no).

Espanto

Cuando te dicen que ya tienes que mandar tu recibo, abres el nuevo sistema y sientes que estás en una película de terror… una de bajo presupuesto y pésima producción, como dirigida por Reygadas.

Ira

Maldices a Hacienda por crear este infierno. ¡¿Qué es eso de la unidad de medida?! ¡¿Cómo diablos encuentro la clave del producto o servicio que ofrezco?! ¡¿Quién soy y por qué nací?!

Negociación

Al fin le llamas al contador para que te explique el proceso, el catálogo de servicios y tu nueva personalidad como contribuyente. No entiendes, pero haces tu recibo como-dios-te-da-a-entender.

Depresión

Lloras pensando en que, desde ahora, tu vida será un eterno catálogo de Excel con enemil intentos fallidos de generar cada recibo de honorarios… que por cierto ya ni siquiera se llaman así, ¡buaaaa!

Ira 2.0

Sigues sin comprender qué demonios estás haciendo. Le pagas al contador para que haga tus primeros recibos por ti y maldices al mundo porque todo te recuerda la pesadilla en la que vives.

Aceptación

Te resignas ante los caprichos del SAT, admites que es una fuerza superior contra la que no se puede luchar y te encoges de hombros cuando ves las tonterías en las que se gastan los impuestos.

Humor

Terminas viendo todo como una comedia de enredos, en la que todos corremos como gallinas decapitadas en torno al área de contabilidad. Eso sí, la primera multa te quitará la risa.

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