8 de noviembre 2018
Por: Rulo

20 años de lo mismo: el Vive Latino

Que el título de esta nota no los confunda. Cuando digo 20 años de lo mismo lo digo como un elogio. Hablo de la constante evolución del festival musical más importante de este país. De su renovación permanente y de correr riesgos

Hablo también de su capacidad para, año con año, generar controversia y conversación con la revelación de su cartel. La edición 2019 no ha sido la excepción. Cada año, cuando el Vive Latino anuncia a los artistas que participarán en el evento, me llegan muchos comentarios en redes sociales —como si yo tuviera que ver algo con él—. Se quejan de que no es lo que esperaban, que no es tan bueno como el de otros años y me preguntan que cómo lo veo. Mi respuesta no cambia: lo veo igual que siempre. ¿A qué me refiero? A que el cartel del Vive Latino incluye cada año artistas que me entusiasman mucho y otros que me dan tirria. Hay vacas sagradas, estrellas internacionales, artistas emergentes muy interesantes, nombres que no conozco y personajes que no esperaba encontrar en el contexto del Vive Latino. Es decir, hay una constancia, un patrón que no me parece tan difícil de descifrar.

“El cartel del Vive Latino incluye cada año artistas que me entusiasman mucho y otros que me dan tirria”

De la edición 2019 hay un nombre en particular que me emocionó leer: Santana. Ya era hora de que este master se presentara en el festival contracultural más importante de Latinoamérica. Y es que el rock latino no se puede entender sin entenderlo a él. Es una pieza clave de este gran rompecabezas. Solo espero que su set se cargue hacia sus primeros discos —fundamentales dentro de la historia del rock— y evite los más recientes que, me parece, son un poco feos. Dudo que se cumplan mis sueños. Lo importante es que vendrá por fin. Además, también está por ahí anunciado el guitarrista tijuanense que le dio lecciones, Javier Bátiz. ¿Se dará el anhelado palomazo?

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Los obvios. Café Tacvba, Fobia, El Gran Silencio, Caifanes, El Tri, Ska-P, Jumbo, Hello Seahorse. Un buen resumen del rock que hemos consumido los mexicanos en los últimos 20 años. No le veo fallas, salvo por la ausencia de representantes del llamado rock urbano, que en otros años sí han estado invitados.

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Los angloparlantes. Desde hace algunos años, los promotores del VL han recurrido a bandas de fama global para darle peso al festival. Este año son The 1975, Korn, el productor Dillon Francis (que en fechas recientes ha estado trabajando con raperos y traperos latinos), Foals, Editors y Snow Patrol. Siento que no son lo más importante de este año, pero son un lindo complemento.

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Las apuestas. ¿Juanes? No sé si el público del VL sienta cariño o aunque sea respeto por este colombiano. Recordemos que ha sido rudísimo con artistas como Natalia Lafourcade, Dover y Calle 13. Pero igual me equivoco y vemos a 60 mil bailando “La camisa negra”. Santa Sabina XXX: no sé cómo funciona sin Rita Guerrero algo que dice llamarse así; habrá que ver. Miranda: no sabía que aún existía. Technotronic: ¿les cae?, bueno, pues a subirle a la jalea.

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Los raperos. El año pasado generaron mucho ruido. Este año, el hip hop en tu idioma está particularmente bien representado. Por un lado, el español Nach. Por el otro, los mexicanos Alemán, uno de los artistas más importantes del 2018, y Tino El Pingüino, quien no deja de sumar seguidores. Yo estaré ahí en primera fila para verlos.

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