Que el Presidente de la República haya plagiado 197 veces en su tesis profesional no es más que “errores de estilo”, justifica la Presidencia. “Peña Nieto y su tesis de licenciatura: la ruina periodística de Aristegui”, perjura Federico Arreola. El reportaje de Aristegui es sólo un “instrumento de venganza”, desprecia Ferriz de Con. La investigación sobre el plagio del presidente es una vacilada, gritan miles en las redes.
Veamos. Si yo, Presidente de México, en mi tesis profesional plagio:
1) Demuestro mi incapacidad para pensar y crear por mí mismo.
2) Hago creer a los demás que intelectualmente soy algo que en realidad no soy.
3) Atropello los derechos de los autores que he plagiado.
4) Menosprecio a la formación intelectual, soporte del desarrollo de los pueblos.
5) Falto a la misión que establece mi alma mater, la Universidad Panamericana: ser un alumno con “verdadera conciencia y responsabilidad social”. Al titularme vía un delito pruebo no ser una persona consciente ni responsable socialmente.
6) Me burlo de mi lector a través del engaño y el delito.
7) Embauco a mi superiores (en caso de que hayan caído en mi engaño y mi delito).
8) Hago cómplices de mi engaño y mi delito a mis superiores (en caso de que me hayan otorgado un título profesional sabedores de mi engaño y mi delito).
9) Me burlo de la justicia de mi país y la desprecio: la justicia será incapaz de imponerme una condena pese a que cometí un delito.
10) Obtengo los derechos para ejercer una profesión mediante un delito.
11) Consigo los derechos para ejercer una profesión pese a que tengo clara mi carencia de facultades intelectuales.
12) Conseguido a través de un delito, mi título profesional me brinda prestigio social.
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13) Vuelvo a la impunidad mi custodia: plagio porque no me pasará nada.
14) Cubro con impunidad mis ineptitudes: como soy incapaz de desarrollar ideas propias me hago fuerte a través de un delito que no tendrá consecuencias.
15) Me ultrajo a mí mismo: plagio porque soy consciente de mis limitaciones intelectuales.
16) Enaltezco al cinismo: carece de importancia que yo no haya hecho méritos para ser un abogado si en el papel lo soy.
17) Destruyo el anhelo máximo del Derecho: la justicia. A través de una injusticia (mi título inmerecido) me vuelvo defensor de la justicia (abogado).
18) Falto a la misión del Derecho, la justicia: “el principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”, pues obtengo lo que no me corresponde.
19) Asumo que es innecesaria la honestidad para ejercer como defensor de la justicia.
20) Vuelvo a los frutos del engaño y el delito (un inmerecido título de abogado) la plataforma de mi crecimiento jerárquico, que alcanzará su cima con la Presidencia.
21) Los frutos del engaño y el delito (un inmerecido título de abogado) se vuelven la plataforma de mi crecimiento económico: vía la mentira atraeré recursos del erario, dinero perteneciente a la sociedad con el que me enriqueceré.
22) Establezco de por vida la medida de mis principios éticos. Delinquí, delinco, delinquiré, aunque mi cargo sea supremo: Presidente de la República.
Tienen toda la razón la Presidencia, Arreola, Ferriz de Con, miles en las redes:
que Enrique Peña Nieto haya plagiado 197 párrafos en su tesis profesional no es grave.
Que siga la fiesta.