06066 | El Mundial de los migrantes

Opinión
La parte más emocionante del Mundial llegó con las semifinales, con Francia, Bélgica, Croacia e Inglaterra buscando su lugar en la gran final a jugarse el domingo

Aunque a primera vista puede parecer que Rusia 2018 es un Mundial muy europeo, la realidad es que, detrás del éxito de cada selección, existe una gran mezcla de países que están siendo representados directa o indirectamente en esta ronda de semifinales.

Basta echar un ojo a las escuadras de Inglaterra, Francia y Bélgica para darnos cuenta de que gran parte de su éxito en la justa mundialista descansa en los pies de jugadores cuyos orígenes están a miles de kilómetros de cada uno de estos países.

La ironía es aún mayor cuando vemos que precisamente estas naciones han sido de las voces más conservadoras en cuanto a migración se refiere. Basta recordar los campos de migrantes que se montaron en Calais o la persecución que han sufrido los refugiados en los últimos años.

Pero ahora, los que están teniendo una actuación sobresaliente son precisamente los hijos de aquellos migrantes, quienes representan a padres, tíos y hermanos que en algún momento fueron migrantes o refugiados.

Tal es el caso de Francia, cuya selección cuenta con 14 jugadores de origen africano, en donde destacan figuras como Kylian Mbappé, de madre argelina y padre camerunés; Paul Pogba es hijo de padres llegados de Guinea, mientras que Raphaël Varane tiene ascendencia martiniquesa.

Por su parte, Bélgica tiene entre sus filas a Romelu Lukaku, de ascendencia congoleña, mismos orígenes de Vincent Kompany o Michy Batshuayi, pero la multiculturalidad de los Diablos Rojos no termina con ellos, pues también hay que destacar a Marouane Fellaini, Axel Witsel, de Martinica, o Dedryck Boyata, de origen congoleño, quienes también son hijos o nietos de migrantes.

Inglaterra, con todo y su Brexit, ha logrado llegar a semifinales gracias a las actuaciones de jugadores como Dele Alli, de ascendencia argelina; Kyle Walker, hijo de antillanos; Ashley Young y Marcus Rashford, de padres jamaiquinos, o el propio Raheem Sterling, quien nació en Jamaica y fue llevado a Londres a los cinco años de edad.

En total, 82 futbolistas que participan en Rusia 2018 no nacieron en el país por el que juegan. De hecho, 22 de las 32 selecciones tienen al menos un jugador nacido fuera de sus fronteras y, hace unos días, The Times of India presentó un dato más que ilustrativo: tres de las cuatro selecciones semifinalistas deben más del 47% de sus jugadores a la migración.

“Tres de las cuatro selecciones semifinalistas deben más del 47% de sus jugadores a la migración”

Así podemos ver cómo, hasta en las cosas que pudieran parecer más superfluas, como es el futbol, se termina reflejando el aporte de los migrantes para enriquecer sociedades y enorgullecer incluso a aquellos países que en algún momento quisieron cerrarles las puertas.