Apuntes sobre el asesinato de Rubén, por @alexxxalmazan

1) El fotoperiodista Rubén Espinosa huyó de Veracruz por esa jodida sensación de que cada minuto allá podía ser el último de su vida. Estaba amenazado. En DF, al igual que en Veracruz, siguieron persiguiéndolo como perros en celo. Contó su historia, pero ninguna autoridad se acercó siquiera a escucharlo. El viernes lo mataron en la colonia Narvarte. Cuando supe la noticia, comprobé que nuestra ciudad ha sido invadida por esa maldita raza de los Impunes.

2) Los Impunes desaparecen a estudiantes, matan a civiles en nombre de la justicia, desfalcan las finanzas públicas, amenazan y golpean a periodistas y a activistas y a quien los mire feo, se les fugan los narcos, son diputados o senadores, dirigen partidos políticos, aparecen en la revista Hola!, transan con la obra pública, compran votos descaradamente y, entre tantas miserias más, ya no les preocupa el costo político. Rubén denunció a uno de esos Impunes: Javier Duarte, ese tipo que cobra como gobernador de Veracruz y que en varias fotografías suele lucir el resplandor de su locura.

3) Por lógica común, Duarte tiene que ser investigado. Rubén lo denunció. Que no nos vengan con la verdad histórica de un robo. Lástima que Miguel Ángel Mancera le haga el trabajo sucio a los Impunes.

4) El periodismo en México parece un periódico al que le van arrancando páginas. Y malditos esos dueños y directivos de medios que están más preocupados por sus bolsillos que por la información y la verdad.

5) En el gremio periodístico somos un asco. La solidaridad no existe en nuestro diccionario. Somos ególatras y mezquinos. Queremos fama, atención y premios. Somos tan pequeños que se nos olvida que también pueden matarnos. ¿La sociedad debería de confiar en nosotros cuando ni siquiera somos capaces de unirnos? Por nuestros muertos unámonos y exijamos la renuncia de Duarte.

6) Dicen que los muertos en México son como los pies de página: aunque nos explican mucho, nadie se molesta en leerlos. Junto con Rubén fueron asesinadas y torturadas cuatro mujeres: la antropóloga y activista Nadia Vera, la maquillista Yesenia Quiroz, una colombiana de nombre Simone y Alejandra, la señora que hacía la limpieza en el departamento. A ellas no hay que olvidarlas. Nadia, por ejemplo, siempre responsabilizó a Duarte de lo que pudiera sucederle.

7) El domingo, durante la protesta de reporteros y fotoperiodistas en el Ángel de la Independencia, vi que todos traíamos cara de que un avión se había estrellado en nuestras narices. Estábamos agüitados, encabronados. Unos hablaban de boicotear los actos de Duarte, Mancera y Peña Nieto. Otros proponían que la fiscalía para la protección de periodistas, y que no ha servido de nada, debería abrir una casa refugio para los colegas desplazados. Hubo algunos que pensaban pedirle a la ONU que hiciera una misión en Veracruz y otros sugerían alianzas con oeneges. Algo, estoy seguro, vamos a hacer.

8) “No sé de qué sirve marchar; hoy lo hice por Rubén y Nadia porque les encantaba hacerlo, pero me doy cuenta que si marchas te matan”, me escribió una colega veracruzana y yo no supe qué contestarle. Hoy le digo: Rubén y Nadia creían en la libertad de prensa; honremos su memoria y protestemos y denunciemos y hagamos periodismo hasta que los Impunes terminen en la cárcel.

(ALEJANDRO ALMAZÁN)