Honorabilísimos candidatos:
Sospecho que muchos de ustedes deben estar atareados. Conseguir dinero sucio para su campaña, filtrar encuestas amañadas, exhibir la basura que carga el rival, pagarle a los boots y al periodista, sacar a la gente de su casa para llevarla a los mítines o aprenderse discursos llenos de amaneceres y esperanzas, lo sé, requiere tiempo completo. Por eso sólo les quitaré un par de minutos.
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Como bandidos que son, desde la medianoche del domingo pasado salieron de su agujero para venir a decirnos que están más limpios que la ropa blanca, que confiemos en ustedes porque sólo con ustedes nuestras pobres vidas pueden mantenerse a flote, que votar por su candidatura significa avanzar miles de kilómetros hacia la felicidad, que ustedes son los santos y los otros son las putas de la democracia, que ora sí habrá empleo y seguridad, que ora sí habrá apoyos para el campo, que ora sí los niños van a aprender inglés, que defendieron como perros nuestro petróleo, que lo que les quede de vida lo trabajarán por nuestro bienestar, que harán público su patrimonio porque no son rateros, que harán valer la revocación de mandato porque son unos demócratas, que se harán el antidoping, que se bajarán el sueldo, que ningún centavo del erario será malgastado en comidas o en edecanes, que no son políticos sino ciudadanos, que no los financia el narco ni favorecen a los proveedores ni les han regalado una casita blanca… Chale. Ya ni los Spring Breakers dicen y hacen tanta estupidez.
Sincerémonos: salvo que el mundo se acabe pronto o comience una revolución o nos caiga una plaga, muchos bandidos —o sea, muchos de ustedes— serán diputados, alcaldes, delegados, regidores y hasta habrá quienes ganen una gubernatura. Mendigarán el voto los próximos tres meses para arruinarnos el resto de nuestras vidas. Ante ese futuro quebradizo, me he preguntado si en estos tres meses me dedico a escupirles en la cara. No, no me malinterpreten. Lo que digo es que he pensado en hacer patria y quitar su propaganda que esté en postes, parques, puentes y todos aquellos lugares donde es ilegal (ya hay una iniciativa ciudadana al respecto: #QuitarUnAnuncio). También he pensado pintarrajear sus rostros de Photoshop, escribirles el 43 en la frente o deformarlos hasta que queden como lo que son: una caricatura. ¿Eso es delito electoral? ¡Bah! Una gran mayoría de ustedes debería estar en la cárcel y, sin embargo, son candidatos. Rayarles la cara sería un acto de justicia.
Ya en serio:
¿Qué saben de moral y de ética?, ¿sus padres son igual que ustedes?, ¿cuánto les costó la candidatura?, ¿la pagaron en cash a los líderes del partido?, ¿quiénes son sus financiadores y qué les darán a cambio?, ¿de verdad creen que son fotogénicos?, ¿alguien trae un proyecto de ley donde el político no pueda repetir, buscar o brincar de puesto? y para el día de la elección, ¿cuánto gastarán por acarrear a la gente a las casillas?, ¿cuánto va a costar cada voto?, ¿trece millones de spots son narcicismo o nomás ganas de chingar?
Pero ya nos veremos las caras el 7 de junio.
Atentamente
Alguien que tiene argumentos suficientes para no votar, pero lo hará, aunque sea por aquel que no acabe con el poco desprestigio que aún le queda.
(Alejandro Almazán)