Prints, stickers, pósters, playeras, pañuelos, bongs, fanzines, cómics, posibilidades de tatuajes, etcétera. El arte en México está evolucionando. Yo le llamo Arte Fayuquero y esta vez quiero presentarles la desopilante chamba de Betty Árbol
Pese a la vaguedad del término, la creatividad es muy fácil de definir: consiste en juntar dos cosas que nunca habían estado unidas. De esta unión nace algo que no habíamos imaginado. Una especie de idea oculta que se nos revela. Betty Árbol es una revolucionaria todo terreno. Une concepciones mexicanas habitualmente delirantes con una especie de glamour histórico.
Señala rincones de nuestra vida común que habían sido ignorados. Un bote de la basura de esos de kínder en los que metías la mano en el hocico de un payaso, las poses en la pornografía noventera pero en mujeres cavernarias, un anuncio también noventero de cigarros pero interpretado por delfines, tangas fayuqueras de elefante, puestos de lonches. Toda su visión del pasado es refrescantemente actual. Como ella misma dice: mira con ojos de niña otra vez.
Betty Árbol nació en ciudad Juárez, Chihuahua, desde niña su sueño es ser dibujante: “me gustaba mucho dibujar lo que había en el patio de mi casa, como el asador de carnes o mis juguetes, por ejemplo, como forma de protesta, en la secundaria y en la prepa dibujaba a los compañeros que me caían mal y me hacían bullying”.
Recuerdo que en un bar del centro histórico vendían un librito que se desplegaba como un acordeón en cuyas páginas se ilustraba un encabalgado caos de dibujos. “Por la banqueta”, era el nombre del fanzine; por Betty Árbol. Aquel collage representaba a varios teporochos y menesterosos de la vida mexicana.
En una de sus secciones aparecía el personaje del video de Youtube que unánimemente llamamos “El trapo y el pan”. Yo nunca había visto que alguien usara como inspiración en artes plásticas una moda viral. Esto hoy en día es de lo más común, pero ojo, estamos hablando del 2013. Betty Árbol es una visionaria.
“Creo que lo hago para explicar lo que no puedo decir con palabras, muchas veces dibujo para protestar sobre las cosas que me molestan y otras veces lo hago para hablar de cosas que me imagino en mi cabeza o de cosas que me impactan cuando voy caminando por la calle”.
Oye, Betty: ¿tú crees que el camino del arte es un camino que duele o una disciplina que no da tregua?
“Es un camino complicado porque siento que dedicarse a lo creativo no te garantiza estabilidad económica. Algunas veces se gana y otras no. Hay gente que por ejemplo tiene el deseo de comprar obra, pero no está en condiciones de pagar por ella y otra que si tiene los recursos económicos pero no le interesa tanto adquirir tu obra. Y a veces si te compran pero la venta no es constante, entonces necesitas dedicarte a otras cosas en lo que eso sucede y a mi, en lo personal, eso muchas veces me ha hecho perder el interés por seguir creando porque solo quiero dedicarme a cosas creativas”.
La reedición de mi novela Aquí había una frontera que sale en un mes, viene ilustrada por Betty Árbol. Conoce más de su obra en sus redes sociales. Comisiones abiertas.