Desde hace más de una década los mexicanos hemos observado cómo el país se sume en una espiral de violencia incontenible que hoy se extiende a lo largo y ancho de prácticamente toda la República Mexicana. Nuestro país es hoy reconocido en todo el planeta como uno de los países más peligrosos del mundo.
La realidad para todos los mexicanos se presenta de manera cada vez más desfigurada. La violencia y la corrupción institucional se han expandido a prácticamente todos los rincones de nuestra sociedad y están presentes en las máximas cúpulas de poder. Entre la censura informativa que ocasiona la violencia a través de la intimidación y los pactos existentes entre los grandes grupos mediáticos y las cúpulas de poder, cada vez es más difícil entender en su trágica dimensión las implicaciones de lo que está sucediendo en México.
En el 2002 el ensayista, periodista y narrador mexicano Sergio González Rodríguez publicó Huesos en el desierto que hoy se constituye como el máximo y primer estudio profundo que existe sobre el fenómeno de los femicidios en Ciudad Juárez. El mundo descubierto por González Rodríguez –que revelaba siniestras redes de corrupción y prácticas violentas de absoluto horror– anticipó el colapso absoluto de los lustros subsecuentes que exhibió la metástasis que dichas pandemias habían realizado en los sistemas político y judicial mexicanos y que trajeron como consecuencia un verdadero estado de sitio para inmensos sectores de la población de nuestro país.
Años más tarde, González Rodríguez publicó El hombre sin cabeza en el que una vez más se anticipaba a la proliferación de violentas manifestaciones de sadismo y deshumanización sin límites. Cabezas en hieleras, gente colgando de puentes, cuerpos desmembrados o calcinados se convirtieron en elementos consuetudinarios de nuestro paisaje social.
Campo de guerra, el nuevo libro del que sin duda es uno de los pensadores más importantes de nuestro tiempo, se erige nuevamente como un faro que proyecta luz hacia los más abyectos y oscuros páramos de la vida social y política de nuestro país. Le da forma al terrorífico caos que ha sometido a la población a una existencia desamparada en la que los más elementales derechos humanos se han reducido a cenizas. Explica cómo parte de nuestra siniestra realidad tiene que ver con la disolución de un estado de derecho como tal, nos traduce las implicaciones de transformar nuestro territorio en un campo de guerra de última generación en el que el acoso a los individuos (ya sea por parte de los grupos criminales, de la inoperancia institucional o a través del espionaje informático) se ha vuelto el sello de la casa.
A medio camino entre el ensayo y el periodismo, Sergio González Rodríguez consigna la alarmante tragedia social e institucional de México pero también nos ofrece un marco teórico para pensarla. Este libro, que parte del cabal y lúcido reconocimiento del profundo estado de emergencia en el que se encuentran nuestra vida pública y privada, constituye un punto de referencia fundamental para poder emprender el camino hacia un futuro distinto.
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