Si esto fuera un programa de televisión tendría que empezar con una súplica: por favor no le cambies. Sé que el tema es matapasiones, que las comisiones de derechos humanos no entusiasman a nadie y que saber que está por elegirse al nuevo ombudsman nacional no suena como algo que te debiera importar. Pero lo cierto es que no es así.
Luego de un enfrentamiento ocho soldados asesinaron a 15 personas en lo que la CNDH calificó como una de las peores violaciones en materia de derechos humanos. Qué bueno que lo dijo. El problema es que los hechos ocurrieron el 30 de junio. Es decir que entre los asesinatos y su recomendación pasaron casi cuatro meses. Fue tan lenta la respuesta que hasta le dió tiempo a la Sedena de intervenir y detener a los presuntos responsables antes de que la CNDH ejerciera presión sobre el tema.
¿Así nos sirve la actual Comisión? Yo creo que no.
Entiendo que hay investigaciones que se llevan tiempo y que la Comisión debe ser responsable en cada uno de sus actos pero un actor que se siente tan alejado de los temas actuales no es un buen aliado. Menos si se le siente más cerca del poder que de los ciudadanos.
Sé que puedo sonar injusto con muchos colaboradores de la Comisión que hacen un gran trabajo. En especial con aquellos que todos los días se juegan hasta la vida haciendo su labor. Pero incluso ellos merecer un mejor presidente que de la cara por ellos.
Por eso es importante lo que ocurra en la próximas semanas. Antes del 15 de noviembre los senadores y senadoras deberán elegir a quien encabece la CNDH. Hay varios aspirantes sobre la mesa: Ricardo Bucio, Luis Raúl González Pérez o Mauricio Farah, entre ellos, los cuales tendrán que inscribirse en los próximos días. Veremos quiénes lo hacen.
Por lo pronto a los ciudadanos nos toca estar atentos y vigilar que el proceso sea transparente y bien manejado. En los tiempos de los Tlatlayas y Ayotzinapas los mexicanos necesitamos a una figura de primera en esa posición. No permitamos que una vez más, nos la arrebaten.
(Mario Campos // @mariocampos)