A quien corresponda:
Déjenme explicarles algo que ustedes no entienden: el Zócalo es el ombligo de las arengas y nos pertenece a todos. Si sus cerebros aún están en facultades, deben acordarse de que en el Zócalo se han denunciado los fraudes electorales que hicieron gente terrible como ustedes. Aquí han venido a gritarles campesinos, obreros, profesionistas, niños, mujeres, estudiantes, ancianos, asociaciones civiles y todo aquel al que siempre han desdeñado. Aquí los han denunciado por rateros, negligentes, corruptos, vendepatrias, mafiosos, traidores, cínicos, por hijos de la chingada. Es decir: si la vida fuera justa, los que menos deberían estar en el Zócalo son ustedes.
Si se lo merecieran, no hubieran tenido necesidad de traer acarreados para el grito del 15 de septiembre. Si se lo merecieran, sus encuestas internas no le dirían que ustedes son un lastre. Si se lo merecieran, no tendrían por qué preocuparse de los maestros ni de los manifestantes que no queremos que reformen artículos constitucionales para que ustedes hagan negocio con el petróleo. Si se lo merecieran, dejarían el Zócalo en paz y se pondrían a trabajar por la gente. Si se lo merecieran, todos esos millones de pesos que desembolsan a la prensa para que les laman la entrepierna hoy podrían serles útiles a los damnificados.
Por fortuna no todos son como ustedes. En los últimos días, por ejemplo, algo está pasando en mi ciudad. Hay chilangos que están haciendo lo que ustedes no quieren ni pueden: voltear a ver al prójimo y ayudarlo hoy que el diluvio los zamarreó. Hay otros que están saliendo a las calles porque rechazan las reformas hacendaria y energética y le piden que sean hombrecitos y gobiernen con austeridad. Unos están escribiendo en las redes sociales que ustedes no tienen palabra ni principios. Están diciendo que ustedes prefirieron estar de fiesta en vez de avisarle a la gente que Manuel e Ingrid serían devastadores. Están hablando de todo aquel que, como ustedes, ha hecho negocio con nuestra tierra y le ha importado un carajo la seguridad del ciudadano (léase Punta Diamante). Están impacientes por un paro nacional. Están atentos a una nueva de sus canalladas. Están desanimados de que les preocupe más cuántas calorías han consumido al día que gobernar una ciudad. Están preocupados porque el narco camina en nuestros barrios y la policía los protege. Están molestos de que haya más recursos para sus dizque giras de trabajo que en el fondo para desastres.
Están, estamos, ansiosos de ir al Zócalo y ponerle un alto a sus desmesuras. Entonces confirmarán que no los necesitamos, que ya estamos hartos de ustedes y su podrido poder.
(ALEJANDRO ALMAZÁN / @alexxxalmazan)