El futbol está lleno de grandes personajes y mejores historias, pero pocas tan trascendentales como la de Arsène Wenger.
“Arsène who?”. Así anunció en 1996 el London Evening Standard la contratación de un desconocido francés como nuevo técnico del equipo más importante de Londres.
Era la época del Britpop, de “Wonderwall”, del divorcio del Príncipe Carlos y la princesa Diana, del nacimiento de la oveja Dolly, del Nintendo 64, de un quinteto de chicas que estaba por sacudir al mundo —sí, las Spice Girls—, y de navegar en internet mediante el Explorer 3.0.
Ha pasado muchísimo tiempo, ¿no lo creen?
Desde entonces, semana a semana y día a día, Arsène Wenger se ha sentado en el banquillo del Arsenal no solo para dirigir al equipo Gunner con quien conquistó 17 trofeos, sino también para cambiar al futbol británico en fondo y forma.
Haciendo un rápido recuento, Wenger fue el técnico que abrió las fronteras del futbol inglés al ser el primero en atreverse a fichar jugadores extranjeros, pero también el primero que supo ver la importancia de la modernización en el futbol, incorporando medidas que hoy parecen “estándar” para muchos equipos, como métodos de entrenamiento, regímenes alimenticios, academias para desarrollar jugadores jóvenes y estadios que, además de modernos, fueran amigables con el medio ambiente.
Si a esto agregamos su palmarés como el máximo ganador de la FA Cup, su temporada invicta y la larga lista de figuras que desarrolló cuando nadie conocía —como Thierry Henry, Nicolas Anelka, Dennis Bergkamp, Robert Pirès, Patrick Vieira, Cesc Fàbregas o Robin van Persie—, podemos entender por qué Wenger fue un personaje único en su clase.
No en vano, Wenger fue el hombre que hizo que los aficionados británicos cambiaran el “Guantanamera” por “One Arsène Wenger”. El cántico que inundó las tribunas del Emirates Stadium, el estadio que él mismo construyó, en su último partido como técnico de los Gunners. Un encuentro lleno de goles, futbol y mucha nostalgia.
“Muchas gracias por haberme dejado estar aquí tanto tiempo, los voy a extrañar”, fueron algunas de las líneas de su discurso.
Sin duda, el futbol y el Arsenal extrañarán al mejor técnico que han tenido los Gunners en toda su historia.
Adiós, Arsène Wenger.