Bowie en Mixhuca

Octubre de 1997. OCESA ha decidido inaugurar el remodelado Foro Sol unas semanas antes del plato fuerte de conciertos de ese año. Así es, luego de las experiencias pasadas con Madonna y los Rolling Stones en los finales del sexenio de Salinas y el inicio del zedillato, la organizadora de conciertos edifica un foro que servirá para presentaciones musicales y alojará a uno de los equipos de beisbol de la ciudad que, expulsados del Parque del Seguro Social, necesitan una nueva casa.

Para la apertura, se convoca a David Bowie quien, desde la primavera, promueve su nuevo disco llamado Earthling. Adaptado al Drum & Bass, Bowie va de la mano de Reeves Gabrels en la apuesta.

Pero algo pasa: Para no errarle, OCESA decide ponerle un par de teloneros al cantante. Primero, convoca a la banda regia Control Machete, donde Pato y Fermín deberán de sacar agua de las piedras con sólo un disco en su haber.

Pero, además, a la organización se le ocurre que Erasure puede ser una buena mezcla. Sí, Vince Clarke y Andy Bell tenían también un nuevo disco y, ¿por qué no? ganas de venir a México.

Algo falla. Las estaciones de radio se llenan de boletos para regalar, más de los comunes, más de los esperados.

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La disquera -insistente en que la presentación fuera un éxito- hizo una labor promocional brutal, tal vez bajo el conocimiento de que no podría hacerlo con U2 ante la pomposidad en que el grupo había caído en todo el tour. Bowie dio entrevistas y fotos, sonrisas y meet and greet, se dio el lujo de hablar de cerámica y corregir a quienes, desde la ignorante soberbia, le decían BAUI.

El show del Foro Sol fue perfecto. No era, necesariamente, un concierto de grandes éxitos. Sí, había algunos pero no eran los que muchos esperaban o los que las listas de hits hacían predecibles. Su banda era armónica, y su bajista, una mujer que arrasaba con lo que estaba alrededor.

El concierto terminó en un Foro que tenía butacas numeradas, y tras un Erasure desangelado y un Control Machete que debía demostrar de nuevo a inicio de diciembre.

A título personal, recordaré esa presentación de Bowie por dos cosas más: fue la última donde había tantas estaciones de radio dedicadas al rock en cobertura -RadioActivo, Órbita, Wfm, 101 y, si mal no recuerdo, Óxido-.

La otra es que ese día de octubre fue el último que pasó Luis Gerardo Salas como mi jefe en Radio Mil. A mitad del concierto, ya con la noticia de que se iba de NRM, Luis se acercó y me dijo:¨Si toca Changes, me muero¨.

No pasó ni una ni otra. Luis está vivo para relatar esta anécdota y contar otras ahora que Bowie hizo de su muerte una obra de arte, como esa presentación del 97.