Una periodista brasileña indaga sobre el estado de la prensa en México a propósito de la salida de Carmen Aristegui de MVS. Sus dudas permiten alejar la mirada del caso en particular y hacer un paneo general sobre la cuestión. Bien mirada, la prensa en México en general está amenazada por el crimen organizado, los gobernadores locales, y un clima de censura que se puede atribuir al regreso del PRI, además, obviamente, de que los dueños de los medios electrónicos usan un bien público para avanzar los intereses de sus empresas.
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El caso de Aristegui es terrible por su poder simbólico y la audiencia que afecta; sin embargo, es sólo una manifestación más grande de otros actos de contra la libertad de expresión.
Ayer se presentó el informe de la organización Artículo 19, llamado Estado de Censura. Me tocó estar en un panel con Adrián López, director del periódico Noreste de Sinaloa, el periódico que más agresiones ha recibido en esa entidad: 47 incidentes de seguridad, robos, despojos, agresiones físicas, amenazas y asaltos. El 2 de abril de 2014, Adrián López fue asaltado, golpeado y herido por una bala.
En diciembre de 2014, tres hombres entraron a la redacción de el Heraldo de León, para golpear en la cara a la periodista Karla Silva. Según el informe, los hombres que atacaron a la reportera tenían la intención de destruirle el rostro y actuaron bajo las órdenes del gobierno municipal de Silao, Guanajuato. Karla había estado publicando notas sobre el alcalde de Silao y sus ligas con ciertos centros nocturnos y grupos de seguridad clandestinos.
El mismo informe consigna el absurdo episodio del semanario Luces del Siglo, de Quintana Roo, cuya portada ha sido clonada 61 veces. Las versiones pirata hacen referencia a los logros del gobernador y son compartidas en las redes sociales por servidores públicos. Los directores de Luces del Siglo presentaron una denuncia penal ante la PGR, pero hasta la fecha las autoridades no han ofrecido avances en las investigaciones.
El asesinato de Gregorio Jiménez en Veracruz, el encarcelamiento de Pedro Canché en Quintana Roo, las agresiones físicas, la presión financiera y los robos domiciliarios a los periodistas de Puebla…
En fin, que para contestar a mi amiga Sylvia Colombo de Folha de Sao Paulo, el asunto de Carmen también hay que entenderlo en el contexto del estado de la prensa como el que describe el informe de Artículo 19: una situación, por cierto, terrible y muy violenta para los periodistas locales.
( Guillermo Osorno)